Los bioestimulantes entran en una nueva dimensión

20/07/2020

Por Manel González

La publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) del Reglamento Europeo 2019/1009 supone la culminación de una aspiración histórica para el sector de los bioestimulantes: dota de entidad propia y de un marco legal a unos productos cada vez más necesarios para la mejora del rendimiento y la calidad de los cultivos. Sobre cómo afronta dicho sector estos cambios, cuya entrada en vigor será en 2022, versó la tertulia virtual Agrícola Café ‘Bioestimulantes: ¿qué nos exige la nueva normativa?’ organizada por Grupo Editorial Agrícola y Henar Comunicación con el patrocinio de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA) y la colaboración de Agroslab, AlgaEnergy y Reale Seguros.


Para este sector, la importancia del Reglamento Europeo 2019/1009 del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de junio de 2019 por el que se establecen disposiciones relativas a la puesta a disposición en el mercado de los productos fertilizantes UE y se modifican los Reglamentos (CE) nº 1069/2009 y (CE) nº 1107/2009 y se deroga el Reglamento (CE) nº 2003/2003 estriba en la consideración de los bioestimulantes como una tipología de fertilizantes con sus funciones específicas, diferenciándolos de los fitosanitarios. Además, se aporta por primera vez una definición de qué es un producto bioestimulante y se armoniza, al fin, un marco regulatorio que hasta el momento constaba de 28 versiones, pues cada Estado miembro adaptaba la legislación a su manera.

“Europa, que actualmente es el principal mercado mundial para los bioestimulantes, ha sido pionera en consensuar una definición y habilitar unos criterios para que un producto pueda ser catalogado como bioestimulante que está sirviendo de base para otras regiones en el mundo. Llevar el liderazgo internacional en este campo era crucial para las empresas europeas”, sostiene el director general de AlgaEnergy, Carlos Rodríguez-Villa, quien hace una valoración “generalmente positiva” de la nueva normativa, en la que tanto ha tenido que ver el trabajo del European Biostimulants Industry Council (EBIC), del que AlgaEnergy forma parte activa desde 2017. Advierte, sin embargo, de que hasta la entrada en vigor de la nueva ley a mediados de 2022, quedan artículos por perfilar –“armonizar los estándares encaminados a normalizar ciertas prácticas, relacionadas con cuestiones como la justificación de los claims de los productos bioestimulantes, los parámetros de seguridad o el etiquetado, entre otras”-, tarea que está desarrollando el comité técnico 455 del Comité Europeo de Normalización (CEN), en el que también participa AlgaEnergy.

Herramienta de futuro, pero también de presente

Para la consejera técnica de la Subdirección General de Medios de Producción Agrícolas y Oficina Española de Variedades Vegetales del MAPA, María Luisa Ballesteros, un bioestimulante es una “herramienta con mucho futuro y, en este momento, esencial para ayudar en situaciones de estrés y para aprovechar mejor los productos fertilizantes”, y recalca la “necesidad de que todos estos productos lleven detrás trabajos muy serios de investigación y de campo y que tengan unas funciones muy claras que se puedan demostrar para que el agricultor y la sociedad en general confíen en ellos y se vayan imponiendo cada vez más”.

En la misma línea, la directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de AEFA, Camino García, destaca que los bioestimulantes “no solo tienen potencial en un futuro, sino que en el presente son productos con una eficiencia demostrada que ayudan a la planta frente a todas las condiciones adversas que hoy día se dan por acción del cambio climático”. Destaca, además, los controles de calidad y ensayos de eficacia a los que son sometidos estos productos para garantizar que son seguros tanto para el medio como para el agricultor y añade que “las 54 empresas que forman AEFA, la mayoría productoras de bioestimulantes, exportan hoy día a 150 países de todo el mundo”.

Por parte de Agroslab, compañía especializada en el desarrollo de cuadernos de campo, aseguran sentirse “espectadores privilegiados” de un “cambio importante en el sector, de una nueva agricultura impactada por la biotecnología y por las tecnologías de la información”, señala su director general, Jesús Gerique. “Se está produciendo una mayor profesionalización del sector. Cada vez hay más técnicos, más gente joven, que toma interés en labores de asesoramiento y de difusión de todas estas tecnologías, tanto bioquímicas, como naturales o tecnológicas”.

En representación del sector productor, Roberto Ruiz-Clavijo, viticultor y representante de UAGR-COAG La Rioja, lamenta la “falta de información” sobre el funcionamiento de estos productos. “Esta biotecnología ha llegado para quedarse, pero si se usa mal no es idónea”. Por su experiencia con ella, de varios años, Ruiz-Clavijo observa que “la bioestimulación tiene un potencial máximo, porque actúa sobre procesos biológicos de las plantas -fotosíntesis, respiración, producción de ácidos nucleicos- y esto redunda en que la planta se mantiene ágil durante todo el estado de su vegetación, pero para lograrlo tenemos que tener un conocimiento exhaustivo de estos productos. Todavía falta camino por recorrer”.

¿Sustituirán en un futuro estos productos a los fertilizantes tradicionales?

Los expertos coinciden: no, son compatibles. “Tienen funciones distintas. Un bioestimulante puede ayudar a la calidad y a la eficiencia a la hora de aprovechar los nutrientes, pero la planta sigue necesitando esos nutrientes”, señala Mª Luisa Ballesteros. “No pueden reemplazar a los fertilizantes, sino que se pueden emplear conjuntamente para lograr un mayor crecimiento de las plantas y un mayor aprovechamiento de los recursos”, confirma Camino García, de AEFA. Y añade Ruiz-Clavijo: “Necesitamos la nutrición conjuntamente con la bioestimulación. Los bioestimulantes nos va a permitir reducir los insumos de NPK, calcio, magnesio, azufre, etc., cuyos valores de aplicación se están sobrepasando actualmente”.

Una normativa con margen de mejora

Tras conminar al consumidor a adquirir bioestimulantes a “empresas serias” y con garantías de que comercializan productos al amparo de la legislación, los expertos analizaron los cambios que supone la nueva normativa de fertilizantes y cómo se preparan las compañías para adaptarse a ellos, a dos años vista de su puesta en marcha.

Desde AlgaEnergy, confirma su director general, Carlos Rodríguez-Villa, “nos hemos cerciorado de que nuestras referencias de productos tienen cabida en las categorías de materias primas definidas en el reglamento. Cumplir con los requisitos establecidos en el nuevo texto legal nos permitirá acceder al mercado único europeo de manera segura, lo que permitirá evitar costes derivados del estudio de numerosas normativas nacionales y de la implementación de procesos de registro acordes a las mismas”.

Pendiente queda el apartado relativo a los microorganismos, donde el reglamento “se queda cojo”, en palabras de Rodríguez-Villa, y ámbito en el que ya se está trabajando desde la Comisión Europea.

Ballesteros (MAPA) recuerda que se trata de un reglamento de aplicación directa que no necesita transposición “salvo en aquellas partes que quedan por desarrollar”. Y ahí es donde, según la consejera técnica del MAPA, “queda muchísimo por hacer”, ya que “es un reglamento que cambia totalmente el enfoque: pasamos de una consideración de tipos cerrados a una consideración de unas categorías funcionales más abiertas; de tener solamente inorgánicos en el reglamento 2003/2003 a que entren absolutamente todos los posibles fertilizantes que hay ahora en el mercado. Ahí tenemos la primera piedra de toque: necesitamos estándares”.

La representante de la Administración reconoce que, al empezar a trabajar con este reglamento, irán surgiendo problemas, por lo que anima al sector a que remita sus dudas e inquietudes al MAPA para poder trasladárselas a la Comisión e intentar buscar soluciones. “Va a ser un camino complicado”, reconoce Ballesteros.

La investigación, prioritaria

Una de las claves del nuevo reglamento reside en el fomento de la investigación, con el objetivo de lograr que los bioestimulantes sean eficientes, pero, a la vez, respetuosos con el medio ambiente.

Según la directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de AEFA, Camino García, “el sector lleva mucho tiempo invirtiendo en I+D+i para obtener este tipo de productos [más del 5% de su volumen de facturación en el caso de las empresas socias de AEFA], lo que permite que España sea uno de los países punteros en desarrollo de bioestimulantes”. De ahí la importancia que tiene para esta asociación la consecución de “un marco legal que regule correctamente el sector de los bioestimulantes y quite de en medio productos de dudosa eficacia”.

“Necesitamos el compromiso de las empresas”, señala García, “pero también el apoyo de la Administración”. “Si hablamos del económico, las ayudas nunca son suficientes”, añade. “Hay ayudas nacionales como las del CDTI, pero son escasas. Suelen ser préstamos que, con los intereses que dan actualmente los bancos, pueden no resultar interesantes para las empresas”. La representante de AEFA hace también referencia al “plan de choque” del Gobierno para reforzar la ciencia e innovación y que contempla una inversión en 2020-2021 de 1.056 millones de euros, y cuyo tercer eje está destinado al impulso de la I+D+i empresarial e industrial. “Esperamos que se puedan enfocar hacia los bioestimulantes”.

Otras fortalezas de los bioestimulantes

El director general de Agroslab, Jesús Gerique, sugiere que la labor del asesor en gestión integrada de plagas puede ser potenciada por la irrupción de los bioestimulantes. “Es una figura importante que a veces se convierte más en una persona que hace firmas que en una que asesora de verdad, y es una pena, porque hay técnicos muy bien preparados y habría que aprovechar esa oportunidad”.

“En la medida en que podamos disponer de unos registros accesibles, que se puedan integrar, que esas herramientas estén a disposición de los técnicos, que se puedan emitir unas recomendaciones o prescripciones tanto fitosanitarias como de fertilizantes o bioestimulantes, sí va a haber más rigor”, señala convencido Gerique. “Esa es la forma correcta de completar el cuaderno de campo: empezar por el asesoramiento. Luego vamos a reflejar si el agricultor ha seguido esas líneas. Lo malo es cuando se empieza por el final y se completa el cuaderno dos años después de hacer los tratamientos porque tengo una inspección y tengo que presentarlo”.

En cuanto al protagonismo de los bioestimulantes en la nueva PAC, Roberto Ruiz-Clavijo (UAGR-COAG La Rioja) indica que, si bien la nueva reforma no hace referencia de forma directa al fomento de estos productos, sí lo hace de manera indirecta si nos fijamos en sus objetivos principales de “cuidado del medio ambiente” y de “garantía de seguridad alimentaria”, para lo cual es esencial llevar a cabo una “agricultura más sostenible”.

“Para conseguirlo vamos a tener que limitar un poco más el uso de nutrientes, hacer más eficientes los tratamientos”, sostiene. “Por eso, para la nueva PAC la bioestimulación juega un papel muy importante”.

¿Una nueva oportunidad para las empresas?

Se espera que los cambios en el marco regulatorio traigan consigo oportunidades para abrir nuevos nichos de mercado. Así lo asegura Rodríguez-Villa (AlgaEnergy): “La armonización del mercado único traerá consigo muchas oportunidades a nivel europeo. Empresas con recursos limitados tendrán acceso a nuevas geografías en las que poder comercializar sus insumos. Asimismo, las empresas de bioestimulantes tendrán que demostrar sus reivindicaciones de eficiencia mediante ensayos de campo externalizados, que se llevarán a cabo bajo una serie de parámetros que garantizarán la consistencia científica. Esto diferenciará a los productos que demuestren ser seguros y eficientes, y aportará mayor información al consumidor y credibilidad al sector, con el consecuente valor añadido y mayor penetración. Asimismo, los avances que se están dando a nivel europeo están ya influenciando a otras regiones del mundo, lo que genera un marco más propicio para que las empresas adaptadas al marco europeo puedan aprovechar oportunidades de expansión internacional”.

Camino García (AEFA) confirma que “cada día crece el número de productos, las empresas españolas tienen un afán impresionante de investigar y encontrar soluciones nuevas y alternativas a otro tipo de productos. Se crean vías por demandas tanto europeas como internacionales. Es verdad que esta nueva política agraria basada en aportes naturales ofrece un mercado muy grande para los bioestimulantes”.

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