29 de marzo de 2019 es la fecha oficial en la que Reino Unido abandonará la Unión Europea y pasará a considerarse como país tercero con todas las consecuencias que ello conlleva, muchas para la agricultura europea. Primero, por el agujero que el Brexit dejará en las cuentas europeas de cara a la financiación de la Política Agraria Común. Y segundo, y no por ello menos importante, por los efectos que la salida de Reino Unido del mercado único tendrán en el comercio intracomunitario si no se consigue llegar a un acuerdo antes de finales de marzo. Diferentes asociaciones representativas de distintos sectores agroalimentarios europeos como Copa-Cogeca, CELCAA o Food Drink Europe, todas ellas con sede en Bruselas, hablan en un comunicado conjunto de “dramáticas consecuencias” de un Brexit sin acuerdo para agricultores, procesadores, comerciantes y consumidores, tanto europeos como británicos.
Exportaciones en peligro
Solo en 2017, las exportaciones agroalimentarias de la Unión Europea hacia Reino Unido alcanzaron los 41 mil millones de euros, mientras que los envíos de productos ingleses a sus socios europeos sumaron 17 mil millones de euros. Un comercio interno que empleó a un total de 44 millones de trabajadores a lo largo de toda la Unión, reflejando así la importancia de la integración europea y la complejidad de la cadena agroalimentaria en la UE. En el caso español, y según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), Reino Unido fue en 2017 el quinto destino de las exportaciones de productos españoles como frutas y hortalizas frescas, vino o aceite de oliva. Por ejemplo, en el periodo enero-octubre del pasado año, las exportaciones hortofrutícolas españolas al mercado inglés superaron el millón de toneladas, alcanzando un valor de más de 1.400 millones de euros. Teniendo en cuenta el elevado número de envíos tanto europeos como españoles al Reino Unido, es comprensible que la amenaza de un Brexit sin acuerdo preocupe cada vez más al sector agroalimentario. De no haber acuerdo, el 30 de marzo Reino Unido pasaría a ser considerado automáticamente como país tercero, lo que supondría la vuelta a los derechos arancelarios, las declaraciones de aduanas y los certificados fitosanitarios para los envíos al otro lado del canal de la Mancha. Todo ello afectaría sobre todo a la logística de los transportes, ralentizando o incluso bloqueando el acceso al mercado británico. Si además se añaden los aumentos de costes debido al restablecimiento de aranceles, la situación final podría desembocar en un auténtico colapso de las exportaciones a Reino Unido.
Según la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), el pago de derechos arancelarios supondría un grave perjuicio económico que “afectaría a la competitividad de las exportaciones españolas”. Para Fepex, las consecuencias económicas sobre las zonas de producción serían extremadamente graves dada la importancia de Reino Unido en los envíos desde Murcia, Andalucía y Comunidad Valenciana, las tres comunidades que más exportan a este país. Pero además de las consecuencias directas sobre las exportaciones españolas a Reino Unido, también preocupa el efecto negativo que provocaría que otros países europeos dejasen de dar salida a sus productos en tierras británicas, inundando el mercado interior y provocando una sobreoferta que hundiría los precios en todos los países.
Negociaciones a contrarreloj
Con este panorama en mente, el escenario de un Brexit “a la dura”, es decir, sin acuerdo, es cada vez más preocupante. Sin embargo, todo y nada puede pasar en la recta final de las negociaciones, con un Reino Unido extremadamente dividido políticamente que aún no tiene una posición clara. Al otro lado de la mesa de negociación, la Unión Europea sigue defendiendo lo acordado en diciembre: un periodo transitorio de dos años (hasta el 31 de diciembre del 2020) durante el cual Reino Unido seguiría formando parte del mercado único europeo (por lo que no se impondrían aranceles, ni cuotas, ni controles fronterizos a sus importaciones); y una futura relación en la que las islas británicas formarían parte de la unión aduanera para evitar una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, lo que también beneficiaría a las exportaciones españolas y del resto de países miembros.
Pero tras el rechazo del Parlamento británico a este acuerdo al que Comisión Europea y Gobierno británico llegaron en diciembre, se abren nuevas opciones como la segunda celebración de un referéndum en Reino Unido, o el retraso de la fecha acordada para el Brexit.
“A fecha de hoy todas las opciones están abiertas, desde aplazar la fecha de salida, hasta un nuevo referéndum, nuevas elecciones en el Reino Unido o varias a la vez. Nadie lo puede saber en este momento” reconoce Juan Corbalán, delegado en Bruselas de Cooperativas Agro-alimentarias de España. “La pelota está ahora en el Parlamento británico” asegura Corbalán, quien apunta también a que la Comisión Europea no está dispuesta a renegociar el acuerdo pero sí a explorar alternativas que proponga el Reino Unido y que salvaguarden la integridad del mercado único europeo. “La UE tiene que hacer dos cosas: por un lado esperar a que el Reino Unido se aclare y traslade qué es lo que quiere, si quiere acuerdo en el Brexit y qué tipo de acuerdo; y por otro lado trabajar junto con los sectores económicos de la UE y con los Estados miembros estableciendo medidas unilaterales europeas en el caso de un no acuerdo”, afirma tajante el representante de Cooperativas desde su oficina en la capital europea.
Ante esta situación de incertidumbre total, desde Cooperativas Agro-alimentarias de España hacen un llamamiento para que todos los sectores económicos españoles, incluyendo el agroalimentario, se preparen “para el peor escenario” y prevean planes de contingencia para reducir el impacto de un posible Brexit sin acuerdo. En este sentido, la Comisión Europea ya ha publicado por ejemplo una lista de medidas dentro de su plan de contingencia. En el caso del Gobierno español, ya se trabaja también junto con la Comisión Europea y el resto de Estados miembros en la preparación de medidas en ámbitos como controles, aduanas, impuestos o logística; además de la puesta en marcha de instrumentos para informar a los sectores implicados.
Sin embargo, tal y como reconoce Juan Corbalán, “nadie está preparado al 100%” ya que actualmente no se puede conocer la dimensión y todas las consecuencias reales que puede tener un Brexit sin acuerdo. “La UE es un proyecto común donde se establecen medidas para una mayor integración económica y social entre países, pero sin embargo el Brexit es lo contrario, una desintegración con todo lo que ello conlleva, algo que ocurre por primera vez y, por tanto, no se tiene experiencia en qué puede pasar” apunta el delegado europeo de las cooperativas agroalimentarias españolas.
Por este motivo, y aunque se trabaje para evitar el peor de los escenarios, hay que prepararse al respecto, advierte Corbalán. Para ello, tal y como él mismo indica, desde Cooperativas Agro-alimentarias se está trabajando con la Comisión Europea en la discusión de las medidas de contingencia que la UE quiere implementar, a la vez que trasladan tanto a la administración europea como a la nacional todos los requerimientos relacionados con el envío de productos agrarios al Reino Unido. “Hay que conocer y trasladar a la administración todos los elementos que suponen dicha disgregación económica y social (ya que en muchos casos no se es consciente) para que el sector agrario sea afectado lo menos posible” apunta Juan Corbalán, quien también añade que desde Cooperativas Agro-alimentarias se informa a las cooperativas de las medidas que se trabajan en el plan de contingencia UE con el objetivo de que hagan sus propios planes empresariales, comerciales y financieros. Un esfuerzo conjunto que trata de evitar otra catástrofe para el sector agroalimentario europeo y español.