17/04/2019
El cultivo del almendro está en un momento de máxima expansión, ha pasado de ser un cultivo marginal, a ser el cultivo de moda en los nuevos regadíos. La superficie plantada en toda España se ha visto incrementada notablemente, y además las nuevas plantaciones ya presentan diseños mucho más modernos con una elevada intensificación del cultivo (marcos más estrechos, podas mínimas). Esta revolución del cultivo se inició con la aparición de nuevas variedades de floración tardía, autofértiles y con una capacidad productiva muy alta. Si a esto, se le añade la alta adaptabilidad del cultivo a diferentes dotaciones de riego, la mecanización de la recolección, un fruto no perecedero y que los precios de los últimos años han sido elevados, se puede explicar el hecho de que el almendro sea, en estos momentos, un cultivo que está sufriendo una auténtica revolución en todo el país (Torguet et al., 2016).
No obstante, con la intensificación del cultivo surgen nuevos problemas, como la aparición de nuevas plagas y enfermedades que no se conocían ni se había descrito su importancia hasta ahora en el almendro en España (algunas de ellas consideradas de cuarentena). Estas, junto a las enfermedades que ya existían y que también están aumentando su presión, conforman un nuevo reto a superar. Este desafío se agudiza al existir pocas materias activas registradas para el cultivo en España (Torguet et al., 2016). El manejo de las enfermedades será un punto clave de futuro para poder conseguir el máximo potencial productivo de las nuevas variedades y poder asegurar la viabilidad económica de las nuevas plantaciones de almendro (Torguet et al., 2017).