26/02/2018
Artículo editorial por Jesús López Colmenarejo, director.
El pasado 4 de febrero se emitió un programa de televisión que ha conseguido movilizar al sector agroalimentario español como quizás ningún otro lo haya conseguido hasta la fecha. La indignación de los diferentes eslabones del sector porcino mostrada en las redes sociales hacia el programa “Salvados- Stranger pigs” no deja lugar a la duda de que poner en tela de juicio el trabajo de los profesionales de nuestro sector moviliza inquietudes.
Y como a veces es interesante hacer una lectura positiva incluso de las situaciones más negativas, en esta página me planteo si es necesario que aparezca un programa de este calibre para que el sector tome conciencia de lo que supone vernos afectados por la mala comunicación de un medio generalista. Debemos ser conscientes de que nuestro sector agroalimentario es muy atractivo para hacer demagogia.
Vivimos en una sociedad en la que tenemos presente más que nunca la frase de Hipócrates. “Sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento”, pero esa misma sociedad vive en gran medida de espaldas (y de forma voluntaria) precisamente a cómo producimos nuestra comida. El consumidor de a pie prefiere quedarse con esa imagen bucólica del granjero con su horquillo en un campo de dibujos animados y con animalitos sonrientes que pastan por un monte verde bajo un sol que no quema. Y a nadie le interesa cambiarlo.
Hace un tiempo también leí un texto sobre lo ajenos que vivimos a la muerte, tanto de nuestros semejantes como de los animales que nos alimentan. Vivimos en muchos casos en una adolescencia artificialmente extendida en la que nos gusta creer que esos animales pasan de esos verdes campos a nuestro plato sin contar con su sacrificio previo. Ese dato tan natural, tan crudo, y tan simple se obvia, se esquiva, y todos lo fomentamos porque cada vez miramos más el corto plazo que el interés común. “Virgencita virgencita que me quede como estoy”.
Pero a veces es necesario decir las cosas como son y por supuesto trabajar para que mejoren. Es cierto que, como en todos los trabajos hay malos profesionales, pero estamos a años luz en bienestar animal de donde lo estábamos hace una década simplemente. Y no lo estamos mostrando como deberíamos. Seguimos avanzando en tecnología, en ergonomía en bienestar porque así nos lo exige el modelo de la UE pero no lo vendemos.
Pero no nos centremos solo en un tema ganadero, hablemos de agricultura ahora que se negocia la PAC pos 2020.
Ha habido varias campañas institucionales, pero el mensaje de las ventajas de la PAC sigue sin calar en nuestra sociedad. Hablamos de la única política europea realmente común sobre la que pivotan muchas cosas que damos por sentado que seguirán ahí: mantenimiento de población en el medio rural, alimentos seguros y a precios asequibles… y todo un presupuesto total que oscila entre 46.000 y 57.000 millones de euros al año a nivel UE.
Y ahora imaginemos un futuro programa del Jordi Évole de turno en el que aparecen en una atmósfera cargada unos agricultores sentados en un bar jugando a las cartas diciendo que ellos con la PAC y poco más ya viven. ¿Cuánto iban a tardar determinados elementos de nuestra sociedad en usar argumentos demagógicos para decir que ese presupuesto podría ir a hospitales, a inmigración o políticas de empleo? Lo de contar con alimentos sanos y seguros en nuestros supermercados se obviaría, por supuesto.“Alguien” los producirá.