07/11/2017
Por Josep María Roca i Farré, consultor y propietario de las empresas Futuralmond S.L. y Futurolivo S.L.
El olivar en secano representa más del 77% de la superficie total destinada al cultivo del olivo en el mundo. España es fiel reflejo de la anterior afirmación ya que, en el año 2012, el 72% de su superficie de olivar se desarrollaba en condiciones de secano.
Estos olivos determinan de manera decisiva la disponibilidad anual de aceite y el precio del mismo a nivel global. Su producción y rendimiento están ligados a las condiciones climáticas, la fertilidad del terreno, y al fenómeno de la vecería, que provoca que a años de grandes cosechas sigan otros de producciones anormalmente bajas.
La continuidad de los olivares de secano en el tiempo parece asegurada dada la creciente demanda de aceite por el mercado y las limitaciones de
recursos hídricos actuales que dificultan la sustitución de estas hectáreas por otras de regadío. Su escasa rentabilidad sin embargo hace que su viabilidad económica esté muy ligada a la oscilación de los precios del aceite de oliva, y que en condiciones de precios bajos sean las primeras plantaciones en abandonarse o en quedar en situación de “semi-abandono”.
El cultivo en seto en secano: la verdadera oportunidad del modelo
Las primeras plantaciones de olivar en seto en secano se realizaron considerando distancias entre las filas de los olivos superiores a las empleadas normalmente en regadío, de 5 a 7 metros, buscando con ello aumentar el volumen radicular que los olivos podían explorar en el suelo. Este hecho debía conferir en principio una mayor disponibilidad hídrica y una mayor capacidad productiva de cada uno de los olivos plantados.
Los resultados obtenidos a lo largo de estos años con este modelo han sido más que satisfactorios, ya que la reducción de costes que conlleva de por sí la cosecha mecánica, mejoraba considerablemente la rentabilidad de las plantaciones de olivar en secano.
Sin embargo, las nuevas genéticas y la experiencia adquirida en todos estos años de cultivo, han permitido a los olivicultores mejorar considerablemente el sistema y, hoy en día, en secano, se utilizan y gestionan variedades de olivo en un seto mucho más eficiente desde el punto de vista de aprovechamiento del agua que en el pasado, aumentando, más si cabe, la rentabilidad con respecto a los olivos cultivados de manera tradicional o en marcos intensivos (7*5m).
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