Para el ministro, la digitalización es una “apuesta clave” en el camino hacia la igualdad de oportunidades en términos de servicios, empleo y posibilidades de desarrollo de las áreas rurales. Y en este ámbito, considera que jóvenes y mujeres, digitalización e innovación y regadío eficiente y sostenible son los tres pilares básicos para impulsar la revitalización del mundo rural. Según ha señalado, seis de cada diez agricultores y ganaderos se van a jubilar en los próximos años, y esto supone una oportunidad para incorporar al campo jóvenes y mujeres de la generación digital.
Planas entiende que estas premisas permiten afrontar dos grandes retos: aumentar la productividad y la eficiencia del sector agroalimentario, y hacer del medio rural un lugar más atractivo para vivir. En este sentido, ha destacado la necesidad de potenciar el liderazgo del sector agroalimentario, ya que constituye la principal actividad en los territorios rurales y es una parte fundamental de la economía del país. Por ello, ha dicho, la transformación digital del sector es una tarea “absolutamente estratégica”, a corto, medio y largo plazo.
Para Planas, “la llamada agricultura 4.0 en algunos subsectores, como el hortícola, es ya una realidad”, con el uso de tecnología de precisión, robótica, satélites o drones. Además, ha señalado, como líder en sistemas de regadío eficiente, España está abocada a mejorarlos para hacerlos aún más sostenibles, en un contexto de lucha contra el deterioro medioambiental. Por otro lado, la digitalización permite ofrecer a los consumidores mayor información sobre los métodos de producción, el origen, las características nutricionales o la huella ambiental de los alimentos. “Estamos ante una revolución verde”, con gran potencial técnico de automatización, aunque queda mucho camino por delante, ha subrayado el ministro.
Con esta Estrategia de digitalización del sector agroalimentario, el Gobierno se ha marcado como objetivos reducir la brecha digital entre el medio rural y el urbano, impulsando la conectividad; fomentar el uso de los datos; favorecer el desarrollo empresarial y nuevos modelos de negocio; e impulsar la formación y el asesoramiento. Supone, por tanto, un mapa de ruta en cuya aplicación es necesaria la implicación de las distintas administraciones y del conjunto de actores del sector, “como protagonistas de ese cambio”.