Cubiertas vegetales, hacia un nuevo paradigma en el manejo integrado de suelo

07/03/2023

Los cultivos leñosos conforman una parte esencial del paisaje castellanomanchego. Se caracterizan por una producción respetuosa con el entorno, con bajos requerimientos y gestionados por lo general en condiciones de secano. Pero la aparición de nuevas variedades altamente productivas está transformando el paisaje agrario hacia métodos de producción más intensivos, con elevados rendimientos, pero con una mayor exigencia de agua, nutrientes y agroquímicos.

Dr. Ángel de Miguel García

Wageningen Environmental and Research (Países Bajos)


Imagen: Olivar en Mora (Toledo). Autor: Ángel de Miguel

El cambio climático supone un riesgo a tener en cuenta. Algunos estudios pronostican bajadas en los rendimientos del olivar de entre el 15 y el 20% como consecuencia del aumento de las temperaturas y el déficit hídrico en los próximos años. La pérdida de suelos por erosión es otro de los grandes retos. Con unas tasas de erosión que varían entre 10 y 50 toneladas de suelo por hectárea y año, en muchos casos suponen una pérdida de suelo y nutrientes mucho mayor que la capacidad de regeneración del mismo (alrededor de 1 t/ha).

Tradicionalmente, la labranza ha sido la práctica más habitual para mantener limpias las parcelas. Esta labor facilita la circulación del agua y el aire en el suelo, hace menos compacta la tierra y elimina las malas hierbas para evitar competencia con el cultivo. En la actualidad, y a diferencia de la creencia generalizada, existen múltiples evidencias de que el laboreo intensivo tiene consecuencias negativas sobre el suelo, favoreciendo la erosión y la degradación física, biológica y química del suelo y, por tanto, reduciendo su capacidad de afrontar cambios.

Imagen: Olivar en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Autor: Ángel de Miguel

Prácticas que protegen el suelo

Con el objetivo de reducir la exposición del suelo a los agentes externos y mejorar la fertilidad del mismo, los agricultores pueden evolucionar hacia un manejo del suelo más integrado. En este sentido, aprovechar al máximo el agua de lluvia, reducir la erosión y contaminación, aportar materia orgánica, proteger las raíces y reducir la competencia con malas hierbas deben ser los fundamentos del manejo del suelo en cultivos leñosos. El uso de coberturas vegetales destaca como una de las prácticas con mayor potencial para afrontar dichos retos.

El uso de coberturas vegetales es una práctica poco extendida, cuyo objetivo principal es proteger al suelo de los factores externos, reduciendo el riesgo de erosión y mejorando la resiliencia al cambio climático. En función de su manejo, las coberturas pueden ser:

  • Cobertura vegetal viva, donde el suelo se cubre de forma total o parcial (calles) por una cobertura vegetal viva más o menos uniforme. Esta cobertura puede mantenerse todo el año o solo una parte de él (por lo general en invierno) y las especies utilizadas pueden ser de origen natural o semillada. En este último caso, el uso de especies leguminosas con capacidad de fijación de nitrógeno en el suelo, o el uso de especies con valor comercial, como plantas medicinales, pueden suponer un beneficio adicional.
  • Cobertura vegetal inerte, donde el suelo se cubre con residuos vegetales (mulching) de la propia explotación, como restos del segado de la propia cobertura o del triturado de los restos de poda, o con residuos vegetales externos, como paja, residuos forestales u otros restos vegetales.

Imagen: Pago de Peñarrubia. Autor: Juan Olivares

Evidencias científicas

Existen numerosas evidencias científicas que demuestran que este tipo de práctica produce mejoras notables en el suelo, como el incremento de materia orgánica, mejora de su estructura, aumento de su capacidad de infiltración y capacidad de almacenamiento de agua, control de cambios drásticos de temperatura y reducción significativa de la erosión. Eso sí, como todo proceso en el suelo, es necesario un periodo de adaptación relativamente largo para poder notar sus efectos.

En este sentido, en una evaluación realizada el pasado 2022 en 9 fincas de olivo repartidas por todo el territorio castellanomanchego, se ha podido comprobar que los suelos manejados con cubiertas vegetales, durante al menos 3 años, presentan un mayor contenido en materia orgánica, nitrógeno y fósforo en comparación con los suelos de fincas vecinas manejados mediante labranza intensiva. A los numerosos beneficios en el suelo debemos añadir, además, otros beneficios adicionales, como el aumento de la biodiversidad, una menor aparición de plagas, o la fijación de CO2 en el suelo.

Imagen: Olivar en Alcaraz (Albacete). Autor: Ángel de Miguel

Este último ha sido el principal detonante para que la PAC haya considerado el uso de cubiertas vegetales (vivas o inertes) como una de las principales estrategias (ecorregímenes) en sus pagos voluntarios, a través de la denominada agricultura del carbono. Permiten a los agricultores obtener rentas adicionales de entre 61 y 165 €/ha en función de la pendiente, y un ingreso extra de 25 €/ha para aquellos que se comprometan a manejos plurianuales.

Aunque este tipo de manejo es aún residual, se espera que un gran número de agricultores escoja esta opción. Al igual que ha ocurrido con la quema de los restos de poda, gradualmente sustituida por el picado, el uso de coberturas vegetales puede convertirse en el manejo habitual de suelos en cultivos leñosos. Según una encuesta realizada el pasado año, una gran parte de los agricultores castellanomanchegos conocen de antemano los beneficios de las cubiertas vegetales y estarían dispuestos a implementarlas. Las principales barreras para su adopción son la falta de maquinaria especifica, de incentivos económicos y de conocimiento para su correcta aplicación.

Variables y criterios a tener en cuenta

Una adopción extensa no está exenta de riesgos, si la implementación y manejo de las cubiertas vegetales no se realiza de forma adecuada por parte de los agricultores. Tener una finca con cubierta vegetal, no significa dejar de manejarla. Eliminar la cobertura vegetal (viva) mediante segado justo antes del comienzo de la temporada seca y dejar los restos en superficie, es esencial para evitar la competencia por el agua y reducir el riesgo de incendios. Elegir el momento idóneo para comenzar con la implementación de la cobertura es también muy relevante, siendo el último laboreo después del verano uno de los momentos más recomendados.

Imagen: Olivar en Alcaraz (Albacete). Autor: Ángel de Miguel

Otros criterios a tener en cuenta son: la selección de especies (natural o semillada); el tipo de suelo (se desaconseja en suelos muy arcillosos); las condiciones climáticas (se aconseja prudencia en zonas o años con pluviometría inferior a 450 mm); la pendiente (especialmente recomendado en fincas con pendiente); así como el marco de plantación de los cultivos o si son manejados en secano o regadío deber ser variables a tener en cuenta por los agricultores en su toma de decisión y forma de manejo. Si estos criterios no son considerados, el uso de coberturas vegetales puede pasar de ser una gran oportunidad para mejorar los suelos, a una mala decisión, tanto para los agricultores como para la administración.

La nueva PAC abre, por tanto, una gran oportunidad para la adopción masiva de un manejo de suelos más integrado. Pero este viaje debe realizarse de forma consciente, considerando las características particulares de cada finca, y no como una herramienta impuesta por las administraciones. El agricultor deber estar convencido de que el uso de cubiertas vegetales es una gran oportunidad para la mejora y protección de sus suelos y por tanto de los rendimientos y resiliencia de su finca a largo plazo.

Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración entre la embajada del Reino de los Países Bajos y la Junta de Castilla-La Mancha, a través del proyecto ¨Hacia una gestión integral del agua y el suelo en cultivos leñosos de Castilla-La Mancha¨, desarrollado por la universidad de Wageningen, con el que han colaborado diversas entidades y productores de Castilla La-Mancha.

Imagen: Pago de Peñarrubia. Autor: Juan Olivares

Editorial Agrícola Conocer la agricultura y la ganadería Libros Agrigultura Ganadería Más que máquinas WEB TV