07/07/2020
AGRICULTURA. ¿Qué objetivos persigue Agrónomos Sin Fronteras?
MARÍA QUIROGA. Agrónomos Sin Fronteras nace hace 16 años con la idea de mejorar la agricultura de Tanzania y, por ende, la vida de las personas que se dedican al sector. En Tanzania la agricultura es muy primaria y esto puede mejorarse con formaciones específicas, potenciando el extensionismo agrario y fomentando el asociacionismo. Además, ahora estamos especialmente enfocados en dar protagonismo a las mujeres, ya que son grandes gestoras.
AGR. Háblenos de los proyectos en los que están trabajando.
M. Q. A lo largo de estos años Agrónomos Sin Fronteras ha puesto en marcha tres escuelas agrarias y dos cooperativas. Los proyectos actuales siguen en la línea de estos cinco centros. A través de grupos de agricultoras y agricultores se elaboran planes de formación que se imparten en las escuelas agrarias. Estas formaciones incluyen enfoque de género, medio ambiente, etc. Lo que se pretende es que estos conocimientos sean trasladados a sus propios huertos para que mejoren sus producciones agrícolas.
Desde hace un tiempo, la Fundación está promoviendo la horticultura, por varias razones; en un primer lugar, porque la región de Iringa es, de las regiones de Tanzania, la que mayor potencial hortícola tiene y, además, porque la Fundación ha identificado la carencia de este tipo de alimentos en las dietas de la región. Al respecto, ASF empezó un proyecto en 2018 por el que ha constituido 80 grupos de agricultoras/es dedicados a la horticultura y ha formado a más de 3.000 personas.
Además, ha empezado el 1 de mayo de 2020 un proyecto financiado por la UE, donde ASF participa junto a otras cuatro ONG, que también potencia la horticultura a lo largo de cuatro regiones del país. Es un proceso ambicioso de cuatro años por el que nuestra entidad formará a 10.000 agricultores.
AGR. ¿Por qué Tanzania?
M. Q. La labor empezó en Tanzania con motivo del viaje que realizó el fundador de nuestra ONG. Se desplazó al país y rápidamente identificó la problemática de la falta de medios y conocimientos en agricultura y decidió quedarse. Formó un equipo de ingenieros agrónomos como él y se instalaron en la región de Iringa.
AGR. ¿Cuál es el papel de las mujeres en la agricultura de Tanzania y en qué medida les ayuda la Fundación?
M. Q. En países como Tanzania es fundamental que se les dé visibilidad. Según datos del Banco Mundial del 2020, el 66,9% de las mujeres empleadas se dedican al campo; sin embargo, la brecha de género en este sector es especialmente acusada, pues, en la mayoría de los casos, no pueden ser dueñas de la tierra ni estar a cargo de los ingresos familiares más directos. Al respecto, nuestra ONG les da prioridad para formar parte de los programas, donde al menos el 56% de las beneficiarias son mujeres. Facilitamos que accedan a puestos de lideresas dentro de los grupos y nos aseguramos de que reciben formación, no solo en temas agrícolas, sino también en adquisición de microcréditos o gestión del grupo y sus ingresos. La mujer en Tanzania sigue llevando el peso de la unidad familiar; por eso, empoderarlas es la garantía de que ellas y sus familias mejoren su calidad de vida.
AGR. ¿Se marcan como objetivo ayudar en otros países?
M. Q. Tenemos especial interés en empezar un proyecto en España; especialmente ahora que la COVID-19 ha afectado de manera tan drástica. Este proyecto (aún en formato borrador) va a estar centrado en impartir formaciones con carácter innovador a personas en situación de desempleo. Como estas formaciones se harán mientras se ponen en marcha producciones agrícolas, se aprovecharán esos cultivos para completar la dieta de familias en situación de vulnerabilidad.