13/07/2018
Uno de los datos más destacados del Informe son las operaciones financieras en el sector de la biotecnología en España que se han registrado durante 2017, que han contabilizado un total de 149 millones de euros, (sin tener en cuenta el valor de las adquisiciones de Biofabri y de la operación de compra de Biópolis, que no se ha hecho público). Esta cifra representa un crecimiento del 17% respecto a lo registrado en 2016.
La actividad del capital riesgo ha sido especialmente significativa, con 30 millones de euros desembolsados y 46 millones de euros comprometidos, principalmente por compañías como Ysios Capital Partners, Caixa Capital Risc, CRB, Inveready, Clave Mayor, IUCT Emprén, etc,.
El informe destaca el impacto en la economía de las empresas con dedicación total a la biotecnología en 2017, que han contribuido de forma directa, indirecta e inducida al PIB en 7.300 millones de euros, lo que supone en torno al 0,7% del PIB con la generación de más de 108.000 empleos, de los que más de 2.000 son empleos directos. Esta actividad aporta 2.600 millones de ingresos a las arcas públicas, según datos extraídos con la colaboración de CEPREDE. La aportación total del sector biotecnológico a la economía, tanto de forma directa como inducida, se eleva hasta el 7,8% del PIB.
Este año vuelve a situarse la internacionalización como la prioridad para las empresas encuestadas por ASEBIO, siendo la fusión o adquisición de otra compañía como la acción menos importante para las empresas. Para el 87% de las empresas, la necesidad de internacionalizarse es imprescindible. Los mercados preferidos son la Unión Europea y Norteamérica.
En 2016, se contabilizaron 651 compañías con dedicación principal a la biotecnología, con una leve contracción respecto a los 654 de 2015. El número total de empresas del sector biotecnológico ha descendido en más de 200 empresas, pasando de 2.981 a 2.767 en 2016. Por áreas de actividad, en las biotech, el 66,8% se dedican a la salud humana y el 23,5% a la alimentación. La inversión en I+D del total del sector fue de 617 millones de euros, el 6,6% más, un dato que demuestra una vez más el compromiso del sector privado con la investigación, el desarrollo y la innovación.
Asebio considera que la recuperación del sector biotecnológico presentó claroscuros en 2017, fruto de las debilidades que sufre el ecosistema de I+D español y el deficiente marco de ayudas e incentivos. El esfuerzo de los operadores privados, tanto las propias empresas con su inversión en I+D como los inversores especializados, han sido los principales elementos que permitieron al sector mantener un cierto grado de dinamismo, que hubiera sido mucho mayor si hubiera mediado un compromiso público con la I+D y un marco competitivo de incentivos.
“Somos un sector especial por nuestra volatilidad, por nuestros niveles de riesgo, por la extensión de nuestros ciclos. Además, somos un sector que late en zonas de alta sensibilidad social: la salud, el medio ambiente, la sostenibilidad" explicó Jordi Martí, presidente de ASEBIO durante la presentación del informe, y añadió "creemos, sin complejos, que unas cosas y otras nos hacen merecedores de una atención especial y específica. No queremos privilegios, pero necesitamos que la Administración preste atención a ciertas peticiones”.