19/05/2022
Los socios del proyecto presentaron este jueves en Madrid los resultados en una jornada en la que se expusieron los principales logros obtenidos, los desafíos y las soluciones relacionadas con esta bacteria que amenaza los cultivos de toda Europa desde su detección en Italia en 2013. El acto fue inaugurado por el director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Valentín Almansa.
Durante la jornada, la directora del proyecto Life Resilience y del departamento I+D de Balam Agriculture, Teresa Carrillo, insistió en la importancia de este tipo de proyectos y en cómo el empleo de buenas prácticas ha favorecido tanto la biodiversidad de los cultivos como la mejora de la sanidad vegetal de las explotaciones contribuyendo a la obtención de productos más sostenibles. Un modelo replicable de mejores prácticas para el olivo, el almendro y otros cultivos leñosos, como cítricos y vid en Europa, aumentando también su capacidad de adaptación al cambio climático y futuras epidemias.
Por su parte, Carlos Trapero, investigador de la Universidad de Córdoba, anunció la obtención de 18 nuevos genotipos resistentes a Xylella fastidiosa, que han sido enviados tanto a la zona cero de la Xylella en Scorrano, Puglia (Italia) como a dos plantaciones más situadas en la Toscana italiana y en Sevilla para continuar con su evaluación agronómica.
Además, durante la jornada se dio a conocer el desarrollo de un sistema de control de insectos para averiguar quiénes portan la bacteria, trabajo realizado por el Instituto de Bioeconomía (IBE), perteneciente al Consiglio Nazionale delle Ricerche (CNR) de Italia, y cuyos resultados fueron expuestos por la entomóloga Anita Nencioni. Los expertos han logrado verificar las metodologías adecuadas para medir el número de insectos presentes en los olivares, tanto con capturas directas como con trampas adhesivas de colores.
El CNR utilizó varias herramientas innovadoras en colaboración con la empresa Villa Filippo Berio, con sede en Pisa. Se probaron trampas de colores para la captura de la escupidera, se utilizaron las imágenes del follaje medido con LiDAR colocado en un dron para verificar el crecimiento de las plantas en los diferentes campos donde se llevaron a cabo los experimentos, se introdujeron trampas automáticas para verificar la presencia de la mosca del olivo, se utilizaron imágenes satelitales para mapear las condiciones vegetativas de los olivos e identificar áreas con diferentes necesidades. Del mismo modo, los expertos han aplicado varias técnicas de agricultura de precisión para mejorar la gestión agronómica de los olivares y se han probado productos químicos de origen natural, nunca antes probados en el cultivo del olivo para el control de insectos vectores.
Igualmente se destacó en la jornada la importancia de la digitalización en la gestión sostenible de las explotaciones, Así, Jorge Blanco, responsable de I+D en la empresa Greenfield Technologies y socia del proyecto, hizo hincapié en el significado de la digitalización agrícola, señalando que puede ser entendida como una herramienta a disposición de los agricultores para la consecución de una gestión más eficiente de sus sistemas productivos. Igualmente, se recordó cómo esta técnica puede significar un campo más atractivo podrá fortalecer el relevo generacional y la fijación de la población rural.
El encuentro también sirvió para plantear el papel de España y Bruselas en la difusión a los agricultores de este tipo de prácticas sostenibles. Acciones que José María Castilla, director de la Oficina Permanente de Asaja en Bruselas, aseguró se estaban trasladando a los agricultores de Asaja, así como las mejoras varietales y todas las recomendaciones técnicas obtenidas de la parte de desarrollo del proyecto.
Para finalizar, la jornada contó con la Mesa Redonda titulada ‘Agenda 2030- Objetivos de Desarrollo Sostenible’, en la que se plantearon aspectos como la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la agricultura, el enfoque de los ODS en los proyectos que hoy en día se están desarrollando en el ámbito agroalimentario, la tecnología como un aliado de la sostenibilidad, la contribución de los agricultores e investigadores al cumplimiento de los ODS o la forma en que la Covid ha impulsado un cambio de paradigma en el que la Agenda 2030 se antoja como la mejor de las guías para un modelo de agricultura sostenible.