28/06/2022
Estos desafíos provienen principalmente de los sistemas económicos, que han primado el crecimiento por encima del desarrollo, sin tener en cuenta el medio ambiente y el bienestar de la población rural. Este descuido ha ido en detrimento del planeta y de la calidad de nuestra alimentación. A largo plazo, a menos que tomemos medidas decisivas, nuestra capacidad para producir alimentos está en peligro.
Cómo usar las herramientas adecuadas en un entorno propicio
Para que los países puedan superar los desafíos que tienen por delante, han de aprovechar las muchas oportunidades que se presentan gracias a la constante evolución de la ciencia, de la tecnología y de la innovación, mientras aseguran el equilibrio entre los múltiples objetivos de nuestros sistemas alimentarios, como proporcionar dietas nutritivas para todos y adaptarse al cambio climático.
La buena noticia es que ya tenemos a nuestra disposición una amplia gama de enfoques científicos, tecnologías y prácticas. Sin embargo, por sí solos, estos enfoques no son suficientes. Las tecnologías están integradas en los sistemas sociales y económicos, y para contribuir a acabar con el hambre y la desnutrición, deben ir acompañadas de marcos normativos que estén centrados en las personas y promuevan la equidad y la sostenibilidad, proporcionados por instituciones sólidas y buena gobernanza, y respaldados por voluntad política. Los países deben repensar sus supuestos, sus políticas, su legislación y sus esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Por qué la ciencia y la tecnología son importantes en los sistemas alimentarios
La verdad es que nos estamos quedando sin tiempo para lograr la sostenibilidad. La única forma de garantizarla es poniendo a los productores, incluidos los pequeños productores, al frente y en el centro del sistema agroalimentario. Hacemos esto ayudándoles a tomar decisiones informadas sobre las innovaciones más apropiadas que se ajusten a sus necesidades, desde tecnologías digitales hasta la agroecología. También les ayudamos a acceder a estas innovaciones y adaptarlas para que puedan alcanzar su máximo potencial en sus contextos específicos. Esto es el núcleo del Marco Estratégico de la FAO 2022-31, que identifica la tecnología y la innovación como dos de los cuatro aceleradores necesarios para hacia el progreso y para alcanzar nuestro mandato de acabar con el hambre, la pobreza y la malnutrición para 2030.
Por todo ello, la FAO acaba de desarrollar su primera Estrategia de Ciencia e Innovación, que reconoce que la ciencia y la innovación pueden ser un poderoso catalizador para el cambio, pero solo cuando van acompañadas de marcos normativos, instituciones y gobernanza adecuados.
Tanto el campo científico como el tecnológico han dado grandes pasos, desde las biotecnologías, las técnicas nucleares en la alimentación y la agricultura, las herramientas digitales y la nanotecnología, hasta los avances en los campos de la ecología, la agronomía, la sociología del desarrollo rural y las innovaciones relacionadas con la agroecología y la agrosilvicultura frente a los desafíos del cambio climático. Gracias a la ciencia, a la tecnología y la innovación podemos transformar los sistemas agroalimentarios a través de una Mejor Producción, una Mejor Nutrición, un Mejor Medio Ambiente y una Mejor Vida, sin dejar a nadie atrás.