28/04/2021
Por Marta Fernández, periodista agroalimentaria
Las cifras hablan por sí solas, con el uso de nuevas tecnologías Marcos ha logrado aumentar un 40% los rendimientos en cereales reduciendo hasta un 85% la utilización de fitosanitarios, un 22% los abonos y un 30% el gasóleo. Para ello Marcos explicó su incursión en la agricultura 4.0. Su historia es relevante per se. De él destaca no solo su sensatez, sino también su respeto por la naturaleza y pasión por el medio rural. Significativa viniendo de alguien que es joven, universitario (es estudiante de Ingeniería Mecánica) y se ha criado en una gran ciudad (Barcelona).
Marcos se inició en el mundo de la agricultura en el año 2015 de la mano de su madre y su tío, y desde el año 2106 es él, con el apoyo de su madre, quien lleva el peso de la explotación familiar, de 220 hectáreas en las que cultiva trigo, cebada, avena y leguminosas. La primera gran decisión consistió en reconvertir el modelo de producción, pasando de agricultura biodinámica a convencional. El motivo de este cambio no fue otro “que la búsqueda de una mayor rentabilidad, pero con la máxima de ser lo más sostenible posible”.
En 2017 su explotación no tenía conectividad, ni automatización, ni dosificación ni nada parecido. Pero consciente de que rentabilidad, eficiencia, optimización y sostenibilidad debían ser los ejes del desarrollo de su negocio, Marcos decidió abrirse camino en la agricultura de precisión a través de la implementación de tecnología 4.0. El resultado es que a día de hoy cuenta con un Tractor John Deere 6155R, dotado de telemetría avanzada y automatización total; abonadora y pulverizador Aguirre Isobus con dosificación variable y corte de secciones; monitorización de datos de cosecha; estación meteorológica propia; una plataforma principal de datos (Operations Center de John Deere); monitorización y seguimiento de cultivos (Satagro); dron multiespectral y software de fotogrametría.
Inversión versus coste
Este nivel de tecnificación le permite recopilar en forma de datos las operaciones realizadas, la monitorización de la maquinaria, y la información de los suelos y de los sensores meteorológicos. La interpretación de estos datos le posibilita hacer un seguimiento y evolución temporal de los diferentes parámetros de la explotación, que son la base para la adecuada toma de decisiones, como son la aplicación eficaz y eficiente de insumos; la correcta automatización de la maquinaria y aperos; o el diseño de trayectorias óptimas y control de secciones.
El resultado, mayor producción y menor uso de insumos. Y es que para Marcos “las máquinas no son un coste, sino una inversión que se amortiza a corto plazo y, una vez amortizada, genera beneficios a largo plazo”. Unos beneficios que para él no son solo económicos, sino que también lo son laborales, “porque la tecnología me permite irme de viaje y que mi explotación siga funcionando; el campo ya no es un trabajo pesado, es un trabajo tecnificado adaptado a nativos digitales”.
Y estos nativos digitales están llamados a ser los nuevos protagonistas de un sector que busca en el relevo generacional el tan ansiado impulso sectorial. De ello, y de las necesidades concretas del campo español para acelerar su proceso de transformación, hablaron tras la exposición de Marcos en una mesa de debate Rosa Gallardo, directora de la ETSIAM de Córdoba; Gonzalo Martín, director general de Hispatec Analytics y Javier Romero, responsable de digitalización.