01/09/2022
1. Las personas. ¿Quiénes son y qué les motiva?
El perfil medio del agricultor que ha obtenido mayores ingresos en su explotación tiene una edad superior a los 42 años, posee una experiencia superior a los 25 años, es el propietario de la finca, se dedica a tiempo completo a ella y es socio de una cooperativa desde hace más de diez años.
En todas las comarcas las explotaciones más rentables utilizan lucha integrada e injertos. La combinación de invernadero tipo Almería y cultivos enarenados es la alternativa que mayoritariamente se ha mostrado más rentable, tal y como recoge el estudio "Los invernaderos de Almería. Análisis de su tecnología y rentabilidad", elaborado por la Cátedra Cajamar de Economía y Agroalimentación de la Universidad de Almería.
"En Almería y Murcia se produce entre el 40% y el 100% de las hortalizas que se consumen en Europa durante cinco meses y eso se consigue con capacidad emprendedora y agricultores que se juegan su patrimonio cada campaña", afirma Enrique de los Ríos, director general de Unica Group, la cooperativa de segundo grado que más hortalizas exporta de toda España.
2. Cooperación y economía social
Estamos ante el claro ejemplo de cómo convertir una crisis en una oportunidad. El desierto demográfico de los primeros años generó problemas de mano de obra. Eso hizo que se desarrollara una rica cultura cooperativa entre los agricultores.
"Las limitaciones demográficas y económicas de los primeros tiempos generaron una serie de relaciones de colaboración entre vecinos o amigos (un ejemplo es la figura del “tornapeón”). Este tipo de relaciones de colaboración no sólo solventan un problema puntual de falta de mano de obra, sino que crean relaciones de confianza entre los agentes, un capital social relacional que se puede poner en valor en diferentes circunstancias”, subraya David Uclés, uno de los economistas de referencia a la hora de comprender las claves estratégicas de este modelo. Y añade, "cuando los agricultores comenzaron a organizarse en sociedades cooperativas para ganar volumen de compra en la adquisición de insumos o para llevar sus productos a los mercados exteriores, se generó un nuevo nivel de cooperación, en el que se pasó del intercambio de favores a emprender negocios de diversa naturaleza de manera conjunta".
A día de hoy, el 60% de la producción agrícola de hortalizas en invernaderos está en manos de las cooperativas, “un modelo resiliente, que genera y reparte riqueza, no se deslocaliza y está al servicio del agricultor", en palabras de Enrique de los Ríos.
3. Innovación del campo a la mesa
Innovación a pie de campo. La puesta en marcha del modelo coincide con la generalización de sus dos primeras innovaciones: la técnica del enarenado y el invernadero.
Ambas técnicas, complementarias, favorecen la producción de los cultivos de primor o frutos extratempranos. La técnica de enarenado consiste en recubrir la tierra -bastante estéril en Almería- con una capa de arena de mar, que con el sol se calienta con rapidez y facilita el adelanto en la maduración de los frutos. Y tras el origen, todo un proceso de "innovación intensiva", en palabras del experto David Uclés, en materia de sistemas de riego, sustrato, manejos, sistemas de fortalecimiento de plantas, biota y suelos, etc. Además, el liderazgo del sector de frutas y hortalizas en transformación digital debe mucho a los esfuerzos en materia de innovación de las hortalizas de invernadero en Almería, Granada y Murcia.
Innovación de producto. Anticipación y adaptación a las tendencias del mercado, de la duración al sabor, pasando por la salud, la conveniencia y la sostenibilidad. Uno de los últimos ejemplos lo encontramos en los snacks saludables (tomates cherry, mini pimientos, mini pepinos, etc.). La mayoría se exportan a países de Centroeuropa, donde hay una concienciación de lo saludable más fuerte. Los niños al colegio no llevan bollería industrial, sino snacks vegetales.
El gran desarrollo de agricultura ecológica es otra apuesta motivada por el aumento del consumo de alimentos de estas características a nivel internacional. En Europa, mercado principal del sector hortofrutícola de invernadero, la incidencia de este tipo de productos es aún mayor, por lo que a los productores no les ha quedado más remedio que adaptar sus cultivos a este modelo. La superficie dedicada a agricultura ecológica bajo plástico en Almería ha experimentado un crecimiento del 39% en las últimas dos campañas, según los datos de la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía.
El ADN investigador e innovador de este modelo se retroalimenta constantemente de las sinergias que se generan entre todos los actores implicados: agricultores, técnicos de campo, cooperativas, universidades, industrias auxiliares, empresas de insumos multinacionales, administraciones públicas y centros de I+D+i. Uno de los grandes ejemplos de este ecosistema es la Estación Experimental Agrícola de BASF - Nunhems en El Ejido, dedicada a la investigación y desarrollo de cultivos de invernadero, principalmente tomate, pepino y pimiento.
4. Internacionalización. Búsqueda de nuevos mercados
“Esta estrategia se ha llevado a cabo en dos sentidos. Por un lado, se fueron buscando nuevas ventanas temporales en las que los productos pudieran entrar sin competencia o con la menor competencia posible y, por otro lado, se apostó de manera decidida por los mercados internacionales, especialmente los europeos”, apunta Uclés.
El mercado exterior (fundamentalmente Europa) absorbe ya el 80% de la producción, cuando hace apenas una década se repartía a partes iguales entre mercado interno (50%) y exportaciones (50%).
5. Flexibilidad y capacidad de adaptación a las nuevas regulaciones y políticas medioambientales de la UE
· El “efecto albedo”. Las 30.000 hectáreas de invernaderos que producen hortalizas en la provincia de Almería están luchando contra el cambio climático absorbiendo una cantidad de dióxido de carbono (CO2) similar a la que emiten 250.000 vehículos automóviles.
La concentración de invernaderos dedicados principalmente al cultivo de hortalizas ha hecho que se produzca un efecto de enfriamiento en el clima, que contrarresta los efectos del calentamiento global. Este fenómeno fue estudiado por un grupo de investigadores de la Universidad de Almería. En dicho estudio se llegó a la conclusión de que, desde los años 80, la temperatura descendió una media de 0,3 grados por década en comparación al resto del territorio español, en el que se registra un incremento de la temperatura media en 0,5 grados por década.
El enfriamiento del ambiente del que son responsables los invernaderos se debe a la reflexión de la luz solar por las cubiertas de plástico, que ha sido denominado como “efecto albedo”.
· Reducida huella hídrica. El ratio de consumo de agua por kilo de hortalizas producidas se sitúa muy por debajo de la media. La media española se eleva hasta los 844 metros cúbicos per cápita, mientras que en Almería desciende hasta los 44 metros cúbicos. En algunos de ellos se llega a reutilizar el agua que, una vez en la tierra, se reabsorbe y, tras pasar por varias filtraciones, está preparada para su reutilización. Estos datos se explican desde el compromiso de los agricultores y la eficiencia que caracteriza a los mecanismos de riego de los cultivos en los invernaderos de este modelo.
· Asimismo, el creciente uso del control biológico de plagas persigue la reducción de residuos, una práctica que causa un impacto muy positivo en el suelo que rodea a los invernaderos.
El sudeste español es pionero en el uso de las técnicas de control biológico en su agricultura intensiva, y es actualmente un referente mundial en estas técnicas, cultivando más del 80% de la superficie invernada bajo control biológico. Las soluciones biológicas de BASF como el biofungicida Serifel® y/o Dagonis®, han sido aplicadas con grandes resultados en los invernaderos de Almería.
· Energía 100% renovable. En materia medioambiental, este modelo no requiere de combustibles fósiles, ya que se abastece exclusivamente de la energía solar. Asimismo, los plásticos se reciclan en su totalidad y los restos vegetales se reutilizan. Bioeconomía y economía circular en toda su extensión.
Muchos retos e incertidumbre a nivel global. Una respuesta: la triple sostenibilidad (económica, social y medioambiental) del modelo Almería y una cifra: 2.994 horas de sol al año. Una energía limpia que, al reflejarse sobre las transparentes aguas del Cabo de Gata, dibuja un horizonte brillante para la producción hortícola en invernadero del sudeste español.