De todas las organizaciones interprofesionales agroalimentarias, la del vino (OIVE) es probablemente la que mejor refleja la imperiosa necesidad de unión y de coordinación para planificar el futuro de un sector excesivamente disperso y vulnerable desde el punto de vista comercial. Bodegas y viticultores vieron el abismo en aquella vendimia de 2013 de 55 millones de hectolitros y la consecuente caída de precios. Reaccionaron otra vez tarde, aunque el Ministerio de Agricultura tomó las riendas para que nunca más se repitiera el caos, convenciendo a las organizaciones agrarias más representativas a firmar la creación de la primera Interprofesional del Vino de España.