08/03/2023
“Hasta el año 2020 era común analizar el mercado de maquinaria de manera aislada, con las variables que afectaban a la capacidad inversora de los agricultores y ganaderos, sin embargo, la crisis COVID provocó cambios en el lado de la oferta que nos siguen acompañando”, afirma Ignacio Ruiz, secretario general de Ansemat, la Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria, Forestal y de Espacios Verdes.
A la falta de componentes electrónicos y las distorsiones logísticas presentes desde la pandemia, hay que sumar el alza de precios de las materias primas y la energía, que ha arrastrado, como una marea, los precios de todos los productos y servicios que se nutren, directa o indirectamente, de ellas.
A pesar del esfuerzo que los fabricantes de maquinaria agrícola están haciendo para contener los precios de las máquinas, “en el tercer trimestre de 2022, el índice de precios que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ya muestra la traslación de costes de producción a los precios”, señala Ignacio Ruiz. Esta situación podría tener efectos positivos en el mercado de segunda mano que, sin embargo, ha caído en 2022, “incluso con una variación mayor que el mercado de maquinaria nueva”.
Por otra parte, los datos de renta agraria en 2022 fueron de 27.861 millones de euros, según la estimación publicada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a finales del año pasado, con una variación negativa del 5,5% respecto a 2021. Las causas de este descenso hay que buscarlas, principalmente, en el aumento de los costes de producción y en las adversidades climáticas.
Las buenas noticias en este análisis, a grandes rasgos, del mercado en nuestro país, serían, por un lado, el incremento de valor de la producción agraria, que contrapesa las caídas de producción causadas por la climatología, aunque no termina de compensar en su totalidad el incremento de costes.
Por otro lado, Ignacio Ruiz señala como más positivo, incluso, “los datos de las superficies cultivadas que siguen creciendo año tras año y que indican que el sector agrario sigue creciendo”. Los datos de Esyrce apuntan que la superficie de cultivos se mantuvo estable en 2022, por encima de 16,8 millones de hectáreas, con aumento en cultivos industriales, leguminosas y leñosos.
La evolución de la inversión
Teniendo en cuenta que las inscripciones de máquinas agrícolas nuevas en el ROMA bajaron un 10,36% en 2022, una contracción mayor que la de la renta disponible para invertir, el secretario general de Ansemat considera necesario buscar “otras causas para el comportamiento del mercado”. En este sentido, apunta al éxito de la convocatoria del “plan de ayudas a la agricultura de precisión en 2022” como origen principal de la reducción del mercado. Y no porque no exista demanda, “sino que se aprovecha el plan de ayudas, retrasándose la adquisición final del producto y provocando una caída del mercado”.
Muestra de ello es que, en esa convocatoria, “el presupuesto inicial de la línea de maquinaria era de 29 millones de euros” y se superaron los “120 millones en solicitudes, que se traducen en más de 300 millones de euros de inversión”. Con lo cual, añade, “podemos concluir que, a pesar de los datos negativos tanto en oferta como en demanda, existe interés en mecanizar con nuevas tecnologías la agricultura española”.
Perspectivas a medio plazo
A los factores mencionados hay que añadir uno más a tener en cuenta para trazar un perfil de lo que se espera que ocurra en el medio plazo en el mercado de maquinaria: el cambio estructural que se ha venido produciendo en la agricultura de nuestro país, que tiene mucho que ver con la búsqueda de mayor rentabilidad y la apuesta por cultivos de alto valor. “Desde hace una década, los agricultores han venido invirtiendo en total aproximadamente lo mismo, pero han cambiado la inversión en maquinaria por la inversión en plantaciones”, afirma Ignacio Ruiz. Estas inversiones ya están sirviendo para apoyar “la balanza comercial del sector agroalimentario y tendrán beneficios incluso mayores a futuro, cuando las más de 500.000 hectáreas de cultivos leñosos que no están aún en producción empiecen a dar sus frutos”.
Este cambio estructural, avanza, “va a condicionar positivamente el mercado de maquinaria agrícola en los próximos años, junto con la implementación de tecnologías de agricultura de precisión, que varían sustancialmente entre cultivos herbáceos y leñosos”.
Otro aspecto que señala el secretario general de Ansemat es el destino que se da a las subvenciones de la PAC en nuestro país. Partiendo de rentas empresariales medias similares de las explotaciones agrarias en distintos países, “la inversión en maquinaria y en empresas de servicios y alquiler de equipos en España no llega al 25% de la inversión realizada en otros países europeos” en estos mismos conceptos. En nuestro país, mientras que el gasto en otros medios de producción “es incuestionable cada año, la inversión en maquinaria agrícola queda en un segundo plano cuando la renta disponible disminuye”. En la coyuntura económica de estos últimos años, “solo las ayudas de la PAC pueden ayudar a la inversión, pero siempre si se distribuyen conforme a la producción real y se destinan a la mejora de las explotaciones”.
Ignacio Ruiz estima, por tanto, que “la inversión en cultivos leñosos realizada en la última década impactará positivamente en el mercado de maquinaria en los próximos años”.
El evento demostrativo por excelencia vuelve al campo
Con toda esta información sobre la mesa, en el horizonte se vislumbra Demoagro, que este año se celebrará, del 23 al 25 de mayo, en Rueda (Valladolid), donde abundan tanto los cultivos herbáceos como los leñosos. Esta próxima edición supondrá el regreso físico, palpable, de un evento único en nuestro país y que, después de casi cuatro años sin formato presencial, resulta, quizá, más necesario que nunca.
Demoagro ha supuesto, desde su primera edición, el encuentro con el usuario final, afirma Victoria Ruiz, responsable de Desarrollo de Ansemat, la Asociación que organiza el evento.
“Pese a los cambios estructurales y tendencias de mercado, las empresas siguen manteniendo la confianza en este tipo de eventos como la manera de contactar con el usuario final. Por parte de éste, un evento de estas características facilita la toma de decisiones en cuanto a la realización de inversiones. En Castilla y León, donde más de 85.000 fincas están actualmente en producción, nada mejor que Demoagro, donde se ofrece la opción de probar y comparar, puede favorecer esa decisión”, añade.
Como valor añadido que Demoagro aporta al sector, Victoria Ruiz indica que “es el único evento demostrativo en España donde los agricultores tienen la oportunidad de probar la mayor variedad de maquinaria agrícola en las mismas cosechas y condiciones, mostrando los beneficios de las nuevas tecnologías”.
Además, en las circunstancias actuales, “el paréntesis provocado por la pandemia ha incrementado el interés por volver al campo. El sector necesita medir el pulso a una nueva situación generada por los cambios estructurales y de mercado resultantes en estos últimos cuatro años”, concluye.
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