Algunas ideas sobre la agricultura y el carbono

10/05/2021

José Luis Romeo Martín. Presidente de la Asociación General de Productores del Maíz de España (AGPME)

Si cogemos cualquier guía de fertiliza­ción en agricultura encontramos las recomendaciones de abonado para cualquier cultivo. Por ejemplo, en el caso del maíz, para obtener 12.000 kg. en una hectá­rea debemos abonar el terreno con 324 kg. de nitrógeno, 120 kg. de fósforo (P2O5) y 240 kg. de Potasa (K2O). Los anteriores da­tos se corresponden a las necesidades para el grano y para el resto de la estructura de la planta.


Por lo tanto, el agricultor añade 684 kg de abono y obtiene 12.000 kg de grano, dejando además en el suelo el resto de la planta, es decir el rastrojo. La pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo es posible que con 684 kg produzcamos 12.000 kg? ¿De dónde salen los 11.316 kg de diferencia? Una parte de los 12.000 kg, un 15%, es agua. Eso son 1.800 kg. ¿Y los 9.500 kg que quedan? La respuesta es que la planta lo toma del aire. Esos 9.500 kg son básicamente carbono que la planta ha ab­sorbido del aire y lo ha convertido en granos de maíz. Y de paso la planta libera oxígeno.

Cada planta tiene sus necesidades y su ni­vel de producción. Por ejemplo, en el caso del trigo se precisa utilizar unos 500 kg de abono para producir 7.000 kg de trigo. Pero, por su­puesto, cuanto menos produzca una planta, menos carbono absorberá de la atmósfera.

 Cuanto más productiva sea una planta, más carbono toma de la atmósfera.

Por ejemplo, si repoblamos un monte con encinas, árboles de crecimiento muy lento, la absorción de carbono de la atmósfera será escaso. El carbono se irá convirtiendo en madera, un depósito de carbono, muy poco a poco.

En la provincia de Huesca, zona de ve­getación autóctona o las escasas produc­ciones que se obtienen en los campos de cereales de secano, tienen muy poca reper­cusión en la extracción de carbono atmos­férico. Sin embargo, en los regadíos de esta misma provincia, con sus extraordinarios rendimientos en maíz, toman grandes canti­dades de carbono de la atmósfera. ¿Cuánto supone eso? En los momentos en que el maíz tiene más vegetación, la extrac­ción de carbono de la atmósfera por una hectárea de maíz es superior a la de una hectárea de selva amazónica. El crecimiento y capacidad de trans­formación de materia inorgánica en materia orgánica del maíz es brutal. Y eso es fruto de la selección realizadas por agricultores y científicos durante siglos.

Efectivamente, las plantas que hemos se­leccionado para nuestra agricultura son las mejores, las más productivas y eficientes. Y entre los cereales (trigo, cebada, arroz, maíz…), que triunfaron porque son fáciles de conservar y transportar, el maíz es nues­tro fórmula 1.

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