10/07/2018
Por Ana I. Sánchez, periodista agroalimentaria
China es un mercado de 1400 millones de habitantes, con una clase media creciente y cada vez más demandante de productos occidentales. El gigante asiático exige a sus proveedores food safety y food security, o lo que se traduce, para ellos, en seguridad alimentaria y suministro constante, dos requisitos que España ha demostrado cumplir sobradamente. “La calidad de nuestros productos, el buen estado sanitario y fitosanitario de nuestros sectores y sobre todo el gran dinamismo y vocación exportadora de las empresas agroalimentarias españolas han sido factores que han contribuido al crecimiento y desarrollo del comercio exterior, sobre todo en países asiáticos”, explica Carlos Cabanas, ex-secretario general de Agricultura y Alimentación.
En concreto, China, Japón y Corea del Sur representan ya más del 20% de las exportaciones a terceros países, destacando China no sólo por su evolución, sino también por sus perspectivas de futuro. Lleva varios años creciendo de forma exponencial. Así, por ejemplo, en 2015 España superó los 1000 millones de euros en ventas al país asiático, con un crecimiento del 47,1% respecto a 2014, mientras en 2016 la subida fue del 38,9% hasta los 1435 millones de euros. En 2017, la evolución ha perdido ritmo y el incremento ha sido de un 6,7%, resultado de una menor compra de carne de porcino a la Unión Europea, en general.
Precisamente, la carne y despojos de cerdo representan el mayor capítulo de las exportaciones españolas a China, con 574 millones de euros; seguido de los vinos, con 170 millones de euros, y el aceite de oliva, con 148. Estos tres sectores suman cerca del 60%, si bien, el listado de productos adquiridos por el país asiático también incluye lácteos, frutas (cítricos y frutas de hueso), forrajes y productos como alfalfa para alimentación animal, pieles o lana. [... ampliar info]