Las indemnizaciones previstas para este año se elevan ya por encima de los 670 millones de euros

25/11/2021

El año 2021 será, muy probablemente, uno de los peores de la historia del seguro agrario, en lo que se refiere a la adversa meteorología. A lo largo de estos meses nos hemos enfrentado a temperaturas extremas históricas (tanto por exceso como por defecto). Además, hemos sufrido nevadas extraordinarias, que unidas a las heladas que le sucedieron inmediatamente después provocaron daños en numerosos cultivos y aislaron varias explotaciones de ganado.


La primavera y el verano continuó con violentas tormentas de lluvia, viento y pedrisco, y este año, de nuevo, sufrimos una doble DANA.

Todo esto se traduce en una previsión de indemnización que, hasta la fecha, ya se eleva ya por encima de los 670 millones de euros, lo que ya supera en más de un 14% a la cantidad con la que cerró 2020. Este mismo patrón se repite en varias comunidades autónomas, con el caso destacable de Castilla-La Mancha, cuya indemnización ya alcanza los 124 millones, una cifra nunca alcanzada en los 42 años de historia del seguro agrario, que ya supone casi un 44% más que en 2020.

Por cultivos, las producciones de frutales se han visto muy afectadas este año por los efectos, cada vez más adversos y más intensos de la climatología. Producciones como manzana, melocotón, albaricoque, ciruela o pera registran indemnizaciones de 143 millones de euros, principalmente como consecuencia de las graves heladas producidas durante los meses de marzo y abril y de las tormentas de pedrisco del verano sobre las variedades de fruta de producción estival.

A continuación, se sitúa la uva de vino, que, con una cantidad cercana a los 84 millones de euros, alcanza la cifra más alta de la historia. La producción vitivinícola nacional se ha visto afectada por las heladas de abril y las tormentas de pedrisco de la primavera y el verano. Por esto último, gran parte de las indemnizaciones corresponden a Castilla-La Mancha (una de las principales zonas productoras), tras sufrir el paso de una tormenta de pedrisco y posteriormente una DANA durante la última semana de agosto, cuando los productores se preparaban para iniciar la vendimia. Además, una segunda DANA dejo daños importantes a finales de septiembre, coincidiendo con la cosecha de variedades tardías.

Por el contrario, este año, de momento, no hemos registrado daños por sequía de manera masiva y generalizada –que suele conllevar indemnizaciones elevadas-, aunque sí ha habido siniestros puntuales, con 11,7 millones de euros en pagos. Sin embargo, la experiencia nos dice que no hay que confiarse. Lo cierto es que el otoño nos ha traído semanas extremadamente secas. Salvo tormentas puntuales, las lluvias no están llegando, para inquietud de los productores de cereales, legumbres u olivar, que inician la temporada. Y es que, por lo que sabemos, la sequía es un riesgo cíclico que encadena años severos con años más benévolos y además se suceden cada menos tiempo. En España hubo una sequía importante en 2005, la siguiente severa ocurrió en 2012 (siete años después). Solo habían pasado 5 años, cuando volvimos sufrir graves daños por sequía, fue la de 2017, que alcanzó cifras record de indemnizaciones. 2019 fue el último año con una sequía constatable, si bien es cierto que fue menos dañina que las anteriores. Es imposible pronosticar cuándo se producirá la siguiente, pero los expertos saben que ocurrirá. Ante esta posibilidad, lo mejor es contar con una herramienta efectiva como el seguro agrario.

Seguro de cultivos herbáceos y uva de vino

Actualmente es el momento de suscribir dos de las líneas que más aportan al volumen de negocio del seguro agrario. En el caso de las del seguro de herbáceos, está abierto el periodo para contratar las opciones que ofrecen cobertura frente a la sequía, un fenómeno que se ha repetido a lo largo del tiempo hasta representar el riesgo que, junto con el pedrisco, más daños ha generado en los últimos años. El seguro de uva de vino también cuenta con su periodo de suscripción abierto, el de las modalidades de otoño, que incluye la helada entre sus coberturas, un riesgo que esta primavera afectó especialmente a este cultivo.

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