16/04/2018
Por Antonio Martínez, periodista agroalimentario
Cuando trasladas la pregunta con la que encabezamos este reportaje a algunos responsables del sector, todos parecen tenerlo bastante claro. Unos son categóricos, como Alejandro García-Gasco responsable nacional del vino de la organización agraria UPA: “Las denominaciones de origen tienen un papel fundamental, que es crear valor añadido”.
O Juan Fuentes, portavoz sectorial del vino de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha: “Creo que han sido fundamentales. Han sido las que han lanzado el vino de España al exterior, sin duda”.
Otros, como David Palacios, presidente de la Conferencia de Consejos Reguladores de España (CECRV), organización que agrupa a 54 consejos reguladores de todo el país, presidente a su vez del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra, ofrece una respuesta de libro: “Somos un paraguas y una marca para los diferentes vinos que se elaboran en las diferentes regiones vitivinícolas. Estamos avalando la calidad de los vinos, pero también estamos comunicando y trasmitiendo al consumidor el vino que se elabora en ellas. Además, también vendemos territorio, paisajes, cultura vitivinícola”.
Y finalmente tenemos a otros, que, como Fernando Ezquerro, presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Rioja, empiezan a introducir en su definición algunas de las contradicciones del modelo que España ha elegido en el último siglo para desarrollar este sector: “¿Para qué sirve una DOP?¿Para hacer vinos baratos? Yo creo que tiene que servir para hacer valor añadido. Si no, ¿de qué te sirve pagar cuotas, tener unos controles exhaustivos, si no sacas dinero?” O, a Fernando Villena, responsable sectorial del vino de Asaja y presidente de la organización en Castilla-La Mancha: “Las denominaciones de origen no han sido la solución del vino, la panacea del vino de España”. [...ampliar info]