Interprofesionales y organizaciones de productores, al rescate

Por Jorge Jaramillo, periodista agroalimentario

Un total de 26 organizaciones interprofesionales vertebran el sector agroalimentario del país, sentando en la misma mesa a productores e industria, con intereses contrapuestos, pero también convergentes. La excesiva atomización de la parte productora, y el gran poder de la distribución, han propiciado nuevos registros para explorar soluciones que mejoren la comercialización a través de herramientas como la extensión de norma, que permiten detraer fondos de manera obligatoria y pagar estrategias de promoción e internacionalización. Otras medidas de crisis para evitar el colapso por hundimiento de precios se han reservado hasta el momento para el más de medio millar de Organizaciones de Productores (OP’s) con más tradición en las frutas y hortalizas. El último ejemplo lo tenemos con la crisis de los cítricos y la conversión en zumo de 50.000 toneladas de naranjas. El sector cree que el margen es insuficiente.


De todas las organizaciones interprofesionales agroalimentarias, la del vino (OIVE) es probablemente la que mejor refleja la imperiosa necesidad de unión y de coordinación para planificar el futuro de un sector excesivamente disperso y vulnerable desde el punto de vista comercial. Bodegas y viticultores vieron el abismo en aquella vendimia de 2013 de 55 millones de hectolitros y la consecuente caída de precios. Reaccionaron otra vez tarde, aunque el Ministerio de Agricultura tomó las riendas para que nunca más se repitiera el caos, convenciendo a las organizaciones agrarias más representativas a firmar la creación de la primera Interprofesional del Vino de España.  

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