La distribución por Internet se mueve... ¿Nos afectará?

26/09/2017

Editorial escrito por Jesús López Colmenarejo, director de Revista Agricultura.


Si hay una cosa que tenemos clara en “Agricultura” es que el responsable de una explotación agrícola que quiera ser rentable debe pensar que la venta final no se produce cuando su producción sale por la puerta de su finca, sino cuando la compra el consumidor final.

Por esa razón, adquisiciones como la que acaba de llevar a cabo en EEUU la compañía Amazon (el conocido gigante de la distribución por internet) sobre Whole Foods (una gran cadena de distribución estadounidense reconocida por vender productos ecológicos) nos atañe, y mucho, aunque a primera vista no lo parezca.

ALGUNAS CLAVES DE LA OPERACIÓN


Lo primero que hay que destacar de esta compra es que Amazon se ha gastado en Whole Foods 12.300 millones de euros, lo que parece indicar que su apuesta por la distribución física de alimentos va en serio y no es un mero ensayo.

Un segundo dato a tener en cuenta es que Amazon ha elegido una empresa que es reconocida por vender producto ecológico, algo que en principio sorprende ya que la empresa de Jeff Bezos se caracterizaba hasta la fecha por la venta de mercancías a precios bajos... ¿Qué quiere decir esto? ¿Que Amazon se establecerá también en el sector de alto nivel o que volverá a aplicar la presión de precios a la baja, como ya hizo con la tecnología y los libros a los productos ecológicos, “democratizando” aún más su consumo?

Ahora, ¿cómo podemos esperar que nos afecte esto en España? Esta adquisición constata que hay mucha gente que sabe de tendencias de consumo y que está invirtiendo mucho dinero en productos “sanos”, “naturales” y trazables desde el origen. Ahí parece que habrá nicho de mercado, y no sólo en el precio puro. Compras como ésta también hacen pensar que la distribución online avanzará aún más en un futuro próximo.

Es verdad que actualmente hay incursiones de pequeños productores que distribuyen (y muy bien) parte de sus cosechas directamente a un cliente que valora la alta calidad a través de los canales cortos, pero parece ser que esto tenderá a generalizarse más.

ALGO MÁS QUE LA TRIPLE B


Ahora bien, esta venta online más generalizada provocaría, en principio, que tengamos que tipificar mucho más nuestras producciones porque el consumidor online no va a ver el alimento en el momento de la compra.

También (presumiblemente) se debería reducir aún más la heterogeneidad de producto para tener una oferta más uniforme y reconocible, lo que quizás redundaría en la pérdida de variabilidad genética.

Y rizando aún más el rizo, es curioso que pueda llegar a ser tendencia la compra online en la que no se ve el producto y, por lo tanto, los alimentos deban ser más estándar y homogéneos y, a la vez, también puedan serlo las corrientes a favor de los “alimentos feos”. 

El consumidor no tiene claro lo que busca como norma general. Antes era la triple B, bueno, bonito y barato. Ahora también hay que sumar duradero, sano...y entregado en casa. Si antes ya era difícil conseguirlo, ahora se nos antoja imposible y habrá que explicárselo. Nos va el futuro en ello...

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