13/09/2016
Este estudio de campo, financiado por Bayer y Syngenta, se enmarca dentro de un proyecto de investigación, coordinado por el INIA, para realizar una evaluación holística de los factores de riesgo en abejas melíferas y polinizadores silvestres en España
El estudio de campo se está realizando atendiendo a los requerimientos metodológicos introducidos en 2013 por la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria, EFSA, para la evaluación del riesgo derivado del uso de productos fitosanitarios sobre abejas melíferas mediante ensayos de campo de alto nivel
Durante tres años el INIA y la UCO van a llevar a cabo tanto la evaluación de la exposición como el seguimiento de efectos para determinar si existe riesgo para las abejas melíferas en condiciones de campo y, en particular, en cultivo de girasol tratado con neonicotinoides
Investigadores, científicos y organismos de todo el mundo están intensificando en los últimos años el estudio de las causas que están provocando la aparente disminución de las poblaciones de polinizadores silvestres y el aumento de las tasas de mortandad en colmenas de abejas domésticas, una situación que ha creado una importante alarma social.
A día de hoy existe un amplio consenso en que los problemas que aquejan a las poblaciones de abejas son de origen multifactorial, destacando Varroa y otros parásitos, enfermedades como la causada por Nosema, diversas virosis, problemas de déficit en la gestión y manejo de las colmenas, las condiciones climáticas, o procesos de intoxicación por diversas causas como la exposición a varroacidas y a fitosanitarios, etc. (Gráfico 1).
Al ser la apicultura una actividad económica importante en España, en los últimos años se han realizado múltiples estudios sobre Varroa, así como sobre enfermedades de tipo fúngico y de virosis que afectan a las abejas melíferas y que son el principal quebradero de cabeza de los apicultores. Sin embargo, existe una clara necesidad de realizar estudios científicos y de campo para analizar también otros factores que puedan afectar a las poblaciones de polinizadores y poder determinar claramente las causas del problema.
En este contexto, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) desde 2014, está coordinando un proyecto de investigación para llevar a cabo una evaluación holística de los factores de riesgo que pueden estar afectando a las abejas melíferas y otros polinizadores.
Según Maria Dolores Hernando, científica del INIA y coordinadora del proyecto, “el reto actual es avanzar en el conocimiento científico sobre la influencia de estos factores y su ponderación en el síndrome de despoblamiento. Por ello, en este proyecto se aúnan diferentes disciplinas para dilucidar, mediante una evaluación integrada de las colonias de abejas melíferas, los factores de riesgo que les están afectando en las condiciones climáticas de nuestro país. Entre estos factores, se está investigando la influencia de agentes patógenos como Varroa destructor, Nosema ceranae, otros patógenos emergentes, la interacción Varroa-DWV (virus de las deformadas) o la diversidad genética de Apis mellifera. Por otra parte, las condiciones climáticas, pueden llevar asociado un cambio en la vegetación natural del entorno, y por tanto, una alteración en la abundancia y diversidad de recursos florísticos, así como a situaciones de estrés en el periodo estival como consecuencia de las altas temperaturas que se pueden llegar a alcanzar en determinadas zonas como Andalucía.
Por otro lado, en los estudios de campo que estamos llevando a cabo con cultivos como el girasol, para evaluar el riesgo frente a productos fitosanitarios, éstos se evalúan de forma aislada. El objetivo en estos estudios de campo a escala real, es determinar si hay una relación causa efecto debida a la exposición a productos fitosanitarios como los neonicotinoides, asegurando para ello el estado de salud de las colmenas objeto de estudio”.
El estudio de campo en girasol, pionero en Europa
Sin lugar a dudas, la alarma social creada por la salud de las poblaciones de abejas ha sido positiva para poner sobre la mesa el problema y realizar cientos de investigaciones en todo el mundo.
Sin embargo, esta alarma social también está perjudicando claramente a cultivos como el girasol, que mueve en España nada menos que 400 millones de euros en valor de producción y en el que nuestro país es un referente a la cabeza de la investigación mundial y la producción de semillas de alto rendimiento para la siembra y que, además, es un cultivo muy utilizado por los apicultores en verano para instalar sus colmenas.
Como nos explica Maria Dolores Hernando: “en Europa disponemos de uno de los sistemas regulatorios más estrictos en el mundo en materia de autorización de productos fitosanitarios. La regulación de productos fitosanitarios se articula sobre el principio de cautela, cuyo objeto es garantizar que los productos fitosanitarios autorizados no tengan efectos adversos para la salud humana o animal, o para el medio ambiente. Así, de forma preventiva, se ha adoptado la medida de restricción de tres neonicotinoides para su uso en determinados cultivos desde diciembre de 2013 y en espera de que se dispongan de nuevos datos que reflejen los avances científicos y técnicos que se vayan produciendo.
En la actualidad, el INIA y la Universidad de Córdoba están llevando a cabo el análisis del impacto del uso de semillas tratadas con neonicotinoides sobre las poblaciones de abejas en condiciones de campo a escala real. El estudio está siendo financiado por las multinacionales Bayer y Syngenta, muy interesadas en aportar luz sobre el efecto real de estos tratamientos sobre la salud de las colmenas.
Para los representantes de las dos compañías en el proyecto, Agustí Soler de Bayer y Germán Canomanuel de Syngenta es importante destacar el apoyo de la industria fitosanitaria a este tipo de estudios, que son fundamentales para proporcionar los conocimientos necesarios para poder tomar decisiones basadas en la ciencia y en datos experimentales.
La complejidad del estudio radica en los nuevos requerimientos de la EFSA para este tipo de ensayos de campo a escala real, como nos dice Mª Dolores Hernando “Este estudio consiste en evaluar la exposición y efecto de los neonicotinoides de forma aislada a otros factores riesgo, como es el estado sanitario de la colonia, utilizando con este fin colmenas sanas. El diseño experimental de campo se ha definido considerando los requerimientos de EFSA. Entre ellos, cabe destacar el aislamiento de las parcelas cultivadas con girasol de forma que no haya flora atrayente, por ejemplo, de otros cultivos que puedan estar tratados con otros productos fitosanitarios. Este diseño tiene una doble finalidad: que la exposición sea debida al tratamiento con neonicotinoides del girasol y que no haya interferencias en los resultados como causa de exposición a otros cultivos próximos. Otro requisito es disponer de un número suficiente de unidades experimentales conformadas por parcelas de 2ha c.u. y 6 colmenas por parcela, para que los resultados obtenidos tengan un grado de significación aceptable y poder determinar si hay una relación causa efecto como consecuencia de la exposición a neonicotinoides”.
Además, las parcelas tienen que ser homogéneas en términos de topografía, de condiciones hídricas, climatológicas, con condiciones de campo lo más similares posible entre sí, para ir discriminando otras variables y poder centrarse en lo que es el tratamiento con neonicotinoides y su potencial efecto sobre las abejas.
La Universidad de Córdoba se encarga de toda la gestión del ensayo en campo y el manejo de las colmenas y el INIA analizará todas las muestras recibidas desde los diferentes ensayos, donde se disponen de protocolos de análisis químico para detectar niveles traza de residuos.
Metodología y complejidad de los ensayos en campo
El correcto desarrollo del estudio de campo para analizar los posibles efectos en las abejas por el uso de neonicotinoides en el tratamiento de semillas de girasol, es un punto clave de toda esta investigación. Para asegurar un perfecto desarrollo de los ensayos en campo, el Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba dedica al proyecto un equipo multidisciplinar dirigido por José Manuel Flores, Doctor en Veterinaria, profesor de la UCO y uno de los especialistas más reconocidos en Apicultura.
El objetivo de los ensayos realizados por la UCO es claro: conseguir el máximo de información sobre los efectos a corto y medio plazo en poblaciones de abejas expuestas a floraciones de girasol cultivados a partir de semillas con tratamientos sistémicos (Clotianidina y Tiametoxam).
José Manuel Flores, destaca la complejidad del estudio: “Hay que pensar que es la primera vez que se hace un estudio así en Girasol y, además, en un solo país. Por ejemplo, el mismo estudio en Colza se está haciendo en tres países diferentes. Cada año de estudio tenemos que hacer cuatro repeticiones de tres parcelas, lo que supone encontrar y preparar doce campos de girasol totalmente aislados en dos kilómetros a la redonda. En cada repetición tenemos que ensayar con los tres tratamientos, es decir, un control con semillas de girasol sin tratar y otros dos tratados con diferentes neonicotinoides (Clotianidina y Tiametoxam). En cada una de las parcelas se situan seis colmenas. Por tanto tenemos 4 repeticiones, por tres parcelas cada una y por seis colmenas lo que nos da 72 colmenas a instalar y analizar por cada año, estudiando todos los parámetros que se requieren en el estudio”.
Cualquier persona puede pensar que lo que está tratado es la semilla y que las abejas no tienen contacto con las semillas, sino que recogen el pólen de girasol mucho después de ser sembrado, pero, como nos aclara el Doctor Flores: “al ser materias activas sistémicas, que se mueven por toda la planta, el estudio debe analizar precisamente esto, si las reservas de miel y polen pueden llegar a tener residuos en una cantidad apreciable y en ese caso, si afecta de alguna forma a las poblaciones de abejas de las colmenas”.
El trabajo de campo es muy complejo y la UCO supervisa primero las parcelas para autorizarlas y que no existan interferencias posibles. Luego supervisan la siembra y toman muestras de las semillas plantadas y las envían al INIA. El siguiente paso es contar con 100 enjambres de abejas aisladas de cultivos y seleccionar 80 para pasar a colmenas “Langstroth”, adaptadas con fondos sanitarios para asegurar que están totalmente sanas, limpias de Varroa y otros parásitos. Finalmente, se trasladan las 72 colmenas (8 quedan de reserva) a los campos de girasol para realizar todos los controles.
Como nos comenta José Manuel Flores, los controles son realmente exhaustivos: “Normalmente el conteo de las abejas en la colmena se realiza utilizando un observador que opina sobre de la cantidad de abejas que hay en un panal, pero nosotros estamos recurriendo a técnicas mucho mas objetivas. Así, cada panal se pesa con las abejas y sin las abejas, y después pesamos una cantidad conocida de abejas, con lo que podemos calcular exactamente el número de abejas que hay. En cuanto a la cantidad de cría, la reserva de alimentos, ya sea de miel o polen, todo lo hacemos con fotografías que después se analizan con un programa muy avanzado de análisis de imágenes que nos da con mucha exactitud la superficie que hay de cría, cuánto alimento hay en cada cuadro, el peso de las colmenas, etc. Cada año analizamos nada menos que 10.000 fotografías de panales de las colmenas”.
El equipo de la UCO tiene claro que es estudio cuenta con todas las garantías para aportar resultados objetivos: “estamos recopilando miles de datos, notas, fotografías, etc., durante tres años, y todo aplicando metodologías exhaustivas e internacionalmente aceptadas, por lo que los resultados servirán para sacar conclusiones claras”.
El Girasol, un cultivo importante en España
Tanto el sector productor de girasol como las empresas de fitosanitarios están muy interesadas en los resultados experimentales de este estudio en campo, ya que la Unión Europea ha prohibido provisionalmente los tratamientos de las semillas con neonicotinoides dando mucha importancia a estudios de laboratorio, de toxicidad directa en larvas, adultos, etc., y, en cambio, se han obviado estudios a gran escala de monitoreo, de seguimiento de colmenares en amplias zonas en las que pueden estar expuestas a neonicotinoides, etc.
Agustí Soler, de Bayer, nos explica que “la EFSA, en su dictamen sobre este tema, indica que hay muchas lagunas de información y que por ello no puede realizarse una evaluación completa de los riesgos. A la vista del dictamen de EFSA, la Comisión ha dictado la suspensión de los tratamientos de semillas y foliares en cultivos que presentan floraciones atractivas para abejas, haciendo uso del principio de precaución. De ahí la importancia de este estudio de campo a gran escala, nunca antes llevado a cabo en España, que permita evaluar de una manera realista la incidencia de las semillas tratadas con neonicotinoides sobre las abejas”.
Ante esta realidad, Bayer y Syngenta han optado por financiar este estudio de colaboración con el INIA y la UCO, aportando sus conocimientos del cultivo y del mercado como ayuda para localizar parcelas con las características que pide la EFSA, llegar a acuerdos con los agricultores que participan en el estudio, y solicitar todos los permisos legales para este tipo de ensayos. También aportan las semillas de girasol que se tratan en idénticas condiciones a las que se seguirían en semillas destinadas a un uso comercial.
Lo que está claro es que el Girasol es un cultivo muy importante en España y que tanto a los agricultores como a los apicultores les interesa que sea viable y productivo.
El tratamiento de las semillas permite siembras tempranas, en las que la plántula crece más lentamente y está durante más tiempo expuesta al gusano de alambre y otras plagas del suelo que pueden llegar a ocasionar daños muy importantes al cultivo. En palabras de Germán Canomanuel de Syngenta: “Estas siembras tempranas permiten conseguir producciones elevadas, similares en muchas zonas a las de regadío sin necesidad de riego, una manera eficiente de hacer el cultivo más sostenible, aumentando la producción y haciendo un mejor uso de los recursos naturales, y solo son posibles gracias a una tecnología que proteja a la joven planta de las plagas y enfermedades que la atacan cuando más sensible es”.
Estamos, por tanto, ante un problema importante para la productividad del cultivo. Y si la rentabilidad disminuye porque no tienes a mano un tratamiento eficaz, tenderá a decrecer su superficie y también se perjudicarán los apicultores, que tendrán más dificultades para llevar sus colmenas a alimentarse de las flores del girasol en un momento del verano en el que es muy baja la disponibilidad de otras flores en el campo.
Los apicultores y los agricultores están, por tanto, en manos de la ciencia para poder conocer si en condiciones reales de campo, los tratamientos de semillas con neonicotinoides afectan o no a la salud de las colmenas de abejas y por tanto si su prohibición tiene realmente una base científica sólida.