27/09/2022
Desde las primeras cosechadoras, los primeros tractores…, han pasado muchos años y ha habido, por fortuna, muchísimos avances que han facilitado la labor del agricultor, han mejorado su calidad de vida y, lo más importante, han redundado en beneficio del aumento de la producción y de la disminución de costes.
Desde hace unos 20 años la maquinaria agrícola ha sufrido grandes cambios, la mayoría de ellos ligados a las nuevas tecnologías, pero ha sido en los últimos 5 años cuando esta “revolución tecnológica” ha sido más acusada. Ahora hablar de maquinaria agrícola es hablar, en muchas situaciones, de drones, sistemas de geolocalización incorporada, avances predictivos, telemetría, y un largo etcétera que pretenden modernizar un sector vital.
La cuestión radica en si los profesionales están preparados para ofrecer un servicio de formación, información y asesoramiento al agricultor, si esta preparación profesional avanza a la velocidad de crucero a la que van las nuevas tecnologías.
Mantenimiento predictivo
Enrique Fernández-Marcote, responsable de Servicio del Sur de Europa y Oriente Medio de AGCO, afirma que “en los últimos 5 años se ha producido el gran avance en la tecnología en maquinaria agrícola; sistemas de autoguiado, muchísima telemetría, para el control de flotas y para que el cliente tenga acceso a la información de sus equipos (rendimiento de máquinas, combustible…), lo que nos permite tener acceso a las máquinas, a sus códigos de error, a posibles problemas. Podemos decir que estamos haciendo la evolución de un mantenimiento preventivo a un mantenimiento predictivo, es decir, la tecnología ya permite predecir o evaluar cuál será el problema, antes de que este ocurra”.
En este sentido el profesor y secretario del Centro Integrado de FP La Granja, en Heras, Cantabria, José María Narciso, sostiene que “hay muchísimo avance en la maquinaria actual, no solo mejoras tecnológicas, sino también de seguridad para el usuario de manera pasiva… Te subes a un tractor actual, moderno, y supone ir en una cabina aislada del exterior, climatizada a un nivel muy superior al de los turismos, mejoras en la amortiguación del asiento, ergonomía… Y hay otros avances relacionados con la electromecánica, electrohidráulica y la electrónica que, muchas veces, el agricultor no sabe manejarlas correctamente”.
Antonio Torres, agricultor y estudiante de Ingeniería Agrícola, pone la atención en el envejecimiento del sector agrario, “el sector está muy envejecido y muchas veces acomodado, a alguien de 55 años en adelante le hablas de la tecnología y, entre la inversión que tendría que realizar y el desconocimiento en nuevas tecnologías, no dan el paso, por eso creo que el servicio post-venta y la formación y seguimiento que deberían hacer los fabricantes de maquinaria es básico para llegar a los agricultores”.
Sin embargo, el secretario general de ANSEMAT (Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria y Espacios Verdes), Ignacio Ruiz, va más allá y afirma que el mercado de compra de maquinaria usada va en aumento, lo que repercute negativamente en esta nueva maquinaria, adaptada a las últimas tecnologías.
“Hay una grieta, un vacío entre la oferta y la demanda, que cada vez se ensancha más. Las empresas se quieren adaptar, buscar nuevos productos, buscar la mejor forma de rentabilizar las inversiones, cumpliendo siempre con la legislación, obedeciendo a lo que pide la agricultura, pero supone un aumento de costes. Todos sabemos que los volúmenes de producción de maquinaria agrícola son los que son, no son como los de automoción”.
Por tanto el aumento del coste, a la hora de fabricar esta maquinaria, es una constante, agravada por el cumplimiento de la legislación, “si trabajáramos como en Estados Unidos, por ejemplo, donde no hay una carga legislativa tan amplia con la que tenemos en la UE, la forma de trabajo sería diferente”.
El fabricante debe estar pendiente, año tras año, de los cambios legislativos que se producen, “que suelen ser cambios un poco arbitrarios”, afirma Ignacio Ruiz, en relación a cambios en cuanto a eficiencia energética, seguridad, emisión de gases, “todo lo que conlleva la fabricación y comercialización de máquinas está legislado, cada año salen sorpresas nuevas, y esa adaptación al cumplimiento legislativo hace que aumente el coste”.
El problema está cuando la renta del agricultor no aumenta al mismo ritmo que los costes de los equipos agrícolas, “esto hace, lamentablemente, que el agricultor no pueda invertir, aunque quiera, en maquinaria puntera y tenga que recurrir a maquinaria usada”, afirma el secretario general de ANSEMAT.
Formación adecuada
Pero, atendiendo a la maquinaria nueva, con la tecnología más puntera, la pregunta que nos planteamos es, ¿está el agricultor preparado para manejar esta maquinaria?, y, sobre todo, ¿el profesional del servicio postventa está preparado para dar un asesoramiento adecuado al agricultor?
José María Narciso afirma que los docentes de centros como el suyo reciben una formación continuada que les permite estar actualizados, con los propios cursos que generan los centros de profesores de cada comunidad autónoma, sin embargo, matiza que “nuestros alumnos no son mecánicos, porque lo que requieren los talleres no son profesionales como los que nosotros formamos, sino centros de automoción, pero es difícil que estudien con maquinaria agrícola porque no es algo generalizado; y voy más allá, porque el enfoque que se da desde la FP de Automoción no contempla la especificidad de la maquinaria agrícola, por eso son las propias marcas las que dan la formación a sus profesionales”.
En este punto Enrique Fernández-Marcote confirma que efectivamente ellos dan la formación adecuada a sus profesionales, “en los últimos 2 o 3 años nosotros sí estamos formando a todos los técnicos de nuestra red, en los diferentes dispositivos electrónicos y, a día de hoy, podemos decir que en cuanto a averías y problemas técnicos, nuestra red de concesionarios sí está capacitada para resolver dudas”.
Y dando un paso más allá, subraya que “después lo importante es la conectividad: si la máquina está conectada a nuestro sistema, podemos anticiparnos al problema, tener acceso a esa información y saber interpretar; es lo que da conocimiento y reduce tiempo de parada de la máquina”.
“Dentro de AGCO y me consta que también lo hacen otras marcas, estamos creando perfiles específicos tanto en comercial como en técnico, para dar soporte a esta tecnología”.
Ignacio Ruiz, al hilo de lo comentado anteriormente sobre la falta de rentabilidad del agricultor para adquirir maquinaria nueva y tener que recurrir a la usada, sostiene que “como cada vez se vende más maquinaria usada, el grado de adopción de nuevas tecnologías no sería el deseado y, por tanto, los profesionales formados en este sentido son suficientes para la demanda actual que hay”.
“Las nuevas tecnologías requieren una formación muy específica de los técnicos postventa, y el cliente que invierte en esta maquinaria sí necesita de estos profesionales para su formación y asesoramiento, pero la realidad es que se está vendiendo más maquinaria usada que nueva”.
Sin embargo, en el caso de que “explotara la demanda”, Ignacio Ruiz está convencido de que habría escasez de profesionales, “ahora mismo los que están tienen la formación adecuada para satisfacer la demanda actual, pero si esta sube, faltarán profesionales. Necesitamos que haya profesionales en el mercado de trabajo con conocimientos básicos para adaptarse a las nuevas tecnologías, faltan profesionales”.
Atraer a los jóvenes
En este sentido el secretario general de ANSEMAT afirma que la demanda de trabajo que hay por parte del sector “o no tiene la formación o no están dispuestos a moverse de donde están hacia las zonas rurales”, por eso pone el foco de atención en la necesidad de buscar medios para atraer a los jóvenes talentos que están en las ciudades para que se vayan a trabajar a los pueblos.
De la misma opinión es Enrique Fernández-Marcote, de AGCO, “el relevo generacional no está garantizado; en conversaciones con nuestros concesionarios, nos explican que les cuesta encontrar técnicos capacitados y jóvenes que quieran estar en este sector de la agricultura, les llama más la atención el sector industrial”.
“Sin generalizar, pero este sector requiere más horas de trabajo, y lo que estamos viendo es que la gente joven ahora mismo busca más comodidad, por eso tenemos que buscar la manera de hacer atractiva la agricultura para la gente joven, porque estamos teniendo verdaderos problemas para encontrar trabajadores que quieran unirse a la agricultura”.
José María Narciso también detecta una falta de profesionales, “vemos que los talleres profesionales requieren ellos mismos de una mano de obra muy especializada que tienen dificultad para encontrar. Un taller tiene mecánicos, pero profesionales que sepan de electrónica en el tractor, de hidráulica, etc., son difíciles de encontrar”.
Además, sostiene que “la industria va más rápido que la Administración”, en relación a la oferta de cursos que las distintas comunidades autónomas dan a los profesionales interesados, “no en todos los centros de formación hay tractores actuales, por ejemplo”.
Dependencia hacia las nuevas tecnologías
Sin embargo las nuevas tecnologías aplicadas a la maquinaria agrícola también tienen su otra cara, y es no solo el aumento de costes a la hora de hacer reparaciones, sino también una dependencia que muchas veces es difícil de asumir o sobrellevar, sobre todo si los fabricantes o los concesionarios no están preparados o adaptados a la nueva situación.
Así lo ve el agricultor Antonio Torres, “el discurso de la dependencia es un sentir de todos los agricultores, es un discurso que se repite, en todas las edades y, para evitarlo, los concesionarios y distribuidores deben tener los repuestos necesarios para poder solventar problemas en caso de avería, porque debe ser un servicio esencial; en la agricultura el tiempo es el que es y no puedes esperar días y días para arreglar una máquina, cambiar una pantalla, no puedes estar días parado”.
“La gente teme a una avería, una rotura que te impida tirar el abono, los fertilizantes, esa dependencia a la máquina; no se puede dejar a un cliente abandonado, como me ocurrió a mí, por parte del distribuidor, porque no tenían recambios; en este sentido creo que tienen que ponerse las pilas y estar preparados”.
Subraya que el cambio es esencial, pero hay que realizarlo entre todos, “el distribuidor se apoya en el agricultor y viceversa; al final el agricultor se fija en el servicio del concesionario, no de la marca, lo que le importa es la persona que te atiende, que te resuelve y te va a solucionar el problema”.
“Si queremos que la agricultura vaya hacia una agricultura digital, hacia un modelo sostenible, las marcas deben tener repuestos digitales, en previsión de problemas, porque las averías deben solucionarse en el momento”.
Burbuja tecnológica
Además, el potencial de la máquina es a veces “demasiado” para el propio agricultor, al que le puede costar entender, “la mayoría de los agricultores a día de hoy todavía no conocen todo el potencial que tienen sus equipos”, afirma Enrique Fernández-Marcote, de AGCO, “a partir de una potencia de 150 caballos, muchos de los equipamientos tecnológicos vienen de serie, y está en la labor del concesionario el hacer una entrega muy profesional para que el agricultor le saque el máximo rendimiento”.
“Las marcas tenemos que hacer una labor muy profunda de la formación en los equipos, que los concesionarios transmitan ese conocimiento a los clientes”.
Ignacio Ruiz, de ANSEMAT, menciona el término “burbuja tecnológica”, que se va a producir en el sector agrario, debido a la sobrecarga de información en nuevas tecnologías que se le está dando al agricultor. “La realidad del agricultor es que sí, que sabe que están las nuevas tecnologías, que puedo entender de ellas, pero mi día a día me consume y, además, supone una inversión muy importante, a lo que hay que añadir la pregunta de “¿qué necesito?, ¿qué tecnología es la más adecuada para mi explotación?”
Por todo ello, para los agricultores de una edad más avanzada, que están mirando más hacia la jubilación, las tecnologías se resisten, sin embargo los agricultores más jóvenes sí están más dispuestos a dar el paso, “mi mensaje es que hay que ir paso a paso, ver cuál es tu explotación, cuál es tu capacidad de inversión, por dónde te quieres mover y aprovechar las tecnologías que puedan ayudarte a conocer mejor tu forma de trabajo y a reaccionar”.
El enfoque de la tecnología
El secretario general de ANSEMAT hace una distinción muy clara en cuanto a la aplicación de las nuevas tecnologías, dependiendo del tipo de cultivos, “el enfoque es diferente para los cultivos extensivos tradicionales y para los cultivos especiales de alto valor”.
“Para los tradicionales, más vinculados a la PAC, la digitalización está orientada a la rentabilidad, a reducir costes variables y a la optimización; sin embargo en los cultivos especiales la digitalización se dirige más a mejorar la calidad del producto, máquinas que sean capaces de ver el estado en el que están los frutos y cómo asegurar el precio”.
En cualquier caso, lo que está claro es que la tecnología ha llegado para quedarse y los profesionales deben subirse a este carro, desde AGCO lanzan el mensaje de un futuro tecnológico al que hay que adaptarse “mirando al futuro, la dependencia a la tecnología va a ser incluso más acusada, y el profesional de la agricultura, el concesionario, el personal del fabricante, o siguen formándose, o se quedarán atrás, a todos los niveles”.