La añada de la pandemia

11/09/2020

Escribo estas líneas a final de verano, cuando los viticultores han puesto a punto los remolques y tractores y están empezando a colonizar los caminos y carreteras para llevar la uva a la bodega. El moscatel hace varios días que comenzó a entrar en bodega en el sur, la vendimia de blanco está a punto y la tinta entra en su recta final de maduración. Ha sido este un año duro para todos y el sector del vino no es una excepción pero, como todo en la vida, las buenas noticias también acompañan y la calidad de la uva española en general de esta añada es excelente, así que la materia prima promete unos caldos de excepción, ahora todo queda en manos de los bodegueros, enólogos y trabajadores de las bodegas. Grandes profesionales tenemos en España como para sacar de esta uva excelente todo su potencial.

Por Esther Herranz, diputada al Parlamento Europeo (2002-2019). Antigua ponente de la Reforma de la PAC


Muchas bodegas españolas han tenido dificultades para mantener el nivel de ventas de otros ejercicios, aunque la caída de las exportaciones no ha sido tan dramática, sí es cierto que las ventas exteriores han descendido y también es verdad que el canal HORECA, por las restricciones de la pandemia, no ha alcanzado su potencial. Sin embargo hay que seguir adelante, pensando que esta extraña vida que vivimos, lo que llaman “nueva normalidad”, no durará muchos meses más y que con la investigación farmacológica pronto volveremos a las barras de los bares, a los restaurantes y los hoteles. Y para entonces el vino debe estar elaborado y embotellado, porque este es un alimento que no se fabrica, se elabora, y una añada como la de este año, que promete tantísimo, no puede quedar en el limbo.
Como actividad económica que es, la bodega debe ajustar los precios que paga por la uva, pero debe también insistir en la búsqueda de mercado, para eso existe la promoción. El reglamento de promoción de productos agrícolas ayuda en este campo a los vinos amparados por IGP y D.O. y las CC. AA. tienen creadas marcas de calidad regionales que colaboran en la promoción de los productos de la tierra. Es momento de darle una vuelta a todos los recursos disponibles y empujar para que el ciclo no se rompa y la elaboración de vino siga, como hasta ahora, siendo un puntal económico de España.

En los meses de marzo y abril, cuando hubo que ajustar el potencial vitivinícola del viñedo, se recomendó ajustar mucho la producción a la realidad social, para evitar sobreproducción y bajada drástica de precios. Por ello me sorprende leer noticias en las que los viticultores de alguna comarca deciden suspender la vendimia por bajos precios generalizados. Si esto es así es que algo ha fallado, viticultores que no han seguido las recomendaciones controlando la producción con la poda en verde, el desniete, el deshoje, o la restructuración del viñedo. Para todas esas medidas hay líneas económicas en los instrumentos de la OCM del vino, que deberían haber servido para paliar una esperada, aunque no deseada, bajada del precio de la uva y ajustar la producción a la capacidad de acogida de uva nueva en bodega. Sé que los sindicatos agrarios y las asociaciones y cooperativas están haciendo un enorme esfuerzo para mantener informados a los productores de las herramientas de que se dispone para pasar esta añada de la pandemia con el menor costo posible.
Queda el consumidor, ese que ahora puede pedir un vino en una terraza, o comprar su botella para beber una copa de vino en la comida. Hay que animar a que los españoles consuman esos “vinos pendientes” y para ello creo que se hace necesaria la comunicación y promoción institucional desde el Gobierno de la nación. Seguramente no solo de vino, sino de todos y cada uno de los alimentos españoles, producidos con esfuerzo por los productores e industrias agroalimentarias y puestos a nuestra disposición por la distribución, y todo ello bajo las más estrictas normas del mundo en cuanto a seguridad alimentaria, bienestar, respeto medioambiental y, en tiempos de pandemia, de forma segura.
Así, entre todos, saldremos de esta. Y esta añada de la pandemia de 2020 será excelente y podremos disfrutarla en vinos jóvenes de mesa, en crianzas, reservas y grandes reservas. Si dejamos que se pierda por falta de sentido común estaremos haciendo un flaco favor al sector vitivinícola y, con el tiempo, nos pasará factura. Ningún eslabón de la cadena quiere que esto ocurra, porque a nadie beneficia.

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