Digitalización  y big data pautan el futuro

26/11/2018

Por Marta Fernández, periodista agroalimentaria

Que la tecnología forma parte de nuestro día a día es una evidencia. Como lo es que, casi sin darnos cuenta y de manera natural, los smartphones se han convertido en un elemento indispensable para nuestras rutinas que va mucho más allá de la mera función de emitir y recibir llamadas. Las posibilidades que la conjugación de datos y tecnología ofrecen para el sector agroalimentario aún están por descubrir, pero sin duda apuntan a un escenario donde la digitalización y el big data se tornan como la principal vía para seguir siendo competitivos y sostenibles.


Y en este punto, nos preguntamos qué es el big data. La definición ortodoxa habla de un conjunto de datos que por su variedad y/o volumen e incluso por la velocidad a la que deben ser procesados, superan las capacidad de los procesos informáticos habituales. Aplicado al agro, Álvaro Areta, responsable del Departamento de Economía Agraria de COAG, señala que “hablamos de situar al agricultor en el centro del proceso para convertirlo en protagonista del mismo” porque, continúa “los datos constituyen la materia prima para que diversas aplicaciones puedan ayudar al productor en la optimización de la toma decisiones”. Juan Sagarna, director de Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias lo asemeja a un insumo, cuyo resultado, no obstante, se traduce en un aprovechamiento más eficiente de unos recursos que cada vez son más escasos, apuntan Rosa Gallardo, directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de Córdoba (ETSIAM) y Alfonso García-Ferrer Porras, director del Máster de Transformación Digital en el Sector Agroalimentario de la UCO.

Estos datos, explica José Luis Molina, CEO de Hispatec, pueden captarse de numerosas formas. Por ejemplo, a través de sensores que midan la temperatura y la humedad, de imágenes captadas por satélites o drones, o los dispositivos integrados en la maquinaria agrícola. Pero no queda aquí la cosa, porque estamos inmersos en un proceso global y dinámico en constante desarrollo. Y en el que, además, es posible conjugar la información proveniente de otros sectores para optimizar, y por tanto rentabilizar, el proceso productivo en su más amplio sentido.

Felipe Medina, responsable de Cadena Alimentaria de Asedas, parte de la premisa de que el sector agroalimentario es estratégico para nuestra economía por lo que “debe estar siempre a la vanguardia tecnológica para seguir siendo eficiente y competitivo”. Por ello, añade, “las empresas de supermercados trabajan ya para digerir cuanto antes la transformación digital y usar las nuevas herramientas para mejorar cada día el servicio que dan a sus clientes”. En la práctica esto se traduce en poder contar con datos detallados en tiempo real, lo que permite un exhaustivo control del surtido, de manera que pueden comunicar a los productores qué es lo que se demanda en cada momento, además del consecuente ahorro en los costes de gestión, por ejemplo.

Optimización y eficiencia

Y que es, no lo olvidemos, una de las claves que debe traer consigo la digitalización es, como estamos viendo, mayor optimización y eficiencia en el tratamiento de los de recursos, que debe traducirse en sostenibilidad económica y medioambiental. Para comprenderlo, Rosa Gallardo y Alfonso García-Ferrer explican que hay que cambiar el antiguo paradigma de que “la información es poder, por la información es eficiencia, productividad y, por tanto, rentabilidad”.

José Luis Molina indica que el sector agroalimentario es muy sensible a una mejora relevante a partir de una mejor gestión de los datos que afectan a sus diferentes procesos, y los beneficios son múltiples “e impactan en aspectos como el menor uso de recursos escasos, como agua, fertilizantes, fitosanitarios, envases, etc., menores costes económicos y reducción de ineficiencias, impactos medioambientales, alineación de la oferta y la demanda o minimización del desperdicio alimentario, entre otros”. Y a esta optimización, Juan Sagarna añade la mejora de la conexión entre los diferentes eslabones de la cadena, “porque una mayor transparencia redundará en una mejor confianza de los consumidores”.

Como recuerdan Rosa Gallardo y Alfonso García-Ferrer, lo que se intenta hacer con estos nuevos procedimientos es dar la vuelta al enfoque de las principales problemáticas del sector mediante monitorizaciones, mediciones y análisis que permitan predecir comportamientos y anticiparse a sus consecuencias. No obstante “la limitación no es el coste de la generación de información, sino nuestra capacidad de conocimiento y análisis de la misma para tomar decisiones acertadas y adecuadas en el espacio y en el tiempo”.

Una limitación a la que el sector debe hacer frente porque “perder el tren de la digitalización supone quedarse atrás en la optimización de los procesos que tienen lugar en una explotación agraria, lo que implica una pérdida de competitividad que dejaría a estas explotaciones fuera del mercado en pocos años”, concreta Álvaro Areta. En su opinión “una transformación digital adecuada debería servir para mantener el modelo europeo de agricultura, con agricultores profesionales a pie de explotación, favoreciendo una mejora de la rentabilidad por reducción de costes y por incremento de productividades en calidad y cantidad, pero además permitiendo mejoras en la calidad de vida, a la vez que rompe la brecha del medio urbano con el rural”.

Y ha aquí dos realidades que, sin lugar a duda, son las dos caras de la moneda. Porque de un lado la digitalización debe ser uno de los acicates para luchar contra la despoblación y el envejecimiento del medio rural, pero precisamente la brecha digital es una de las principales barreras de este desarrollo, como indica Juan Sagarna, cuya problemática se expande “a la falta de cobertura y al inadecuado sistema de transferencia de tecnología en agricultura”. Junto a ello señala “la falta de adaptación de los productos digitales a la necesidades esenciales de agricultores y ganaderos y la necesidad de inversiones sin garantía de retorno”. Esta opinión es compartida por Álvaro Areta, para quien el agricultor “no ve estas inversiones, en muchos casos de elevado coste, como un futuro beneficio, sino principalmente como un riesgo”, a cuya ejecución se une mayor reticencia a medida que la edad es más elevada, así como “la escasez de personal cualificado o la falta de información adecuada”.

Felipe Medina añade el factor cultural, “puesto que la transformación digital requiere un cambio en los procesos de trabajo”; para solventarlo propone “crear entornos de colaboración mediante alianzas estratégicas para compartir información e innovar pensando siempre en satisfacer cada día mejor las necesidades del consumidor”, además de “cambiar el chip y dejar de ver al resto de eslabones de la cadena como enemigos y empezar a verlos como aliados”.

Derribar barreras para tomar posiciones

Desde el punto de vista académico, Rosa Gallardo y Alfonso García-Ferrer explican que la digitalización no es un fin, sino el medio, y cómo salvar la barreras para conseguir los objetivos debe ser una de las principales preocupaciones, por ello “ha de tener un resultado final fácilmente comprensible para cualquier agricultor y a un costo razonable”. “Es necesario realizar aplicaciones sencillas en dispositivos móviles o en ordenador que permitan por ejemplo a un agricultor hacer el seguimiento cada cuatro o cinco días del desarrollo vegetativo de sus parcelas y cultivos, que los comparen con años anteriores o con otros cultivos iguales de la zona, y que le avisen si algo se sale de lo normal. Esto es posible con los nuevos satélites europeos para uso público sin coste, aunque necesita un mínimo procesamiento de imágenes que se puede hacer en la nube y que, lógicamente, no lo van a llevar a cabo la mayoría de los agricultores. Son las empresas del sector las que deben poner estas aplicaciones adaptadas localmente y a disposición de los agricultores, a un costo razonable que descenderá con la utilización masiva de la misma. Y al igual que de monitorización, se puede hablar de gestión inteligente del riego, de determinación de estrés, de alertas de plagas o enfermedades, de control de contaminantes, etc. Innovaciones que serán asumidas por los agricultores en el momento que se les demuestre su rentabilidad”.

José Luis Molina sintetiza esta idea en que los agricultores necesitan ver los beneficios de la digitalización y asegurarse de que estos son superiores a su coste. Porque a esta desconfianza inicial se suma el miedo “de que le vendan tecnología de no funciona, que no sea robusta y que no tenga soporte ni continuidad en el tiempo”. Sin embargo, añade, “hay empresas serias que sí apuestan por el sector, ofrecen soporte tecnológico a lo largo del tiempo y mejora constante a partir de la innovación permanente y de su compromiso con empresas, cooperativas, agricultores y ganaderos”.

Y en la práctica, ¿cuál está siendo la aplicación y evolución de la digitalización? De momento, indica Juan Sargarna, tanto en España como en Europa “está en ciernes, y tampoco está mucho más avanzada en otros rivales agrícolas, como EE. UU., Australia o Argentina”.

Pero la realidad, explica Álvaro Areta, es que aunque aún quede mucho camino por recorrer, es necesaria la implicación de empresas e investigadores “capaces de generar un ecosistema propicio para cuando llegue la oportunidad”, porque ahora estamos en pleno proceso de posicionamiento y en el momento en el que la tecnología se afiance “será fácil quedarse atrás si no hay un caldo de cultivo suficiente para avanzar”.

España no parece estar mal posicionada si atendemos al informe Open Data Maturity in Europe 2017, según el cual ocupa el segundo lugar en la Europa de los 28 en uso y valor añadido de datos abiertos, explican Rosa Gallado y Alfonso García-Ferrer. “Concretamente en el sector agrícola y en los recursos naturales la información disponible es muy abundante, y la apuesta de la administración, universidades, empresas y sector en general es real, y además coordinada, y esto es lo que creemos que puede consolidar el posicionamiento de nuestro país en este ámbito”, dicen.

Porque el proceso de digitalización en el agro en España no es nuevo, matiza José Luis Molina, y en tareas de agregación, transformación y comercialización de la industria agroalimentaria ya lleva años implementándose. Con respecto al sector agrario, “en el campo todavía queda mucho recorrido; pero en frutas y hortalizas estamos bien colocados y vamos en posiciones adelantadas a nivel europeo y mundial”.

Estos argumentos avalan la tesis de Álvaro Areta de que ahora es el momento de posicionarse para que España no solo continúe a la cabeza del sector, sino para estar a la vanguardia en sostenibilidad y tecnología agroalimentaria, por la que también apuesta de manera decidida la Unión Europea en forma de apoyo financiero, tal y como ha quedado recogido en la propuesta de la futura PAC, “en la que establece que las ayudas han de tener como objetivo transversal la modernización del sector a través del fomento y la puesta en común del conocimiento, la innovación y la digitalización en las zonas agrícolas y rurales y promover su adopción”, añade el responsable de COAG.

No olvidemos que el sector agroalimentario español ya es líder en calidad y cantidad de productos, como indica Felipe Medina, lo que tiene su reflejo en que “en muchas zonas productoras más del 70% de la producción está dirigida a la exportación, habiendo escalado posiciones estratégicas en sectores clave como el vino o el aceite” de ahí que, continúa, “este liderazgo debería estar apoyado en la digitalización como una de las garantías de futuro para el sector”.

Para conseguirlo, necesita además de la tecnología, profesionales al servicio de agricultores y ganaderos que les ayuden a interpretar esos datos. Fruto de esta necesidad, la ETSIAM de Córdoba ha puesto en marcha este mes de noviembre el primer Máster sobre Transformación Digital en el Sector Agroalimentario con el objetivo de formar a profesionales con las competencias que el mercado está demandando y así poder acompañar al sector en la transformación digital. Y es que para acelerar el proceso y convertir al sector agroalimentario español en líder europeo en cuanto a digitalización, en opinión de José Luis Molina, por un lado hay que dar a conocer las posibilidades de la digitalización aplicada al sector, y contribuir a “reducir miedos e incertidumbres que, en muchos casos, vienen del desconocimiento”. Y por otro, es necesario que los poderes públicos “asuman su responsabilidad de tracción y aprovechen su gran capacidad de compra pública, focalizando esfuerzos para generar un sector tecnológico privado fuerte, innovador y realmente competitivo”.

        

LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS

Felipe Medina

Responsable de Cadena Alimentaria de Asedas

¿Qué papel debe jugar la distribución en la digitalización del sector agroalimentario?

En el ámbito estrictamente alimentario, los supermercados han sido impulsores de parte de los cambios más importantes que han permitido mejorar la vida de las personas. El esfuerzo de los supermercados en este sentido es muestra de nuestro compromiso con el consumidor, al que todas las cadenas tienen como principal referente. Desde la responsabilidad de realizar un buen etiquetado, hasta el constante incremento de referencias que permiten a las familias con algún miembro con intolerancias acceder a una alimentación sana, segura y de calidad. La mayor oferta de productos aptos adaptada a las nuevas necesidades y demandas de los clientes va muy ligada a la investigación para incorporar nuevos ingredientes, preparaciones, formatos, etc. y hacerlo de manera que satisfaga al paladar y que el precio sea atractivo para el cliente. Nos enfrentamos a un cambio de paradigma que, apoyado por una tecnología capaz de detectar tendencias con rapidez, puede ser beneficioso para todos.

Rosa Alfonso

Rosa Gallardo y Alfonso García-Ferrer

Directora de la ETSIAM de Córdoba y director del Máster de Transformación Digital en el Sector Agroalimentario de la UCO

¿Qué aportaría el liderazgo en digitalización del sector agroalimentario español tanto a nivel cuantitativo como cualitativo?

Destacaríamos varias aportaciones esenciales. La primera de ellas sería para el desarrollo y posicionamiento competitivo de nuestro sector, lo que beneficiaría de forma evidente a las empresas agrarias y agroalimentarias españolas. La segunda, y no menos importante para el conjunto de la sociedad, este liderazgo nos permitiría dar mejor respuesta a las principales demandas: alimentos en la cantidad y calidad adecuadas, lucha contra el cambio climático, mejor gestión del agua, freno al despoblamiento… Y en tercer lugar, el liderazgo nos ayudaría a incidir mejor en política con el objetivo de dirigir los esfuerzos hacia las necesidades reales de nuestro sector.

España reúne las condiciones para liderar este proceso: una investigación de alto nivel en este campo, una administración que apuesta por esta transformación y un sector agrario importante, preocupado por la competitividad pero también por la sostenibilidad.

¿Qué supone para el sector eventos como DATAGRI?

Encuentros como DATAGRI son claves en esa búsqueda del liderazgo que señalábamos. Destacaríamos,por un lado, la presencia de todos los actores que hemos citado: administración (europea, nacional, regional y local), universidad y empresas, esta es la forma de avanzar. Que todas las administraciones coincidan en este evento es reflejo de esa apuesta real por la digitalización y de la necesidad de coordinación entre ellas. Por otro lado, la posibilidad de conocer de la mano de los principales expertos, y debatir con ellos, sobre los principales temas que preocupan al sector en el ámbito de la transformación digital, es otro de los elementos que destacaría. Y por último, las demostraciones en campo de las innovaciones que en este ámbito se están produciendo es otro aspecto destacable de este evento. Para la ETSIAM de la Universidad de Córdoba, el hecho de que con motivo de nuestro cincuenta aniversario se celebre en nuestras instalaciones, nos lleva a reforzar nuestra apuesta por la digitalización, es decir, a dirigir nuestra investigación para ayudar a impulsar la necesaria transformación digital, y a formar los mejores profesionales del sector agrario, agroalimentario y forestal, que complementen su formación con las necesarias competencias digitales.

Areta

Álvaro Areta

Responsable del Departamento de Economía Agraria de COAG

¿Qué aportaría el liderazgo en digitalización del sector agroalimentario español tanto a nivel cuantitativo como cualitativo?

No se espera que el proceso de transformación digital en el sector agrario tenga efectos apreciables en los próximos dos o tres años, pero a partir de diez años sus consecuencias serán muy profundas y, sin duda, van a afectar a la productividad y calidad de los productos de las explotaciones, a los costes de producción y también a otras variables del proceso de producción, como es el impacto medioambiental. En este sentido, tener un buen posicionamiento de salida, un liderazgo, es importante, pero es más importante que consigamos llegar a la gran mayoría de agricultores profesionales que producen nuestros alimentos para que estén preparados y adaptados para este intenso cambio.

¿Qué supone para el sector eventos como DATAGRI?

En primer lugar, para nosotros es un ejemplo de colaboración a iniciativa del propio sector para poner en marcha una propuesta innovadora y compleja pero necesaria. Todos los organizadores tenemos clara la importancia de la digitalización para el sector agrario español y comprendemos que debe abordarse desde la cooperación para el beneficio común. En ese proceso hemos recibido el respaldo de la administración, tanto del ministerio de Agricultura, como de la Junta de Andalucía, pero también de empresas y entidades que han decidido patrocinar un evento que busca ser referencia europea y foro de participación y avance continuo para todo el sector.

Molina

José Luis Molina

CEO de Hispatec

¿Qué aportaría el liderazgo en digitalización del sector agroalimentario español tanto a nivel cuantitativo como cualitativo?

Estar en posiciones de liderazgo tecnológico, tanto en el desarrollo de tecnologías como en su aplicación práctica, siempre es positivo. Máxime cuando estamos hablando de un sector tan globalizado como el agroalimentario. Las ventajas son múltiples y tenemos la oportunidad de convertirnos en referencia tecnológica a nivel mundial, a partir de realidades productivas y exportadoras ya muy potentes, como en frutas y hortalizas, porcino, aceite de oliva o vino. Nuestra realidad productiva y posición en el mundo nos pueden llevar a ser líderes mundiales en tecnología digital para agriculturas de alto valor en zonas templado-cálidas o cálidas.

¿Qué supone para el sector eventos como DATAGRI?

Por su enfoque, se trata de un encuentro fundamental para el sector. Es un evento que parte del propio sector, que busca dar una visión de futuro que ilusione, pero a la vez sea realista, factible y genere expectativas que se puedan cumplir, mostrando realidades, experiencias y demostraciones. El apoyo por parte de los distintos actores del sector agro u organizaciones en el ámbito de la tecnología es muy notable. Además, los poderes públicos están volcados en esta iniciativa, como lo indica la presencia del Comisario Europeo de Agricultura, el ministro español de Agricultura o las autoridades regionales de Andalucía, entre otros.

Una cita imprescindible para todos aquellos que quieran conocer el estado del arte de la tecnología digital aplicada al sector agroalimentario, así como sus posibilidades de futuro. Un entorno para compartir experiencias y de inspiración para un futuro mejor del sector.

Sagarna

Juan Sagarna

Director de Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias

¿Qué aportaría el liderazgo en digitalización del sector agroalimentario español tanto a nivel cuantitativo como cualitativo?

A nivel cuantitativo hay que señalar que todos los expertos señalan un crecimiento anual del mercado de la transformación digital en el sector agroalimentario muy rápido. Por ejemplo, en el mercado de robótica agrícola de un 24%, en el de drones de un 18% y en el de dispositivos para la agricultura de precisión de un 17%. Rabobank estimó un incremento de valor de los cultivos de 10.000 millones de dólares con la utilización del big data. España debe aprovechar esta oportunidad de crear valor, negocio y empleo

Porque nuestro país tiene grandes ventajas, como un sector agroganadero muy diverso e internacionalizado y podría ser un laboratorio de las tecnologías digitales con gran potencialidad de transferencia hacia otros países.  El área de la cuenca mediterránea, con sus características de aridez, sería uno de los focos, especialmente para el desarrollo de sistemas avanzados de gestión de riegos. También Latinoamérica y sus producciones se podrían beneficiar de la experiencia española en sistemas avanzados de trazabilidad y comercialización. Estos son sólo dos ejemplos de potencial liderazgo internacional.

¿Qué supone para el sector eventos como DATAGRI?

Es una excepcional ocasión para reunir a los agentes y usuarios de la digitalización. En esta fase incipiente es muy importante que la gente vea y “toque” realidades. En el caso de las cooperativas que exponen en DATAGRI, como Martín Codax, Anecoop, UnicaGroup y Cuna de Platero, sus experiencias en digitalización son fruto de su necesidad de encontrar soluciones a sus retos de mercado y a los problemas que afrontan los agricultores.

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