08/05/2023
Se trata de una cebolla crujiente y carnosa, de color cobrizo y de sabor suave que destaca por su gran calibre. Unos rasgos que confieren singularidad y carácter a la cebolla producida bajo el paraguas de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Cebolla de La Mancha’, haciendo único en el mundo a este alimento por las propiedades de la zona de producción y las prácticas de cultivo que se llevan a cabo para obtenerla.
De hecho, la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha se ha convertido en los últimos años en un referente a nivel nacional y europeo en el cultivo de la cebolla, siendo la más importante de España en producción y representando más de la mitad de la cosecha nacional de cebollas, con 640 millones de toneladas. Por tanto, es líder en producción, pero también es la región con mayor superficie destinada a este cultivo, que se ha incrementado de forma notable debido a las magníficas condiciones que ofrece para el cultivo. Este punto de partida ha hecho que aumente también la demanda por parte del consumidor, de forma que el 90% de las cebollas españolas que se exportan proceden de Castilla-La Mancha.
Características y cualidades
La cebolla producida bajo la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Cebolla de La Mancha’ tiene unas características muy concretas, que la diferencian de las demás: tiene un contenido en materia seca establecido entre un 5 y un 10%, un peso unitario comprendido entre 165 y 1.000 gramos, un calibre comprendido entre 50 y 120 mm y con un contenido en azúcar mínimo de 3,5 ºBrix (±0,5%), según recoge el Pliego de Condiciones de la IGP.
De este modo, lo que distingue a la ‘Cebolla de La Mancha’ es, en su exterior, un color cobrizo, mucho más intenso que la cebolla tradicional o que la cebolla temprana.
Su forma es esférica, su tamaño es de mediano a grande, siendo una cebolla de gran calibre, y tiene una mayor duración que otras variedades.
Así se distingue visualmente a estas cebollas que son del tipo “Recas” (y variedades comerciales que cumplen las características de esta población genética de Castilla-La Mancha), destinadas a la venta a los consumidores en estado fresco.
Pero lo mejor está en el interior. El contenido de azúcar mínimo establecido por la IGP proporciona a la ‘Cebolla de La Mancha’ un sabor suave, pero con un ligero picante característico que la convierten, junto a su textura crujiente y carnosa, un manjar único en el mundo, con una creciente demanda en el mercado al ser tan apreciado en la cocina.
El potasio, el magnesio y el calcio presentes en los suelos de la comarca donde se cultiva son la causa de esa suavidad particular en el sabor de la ‘Cebolla de La Mancha’.
Del mismo modo que las prácticas agrícolas y las características de la zona de producción condicionan los rasgos de este alimento en términos de color, tamaño, textura y sabor de calidad.
Y es que la zona geográfica en que se cultiva tiene también un carácter muy específico que le da personalidad a la ‘Cebolla de La Mancha’. Así, por ejemplo, el color característico de la piel, aparte del componente genético de las cebollas tipo “Recas”, es producto de las horas de maduración y secado al sol que tiene esta cebolla en su ciclo final de cultivo. En concreto, es algo que está directamente relacionado con la cantidad de horas de sol existentes en la zona, con una media anual de 2.777 horas de sol y que da lugar a un mínimo de dos túnicas exteriores de color cobrizo o bronceado oscuro.
Las características del terreno y el clima que se registra en la región influyen, además, en el calibre del producto. Al haber una gran amplitud térmica, con días muy calurosos y noches frescas, la planta de cebolla consume menos sustancias de reserva durante el proceso respiratorio nocturno, lo que produce que sea mayor la fotosíntesis neta.
Esto se traduce en un mayor tamaño de los bulbos de cebollas tipo “Recas” desarrollados en la zona delimitada de la IGP, dando lugar a un tamaño del bulbo de gran calibre, siendo uno de los más grandes del mundo, de forma que cada cebolla puede pesar entre 165 gramos y un kilogramo. Esta cualidad es la que más llama la atención de los clientes internacionales, porque difícilmente se ven cebollas tan grandes, siendo una de las más grandes del mundo por sus calibres.
Además, su contenido en materia seca es el mayor de las variedades de cebolla española, concretamente entre un 5 y un 10%, lo que le proporciona una excelente calidad de conservación a temperatura ambiente, siendo la cebolla que más se exporta de nuestro país, con 9 de cada 10 cebollas exportadas con origen Castilla-La Mancha.
Zona de producción
A todo ello se suman otras características específicas de la zona de producción y de Castilla-La Mancha en general, como las bajas precipitaciones, los bajos niveles de humedad relativa, la circulación del viento y los suelos mineralizados y permeables, haciendo que sea una de las áreas de producción de cebolla más importante de nuestro país.
El territorio de producción de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Cebolla de la Mancha’ se sitúa en la región castellanomanchega y concretamente, en las provincias de Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Toledo, abarcando una superficie total de 37.925 kilómetros cuadrados.
De tal modo, que comprende los municipios de las comarcas: Almansa, Centro, Hellín, Mancha y Manchuela (provincia de Albacete); Campo de Calatrava, Campos de Montiel y Mancha (provincia de Ciudad Real); Mancha Alta, Mancha Baja y Manchuela (provincia de Cuenca); y La Mancha, La Sagra, Talavera (sólo T. M. Talavera) y Torrijos (provincia de Toledo).
En estos terrenos se aplican unos exigentes controles de calidad, desde los procesos de cultivo hasta la recolección de la cebolla y manejo posterior, lo que permite a la ‘Cebolla de La Mancha’ cumplir con los requisitos de calidad más exigentes que existen actualmente y dar respuesta unos consumidores, cada día más concienciados con la salud y la protección del medio ambiente, que requieren alimentos sanos, producidos con buenas prácticas, de calidad y de confianza.
Un producto con alta demanda
La alta calidad de la cebolla producida y el esmero aplicado a los procesos de cultivo, cosechado y posterior envasado, dan como resultado que la ‘Cebolla de La Mancha’ sea considerada como la excelencia en las cebollas y muy demandada por los principales mercados y supermercados de España y Europa.
Y es que sus características organolépticas proporcionan unas inmejorables condiciones y características en la cocina, aportando todo el sabor tradicional y toda la riqueza y las bondades saludables de este producto. No en vano, la cebolla es uno de los productos más consumidos en el mundo y la ‘Cebolla de La Mancha’ es muy apreciada por los consumidores por su extraordinario sabor, su gran tamaño y su excelente calidad de conservación a temperatura ambiente.
Toda esta calidad se comercializa con un etiquetado que cumple el pliego de condiciones que incluye, junto a la denominación de venta, el logotipo de la denominación con la mención Indicación Geográfica Protegida ‘Cebolla de La Mancha’.
De este modo, los consumidores de ‘Cebolla de La Mancha’ podrán reconocer de forma más fácil la calidad que porta este producto único, cuya excelencia proporciona a sus platos los principales nutrientes de este producto, añadiéndole el sabor tradicional de la cebolla.
Calidad diferenciada
Tras la reciente incorporación de la IGP ‘Cebolla de La Mancha’, la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha cuenta con 36 figuras de calidad agroalimentarias, que, a su vez, forman parte de la marca de garantía ‘Campo y Alma’, la marca de garantía regional que ampara a los alimentos castellanomanchegos de calidad diferenciada. Con ello, se logra una mayor promoción de alimentos de Castilla-La Mancha y un reconocimiento inmediato de los mismos por parte del consumidor.
Es una forma de reconocer un producto distinto y diferenciarlo, algo que ha valorado la Comisión Europea tras su reciente aprobación de la inclusión de la ‘Cebolla de la Mancha’ de España en el Registro de Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP). De esta forma, a partir de ahora se va a poder vender como ‘Cebolla de La Mancha’, representando a toda la comunidad autónoma a nivel mundial.
Es el resultado de un arduo trabajo que ha culminado con la obtención de este sello de calidad que reconoce y pone en valor las magníficas calidades y cualidades de una cebolla única producida en Castilla-La Mancha.
Reconocimiento de la IGP
La Asociación de Productores de Cebolla de Castilla-La Mancha (Procecam) es la entidad impulsora de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Cebolla de La Mancha’, que reconoce y diferencia este producto del resto, además de sus excelentes propiedades.
Con la participación de más de 140 asociados directos y una producción de 542.000 toneladas de cebolla cultivadas en una superficie de 7.200 hectáreas, Procecam representa una de las mayores asociaciones de productores de toda Europa.
Esta IGP es tan reciente (fue aprobada en marzo de 2023) que no dispone aún de productores autorizados. En la fecha de publicación de este reportaje, los agricultores están preparando el terreno para poder desarrollar la siembra de las diferentes variedades tipo “Recas”, que son las que se pueden inscribir en el registro de IGP.
No obstante, las perspectivas son buenas ante los datos de los productores que han venido comercializando en las campañas anteriores con la Marca de Calidad “Cebolla de La Mancha” y que ahora están solicitando su inclusión en la IGP. La campaña pasada se produjeron 23.674 toneladas de “Cebolla de La Mancha” bajo esta marca de calidad, producidas en 417 hectáreas y cultivadas en 42 parcelas de 12 agricultores castellanomanchegos.