El papel de la mujer en el sector agrario, algo más que leyes

02/04/2018

Artículo editorial por Jesús López Colmenarejo, director ejecutivo de revista Agricultura

Si ha habido un hecho que destacar en este mes de marzo, este ha sido sin duda el paso adelante dado por las mujeres en su lucha por la reivindicación de la igualdad de derechos con los hombres. Es cierto que la gran mayoría de las manifestaciones de visibilidad se han producido en las grandes ciudades, pero aún así, en ellas también han tenido un espacio diferencial las mujeres rurales.

Este fue por ejemplo el caso del evento desarrollado en Nueva York el pasado día 16 por Naciones Unidas sobre empoderamiento e igualdad de género. En dos declaraciones que allí se produjeron se reflejó nítidamente la problemática de las mujeres y el medio rural; la del secretario general de la ONU, António Guterres, “en cuestión de derechos humanos, conseguir la igualdad de género es el mayor desafío de nuestra era” y la de Phumzile MlamboNgcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, “las mujeres, sobre todo en las áreas rurales, necesitan conectividad y herramientas innovadoras”.

Sintetizando, las mujeres necesitan reconocimiento y tecnología, y en el sector agrario esta situación es si cabe, aún más urgente.

La masculinización de nuestro medio rural, en el que los roles de género están muy marcados, así como la falta de oportunidades laborales con una cualificación mínima, aboca a que las mujeres abandonen el medio rural con lo que esto implica.

El siglo XXI no puede replicar el modelo de “caravanas de mujeres”. Como decía Einstein, “si quieres resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”, y la situación de despoblamiento de nuestro campo es el resultado de haber hecho las cosas de una forma determinada durante mucho tiempo, quizás demasiado. Aquí, una vez más, es esencial que la administración aporte un marco de juego propicio para revertir la situación. En eso parece que está el Ministerio de Agricultura con su Estrategia de Modernización y Diversificación Rural, que tiene como uno de sus pilares fundamentales reforzar el papel de las mujeres en el sector agroalimentario y forestal.

En este contexto se ha constituido el grupo de trabajo sobre Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, cuyo objetivo principal es el de identificar los obstáculos administrativos a los que se enfrenta una pareja para dar de alta su explotación en este régimen, y poner en marcha, de manera coordinada con las comunidades autónomas, las acciones necesarias para facilitar este proceso.

Este grupo de trabajo también tiene la tarea de analizar en su conjunto el contenido e implementación de la Ley de Titularidad Compartida, una ley que tiene como objeto fomentar que aquellas mujeres que comparten con los hombres las tareas agrarias, figuren como titulares de la explotación. Este puede ser uno de los puntos del “reconocimiento” que antes comentaba, un reconocimiento que facilite una adecuada valoración de la participación de la mujer en los derechos y obligaciones derivados de la gestión de dicha explotación, en condiciones de igualdad.

Y este es un tema que no acaba aquí. No me refiero únicamente a que el próximo mes de abril las páginas de “Agricultura” vayan a contar con un artículo sobre este tema, sino que por mucha ley que se establezca, siempre estará en nuestra manos y nuestro día a día hacer que la igualdad real llegue a nuestro campo. Si pretendemos transmitir que el nuestro es un sector moderno y profesional, con objeto de conseguir que los jóvenes se queden en él, no puede hacerse de espaldas al 50% de ese sector. Si lo hacemos estaremos sentenciados…

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