El girasol es un cultivo que, a pesar de haberse implantado en España en los años setenta del pasado siglo, se ha convertido en una alternativa habitual en las explotaciones, motivado por la buena adaptación a las condiciones climáticas de nuestro país y a las menores exigencias en insumos, si bien esto no quiere decir que no haya que realizar las labores correctamente y no aplicar ningún tipo de inputs.
En el total de la superficie nacional, el cultivo de girasol ha disminuido su superficie, motivado principalmente por la bajada en Andalucía, siendo reseñable el aumento de superficie en ambas Castillas, especialmente en Castilla y León.
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