04/02/2021
En la carta remitida al titular de la cartera de Consumo solicitando una reunión para abordar esta cuestión, la junta directiva de Aceites de Oliva de España alerta de que los beneficios para la salud de los aceites de oliva “quedan claramente enmascarados en el sistema de etiquetado nutricional voluntario que el Gobierno de España tiene la intención de implantar en nuestro país”.
Asimismo, la misiva cuestiona algunos de los argumentos que ciertos sectores están manejando para defender el Nutriscore. “El algoritmo de cálculo se modificó para dar un tratamiento más benigno a los aceites de oliva. No obstante, esa adaptación no ha acabado con el problema. El consumidor verá que a un aceite de oliva virgen extra se le asigna la categoría ‘C’ y el color amarillo. Y ese es un mensaje de “alerta en cuanto al consumo del producto”. Nos tememos que muchos consumidores lo asumirán como una advertencia para limitar su consumo. Y de poco servirá que los expertos subrayen que no se pueden comparar alimentos de distintas categorías que comparten una misma posición en la tabla, ni que la referencia en dicho sistema de etiquetado frontal es en base a 100 ml (más del doble de la ingesta media diaria en nuestro país). La percepción final será que el aceite de oliva que compremos tiene la misma puntuación que alimentos que identificamos como incompatibles con una dieta sana”, han transmitido desde la interprofesional.
Aceites de Oliva de España considera que el etiquetado “perpetúa clichés que ya creíamos superados sobre las grasas como una amenaza para nuestra salud”.
El presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, Pedro Barato, advierte que el sector, en ningún caso, se posiciona contra iniciativas que sirvan para informar y educar al consumidor sobre cómo llevar una alimentación sana: “Muy al contrario. Somos conscientes de que cualquier recomendación, realizada desde el rigor científico, otorgará un papel fundamental a los aceites de oliva como principal aportación de grasa en una dieta equilibrada. Además, me pregunto, ¿qué mensaje estamos lanzando a los nuevos consumidores de nuestros aceites en el mundo, si nosotros mismos no somos capaces de valorar los beneficios saludables que la ciencia ha descrito en los últimos años? Es un contrasentido”.