25/11/2021
AGRICULTURA. Han anunciado que mantendrá una estructura similar a la de ediciones anteriores pero que habrá cambios. ¿Cuáles son esos cambios?
CARLOS LEÓN. Las principales novedades serán programáticas, con los nuevos espacios que se habilitarán para dar cabida a las nuevas tecnologías y otras herramientas. Hay una ebullición en materia normativa y como es habitual estará muy presente en el Symposium. Se están publicando en los últimos meses algunos reales decretos y reglamentos de la UE que coincidirán con la entrada en vigor de otros ya publicados y que son los que marcarán las líneas de la agricultura y la sanidad vegetal en la próxima década. Hay que debatir sobre ellos.
No olvidamos la problemática fitosanitaria específica, sobre todo en cultivos emergentes y en lo que respecta a las nuevas amenazas fitosanitarias, para lo cual es necesario la formación continua y el conociminto y puesta en común de las últimas novedades.
Como novedad, queremos abrir un espacio relevante a todo aquello que sean herramientas indirectas en el control de plagas y enfermedades y para el avance de la sostenibilidad en materia fitosanitaria.
AGR. El Symposium ya va por su 16 edición. ¿Qué aporta al sector este encuentro? ¿Cuáles son las claves de su éxito?
C. L. Grandes multinacionales del sector fitosanitario tienen sus sedes de investigación en Sevilla y su provincia, y eso dice mucho del punto estratégico que es Sevilla en este sentido. Estas empresas eligen el Symposium para presentar sus novedades a nivel europeo con el lanzamiento de nuevos productos y estrategias de control. De otra parte, el nivel técnico y de profesionalización es elevado por lo que el aprovechamiento del tiempo es esencial para la satisfacción del asistente.
Resumir en tres días toda la actualidad técnica y normativa hace que sea un evento imprescindible en estos momentos.
Las múltiples formas de interacción que ofrece el evento a las empresas y participantes, así como el ofrecer un lugar de encuentro y debate, unido a la magnífica oferta que Sevilla ofrece como ciudad, suman los ingredientes necesarios para el éxito de la convocatoria.
AGR. En materia de sanidad vegetal, ¿a qué desafíos y retos se enfrenta el sector?
C. L. A mi modo de ver hay varios, pero por centrar los dos más importantes, uno de ellos es la inclusión de la tecnología dentro de los sistemas de control, seguimiento y monitorización para que los tratamientos sean aún más selectivos y efectivos. Ya hay camino andado pero hay que hacer que la tecnología sea accesible y rentable. Por otro lado, la tan nombrada sostenibilidad, es algo de lo que se lleva hablando mucho tiempo, pero que hasta ahora no se había puesto en valor de forma tan tajante. El reto de la competitividad y la sostenibilidad va a traer muchas formas de adaptación a modelos mas profesionalizados y quizás con otros dimensionamientos empresariales que pueden poner en peligro modelos de agricultura más tradicionales, pero que tienen un gran importancia en la vertebración del territorio y en la fijación de población en entornos rurales, así como en la economía de muchas comarcas.
AGR. En estos meses se ha aprobado normativa relacionada con varios aspectos de la protección contra plagas y, por otro lado, están el Pacto Verde y la estrategia de la Granja a la Mesa. ¿Qué significa toda esta normativa para el sector?
C. L. Debemos de considerar primero de dónde parte toda esta normativa y con qué objetivo nace la estrategia de la Granja a la Mesa, y no es otra que la de cumplir el Pacto Verde, que quiere hacer de Europa en 2050 un continente neutro en emisiones y cuyo primer paso es reducir el 55% de los gases de efecto invernadero en 2030. Es decir, no es una estrategia de política agraria sino medioambiental, por lo que la agricultura es uno de sus ocho pilares pero no es la base. Esto tiene varios condicionantes; el principal es que todos los cambios que se necesitan implementar no responden a una necesidad agrícola, sino medioambiental y social con todo lo que ello implica.
El control y registro de todas las operaciones de insumos y movimiento de material vegetal persiguen el fin de cumplimiento de la sostenibilidad a la que estamos obligados. Además, para lograr un control efectivo de plagas y enfermedades, y también de la fertilización como pilar muy presente en la nueva agricultura, van a ser necesarios un mayor conocimiento y formación por parte de los asesores. Todo ello va a implicar más trabas burocráticas y más carga documental, y más necesidad de formación. En lo que respecta a la disminución de herramientas fitosanitarias, sí es cierto que se ve alguna merma en las circunstancias actuales de trabajo a medida que las producciones se adaptan a los nuevos requerimientos.
AGR. En todo este escenario, ¿la figura del asesor qué papel juega?
C. L. Falta el reconocimiento al asesor, el médico de las plantas. Alguien que “receta” fitosanitarios para las plantas, productos que están autorizados en uno u otro cultivo, con una dosis y momentos adecuados, que además usan y recomiendan acciones y estrategias alternativas para la mejora de la producción y la calidad de las mismas y con herramientas cada vez mas tecnológicas, como hace un veterinario o un médico, tiene que gozar del mismo estatus que
estos profesionales. Además, de esta manera evitaríamos intrusismo y por ende falta de profesionalidad, lo que redundaría en mejoras en la calidad y seguridad de las producciones. En muchos países como Brasil o EE. UU., con una gran importancia de la producción agrícola en su PIB, esto está reglado y se necesita tener un permiso especial para poder “recetar” fitosanitarios y asesorar fincas, por lo que el modelo ya existe y es funcional.
AGR. La percepción de la sociedad en general respecto a los tratamientos fitosanitarios es negativa. ¿Qué se puede hacer para cambiarlo?
C. L. Siempre he dicho que la formación es algo que se ha dejado de la mano en este sentido, y es la parte fundamental para que esa percepción cambie como ha ocurrido con las nuevas generaciones, por ejemplo con el reciclaje. Ahora reciclar vidrio o envases a diario es algo natural, no despilfarrar agua, no contaminar... Hay una conciencia general sobre esto que la generaciones del milenio ya tienen interiorizado. Pues bien, la importancia y el conocimiento sobre la producción de alimentos es algo que debe estar presente en los programas de formación en las escuelas. Todos sabemos quién inventó la bombilla o descubrió el átomo o realizó teorías físicas con las que se rigen muchos aspectos de la vida diaria, pero muy pocos conocen quién es Columela o de la importancia que directa o indirectamente han tenido los avances en agronomía en el progreso de la humanidad a lo largo de los siglos.