'Tiempo muerto' para los aranceles con EE. UU.

29/03/2021

Por Jesús López Colmenarejo, director ejecutivo de Grupo Editorial Agrícola

Decía Phil Jackson, leyenda de la liga estadounidense de baloncesto, la NBA, que “los buenos equipos acaban convirtiéndose en grandes equipos cuando sus integrantes confían los unos en los otros lo suficiente para renunciar al “yo” por el “nosotros”.


Pues bien, esa parece ser la idea que guía al nuevo gobierno de Estados Unidos, que ha traído de vuelta al país norteamericano al multilateralismo, esa forma de proceder en política internacional en la que varios países colaboran para alcanzar un objetivo común. En pocos meses la administración Biden ha devuelto a su país a varias instituciones de las que quizás nunca debió salir. Que un país de la importancia global de EE. UU. retorne a la Organización Mundial de la Salud en medio de la era COVID-19 o al Acuerdo Climático de París en plena lucha contra el cambio climático global parecen decisiones de sentido común, al menos eso es lo que les parece a los nuevos dirigentes. Por otra parte, da la impresión de que también cambia la visión mundial estilo “far west” de la era Trump, una forma de negociar de la que emanaron la potente guerra económica con China o la política de aranceles a históricos aliados de EE. UU. como la UE.

Al menos esta última medida parece que está en vías de solucionarse, ya que a primeros de este mes de marzo empieza un período de cuatro meses en el que se suspenden los aranceles impuestos entre los Estados Unidos y la Unión Europea por el efecto Boeing y Airbus.

Hagamos un poco de memoria: en octubre de 2019, Estados Unidos contó con la aprobación de la Organización Mundial de Comercio para imponer aranceles a productos importados desde la Unión Europea por valor de 6.900 millones de euros anuales, en respuesta a las ayudas que algunos gobiernos de la UE concedieron a Airbus para el desarrollo del A350 y el A380.

Un año después, la Organización Mundial del Comercio reconocía a la UE la potestad para imponer contramedidas a EE. UU. a causa de sus subvenciones ilegales al fabricante de aviones Boeing. Estos “contraaranceles” se aplicaron un mes después por un importe aproximado de 3.500 millones de euros.

En esta lucha de “altos vuelos”, sin comerlo ni beberlo, quien se ha visto dañada ha sido nuestra industria agroalimentaria, que desde el pasado 18 de octubre de 2019 ha visto sus exportaciones al gran mercado norteamericano lastradas con un 25%.

La eliminación de estas barreras, aunque sea inicialmente solo un “tiempo muerto”, será aire fresco para algunos de nuestros productos agroalimentarios como el vino, las aceitunas verdes, el queso o el aceite de oliva, que este año también han sufrido la bajada de consumo en la hostelería por la crisis de la COVID.

Y ahora es nuestro momento para aprovecharlo.

Empezaba este editorial con una frase de una leyenda del baloncesto norteamericano y lo termino con otra, Michael Jordan. “Algunas personas quieren que suceda, algunos desean que suceda y otros lo hacen posible”.

Pues eso, aprovechemos la oportunidad y recuperemos el mercado con las estructuras de exportación que nuestras empresas y cooperativas han creado durante estos años. Siguen ahí.

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