Una nueva etapa para la remolacha sin cuotas

30/01/2017

Por José Ignacio Falces ~ Periodista agroalimentario

El año 2017 está marcado en rojo en el calendario de los remolacheros que, no por acostumbrados a las reestructuraciones, cierres de azucareras o cambios en las condiciones de su relación con la industria, ven con cierta preocupación el nuevo giro de la política de Bruselas con respecto al sector, que pasa, simplemente, por “guillotinar” la herramienta que ha hecho que funcione desde su puesta en marcha: los cupos y las cuotas.

Sin embargo, lo que nadie esperaba es que la última campaña con cuotas, la 2016/2017, fuese tan “difícil”, tal y como la define Javier Narváez, secretario del consejo rector de la cooperativa ACOR. En buena parte como consecuencia de una climatología que, de una u otra forma, no ha dado treguani en la siembra ni en el posterior desarrollo vegetativo de la raíz y que solo al final, especialmente, con las remolachas que se sembraron más tarde ha sido más benigna. Esto ha permitido, al menos, salvar una campaña que se anunciaba catastrófica en junio en León.

En esa fecha todavía se estaba sembrando remolacha, como afirma Matías Llorente, secretario general de UGAL – UPA: “Si nos dicen hace unos meses que íbamos a sacar los rendimientos que estamos obteniendo en el maíz o la remolacha en la provincia de León, simplemente no nos lo creemos. La bondad del clima y la profesionalidad de los agricultores ha permitido salvar una campaña que, desde luego, se planteaba desastrosa”.

Remolacha Azucarera

Desde ACOR afirman

“No se han producido esas noches frescas que tanto bien hacen la remolacha. Esto incluso ha dañado la estructura de la misma y nos ha dado problemas en el momento de la molienda en el difusor, al generarse una especie de papilla que no permitía realizar de forma correcta todo el proceso y nos ha retrasado, especialmente al inicio de la campaña, el trabajo en la fábrica”

Las continuas lluvias durante los meses propios de la sementera de la remolacha, como son marzo y abril, hicieron especialmente complicada esta labor, provocando que en amplias zonas de la comunidad o no se realizase en buenas condiciones (señalar aquí que se ha sembrado remolacha en junio esta campaña) o que el propio agricultor, ante las dudas sobre la rentabilidad de la misma, simplemente optase por otro tipo de cultivos. Esta circunstancia ha provocado que en esta campaña la 2016-2017 la superficie sembrada de remolacha en Castilla y León haya caído hasta las 22.611 ha frente a las 25.464 de la previa o las 26.357 de la de 2014. Especialmente significativa es la reducción que se produce en las provincias de León y Valladolid, que pierden 1.053 ha y 754, respectivamente, que aglutinan más de la mitad de la superficie que la región dedica a este cultivo. [...] Durante la campaña, además, la remolacha ha tenido que soportar un verano especialmente caluroso que provocó una parada en el crecimiento de la raíz. 

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