Melón de La  Mancha: el desafío de apostar por una calidad diferenciada

29/10/2018

Por Milagros Jurado, periodista agroalimentaria

Decir Melón de La Mancha es evocar un producto característico de esta comunidad, donde prima la variedad piel de sapo, y cuya producción se concentra, principalmente, en la provincia de Ciudad Real. El futuro de este cultivo, del que obtienen ingresos complementarios más de 2.000 agricultores, pasa por una mayor vertebración, que amortigüe los efectos de un sector atomizado, línea en la que  trabaja su Interprofesional. Otra de las claves es reforzar la apuesta por el melón de calidad diferenciada, a través del Consejo Regulador de la IGP Melón de La Mancha.


Precisamente, y según explica el presidente de la Interprofesional del Melón y la Sandía de Castilla-La Mancha, Cristóbal Jiménez, uno de los logros de dicha Organización ha sido concentrar la superficie de cultivo de melón en 6.000 hectáreas, cuando antes ocupaba unas 8.000. A este respecto, resaltar que Castilla-La Mancha lidera en superficie y producción nacional de melón, con cerca de un 40%, seguida por Murcia, Andalucía y Extremadura.

Aunque el principal mercado del Melón de La Mancha es el nacional, la exportación sigue siendo una de las asignaturas pendientes del sector, para asegurar una mejor comercialización del producto en caso de acumulación del género en momentos puntuales de la campaña, como ha ocurrido en la actual.

En palabras de Jiménez, “para impulsar las exportaciones de nuestro emblemático piel de sapo es prioritario la consecución de una Extensión de Norma para hacernos con líneas de financiación y fondos europeos que nos permitan desarrollar campañas de promoción del producto para promover su consumo en el extranjero”.

Un proyecto que esperan ver materializado en 2019, y para el que asegura que cuentan con el compromiso de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. Precisamente, desde el Gobierno de regional se ha impulsado la unión de la Interprofesional del Melón de La Mancha para que acceda a fondos de promoción y aumente su rentabilidad.

Se trata, por tanto, de un cultivo al aire libre, que requiere de una programación muy bien hecha, con una siembra que se da de manera escalonada, de primeros de mayo, a primeros de julio, para que durante esos tres meses de campaña la oferta esté equilibrada con la demanda. Aun así, siempre ocurre algún imprevisto, generalmente por causas climatológicas: “La pasada campaña se adelantó 12 días a lo que era normal, solapándose nuestra producción con la de Murcia, un exceso de oferta que se tradujo en un precio a la baja”. Este año, aclara, aunque la campaña ha transcurrido en sus fechas habituales, se ha dado otro problema parecido, ya que todo lo que se ha sembrado entre el 20 de mayo y el 24 o 25 de junio, que supone el grueso del producto, en vez de salir en unos 35 días al mercado, lo ha hecho en 20, propiciado por el buen tiempo. Con lo cual se ha vuelto a dar un exceso de oferta en el mercado que este no ha podido absorber”, añade Jiménez.

La Extensión de Norma, prioritaria

La solución a estos atascos de producción pasaría, como y se ha dicho, por la aprobación de una Extensión de Norma que abriera la puerta a mercados exteriores en momentos puntuales de saturación del mercado interior. “¿Por qué no exportamos, en cantidad, ahora mismo?, porque para entrar en nuevos mercados son necesarias campañas de promoción que cuestan dinero, señala Jiménez, y una extensión de norma nos permitiría contar con fondos, tanto del sector como subvencionados”. “Fondos con los que, además de estimular el consumo también podríamos avanzar en aspectos como la investigación o la genética, para ir anticipándonos a las necesidades del mercado”, puntualiza.

En la actualidad, las exportaciones de melón de La Mancha piel de sapo no llegan ni al 5% de la producción media por campaña (alrededor de las 300.000 toneladas), junto con un ínfimo 2% de variedades más orientadas hacia los mercados internacionales, como el melón galia, el amarillo, o el cantalupo.

Pero no todo va a ser malo en esta campaña. En contrapartida, el presidente de la Interprofesional afirma que la calidad está siendo muy buena, con un grado de maduración óptimo.

Otro de los aspectos cruciales para este cultivo en el que se ha venido trabajando desde la Interprofesional, es en la prevención e información de virus, como es el caso del Nueva Delhi, que hundió el final de la campaña en 2017. Una labor en la que ha contado con el apoyo y la colaboración tanto de la Administración autonómica, como de firmas multinacionales.

 

Por un melón que no se desvirtúe

Entrando en la cuestión de la genética, Cristóbal Jiménez apunta como línea fundamental de trabajo procurar que “el Melón de La Mancha no se desvirtúe, que siga siendo el melón piel de sapo de toda la vida”. “Y es que una cosa es adaptar la genética a la actualidad y otra muy diferente desvirtuar el Melón de La Mancha, con IGP o calidad diferenciada”, concluye.

Tal y como asegura el presidente de la Interprofesional del Melón y la Sandía de Castilla-La Mancha, esta región se caracteriza por unas condiciones idóneas de tierra, pH, agua y clima, gracias a las cuales su producción de melón ofrece una calidad incuestionable, destacando aquellas variedades autóctonas de melón piel de sapo en verde, que representan el 90% de dicho cultivo y que se caracterizan por un sabor muy dulce al paladar que puede alcanzar hasta los 17 grados brix.

El cultivo de melón en Castilla-La Mancha constituye una de las alternativas de cultivo más importante de esta comunidad, dada la actual falta de agua, aunque no suele ser la única, debido al alto grado de diversificación de su actividad agrícola. Las cooperativas de este sector, que antes eran cuatro y ahora tres, han pasado de concentrar el 15% de la cuota de mercado a un 9% en la actualidad.

Cultivo eminentemente social

Entre los principales logros del sector destaca el hecho de que tanto productores como comercializadores se hayan avenido a sentarse a la misma mesa para, desde la estructura de la Interprofesional, abordar el futuro del sector. Una interlocución favorecida por un absoluto consenso entre ambas partes, según asegura, Jiménez.“Tenemos que tener claro que o nos organizamos o nos arruinamos, por lo cual es conveniente que sigamos avanzando todos unidos en este proyecto común de la Interprofesional”. Prosigue, “solo así, estaremos en disposición de preservar un cultivo eminentemente social y que aporta vida a una comarca entera al generar mucha mano de obra. De hecho, una hectárea de melón sustenta una media de unos 40 jornales, sin contar todas las industrias auxiliares en torno a este cultivo (semillero, almacenistas, fitosanitarios, etc)”.

Otro avance es haber conseguido que el fruto sólo se corte en su momento óptimo de maduración. "Hay que tener en cuenta en todo momento que se trata de un producto perecedero que, como mucho, dura de 10 a 12 días en cámara", puntualiza.

Reforzar la apuesta por Melón con IGP

Ramón Lara es el presidente de la IGP Melón de La Mancha, marca de calidad con la que este producto cuenta desde 2004. A su entender, el gran reto de su Consejo Regulador es sacar una calidad extra en este producto, como forma más efectiva de aportar valor añadido al agricultor. “El sector debe apostar de manera decidida por la Interprofesional y, dentro de esta, por el Melón de La Mancha con calidad diferenciada. Aunque el porcentaje de empresas del sector representadas en la Interprofesional es muy alto (85%), la idea es que se incremente hasta el 95%”.

“Esa es nuestra batalla, prosigue, diferenciar la calidad de nuestro melón, para que pueda posicionarse bien en los mercados y llegar a la gran distribución, algo para lo que se requiere de mucho esfuerzo, tiempo e inversión en campañas promocionales”. Y es que, según aclara Lara, “empresas inscritas a la IGP Melón de La Mancha son un total de diez, pero no todas hacen melón con IGP”.

Coincidiendo en esa línea, desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, se destaca la necesidad de que las empresas que comercializan este producto se incluyan en la IGP Melón de La Mancha, ya que, según palabras del propio Francisco Martínez Arroyo, “es la imagen de nuestro producto en nuestro país y en el mundo”. A su entender, “el camino que el sector debe seguir pasa por que los consumidores conozcan el producto y, para ello, deben ir con la “marca de Castilla-La Mancha”, que es la de la IGP: Melón de La Mancha”.

Para el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural la apuesta por la IGP es fundamental, ya que “los consumidores no reconocen el valor de marca de ese producto, por lo que hay que invertir muchos esfuerzos, no sólo económicos, en darlo a conocer”. “De ahí, la importancia de organizarse a través de la Interprofesional para tomar ‘decisiones de calado’ que protejan a los profesionales frente a otros eslabones de la cadena agroalimentaria a la hora de negociar la venta del producto, por ejemplo”.

Tal y como apunta Martínez Arroyo, no hay que olvidar que el melón “es un producto muy de temporada que está muy influido por la climatología, por las producciones de otras regiones cercanas y los deseos de la gran distribución. De lo que se trata es de que se defiendan los intereses del sector, y la Interprofesional debe ser la herramienta para organizarlo”.

En la región existe una línea específica de ayudas a la promoción de la calidad diferenciada, y la Indicación Geográfica Protegida del Melón de La Mancha puede beneficiarse de estos fondos que la Consejería de Agricultura pone a disposición de la promoción de las figuras de calidad de Castilla-La Mancha.

El presidente de la IGP Melón de La Mancha explica que esta iniciativa la emprendieron cinco cooperativas, un número que en la actualidad se ha reducido a tres y al que se han sumado siete empresas comercializadoras de la zona.

En el pliego de condiciones de la IGP se establece que este marchamo de calidad sólo puede aplicarse a melones de Categoría I, cuya carne debe ser firme y de tono blanco o cremoso, con una textura suave y una corteza no demasiado gruesa. Además, tiene que tener como mínimo 13 grados brix y su tamaño debe estar entre 1,8 kg y 4 kilos. Desde el punto de vista sensorial, las principales características que hacen que el melón con IGP de La Mancha sea apreciado son el dulzor, la alta jugosidad y la escasa fibrosidad de su carne.

La zona de producción está situada en la comarca natural “Mancha”, junto al Alto Guadiana. Comprende los términos municipales de las localidades de Alcázar de San Juan, Arenales de San Gregorio, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Daimiel, Herencia, Las Labores, Llanos del Caudillo, Manzanares, Membrilla, Puerto Lápice, Socuéllamos, Tomelloso, Valdepeñas y Villarta de San Juan.

Respecto al valor alimenticio de esta fruta, el presidente de la IGP la considera sumamente refrescante y saludable para la estación estival por su alto contenido en agua y azúcares naturales.

Vinculación histórica

Según señala Lara, algunos de los aspectos en los que más se ha avanzado en este cultivo, que conjuga modernidad con tradición (como es el caso de su “corta” y recogida, que se realizan de manera manual, de ahí buena parte de su importancia social), son la trazabilidad, o trayectoria del producto desde su origen hasta su destino final, y el control de calidad.

El melón piñonet o piel de sapo es uno de los cultivos sociales hortícolas característico de la comarca natural Mancha, particularmente representativo de la zona nororiental de la provincia de Ciudad Real, en la que su cultivo constituye un buen complemento para las explotaciones familiares agrarias, cuyos ingresos principales proceden principalmente de la viña y los cereales.

Muy probablemente, el cultivo del melón fue introducido en La Mancha por los árabes. Las referencias más antiguas, son las recogidas en el original y objetivo “Tratado Agrícola” de Ibn Bassal al-Tulaytubí, discípulo de Ibn Wafid, visir de Yahya ben Ismail al-Mamún, que reinó con el nombre de Yahya I al-Mamún en los reinos taifas de Toledo (1043-1075) y Valencia (1065-1075).

Premios Gran Selección

El Melón de La Mancha es una de las 43 figuras de calidad amparadas por la Ley 7/2007, que es la que regula las figuras de calidad de Castilla-La Mancha. A ello se suman otros productos emblemáticos, amparados por otras DOP, IGP, ETG o Marcas de Calidad, como el ajo, el vino, el aceite de oliva, el azafrán, el jamón serrano, la berenjena, el cordero, el queso, la miel, el pan de cruz y los productos de la agricultura ecológica.

En Castilla-La Mancha actualmente hay 3 operadores certificados bajo la IGP Melón de La Mancha. Este es el caso de Santiago Apóstol de Tomelloso, S. C. de CLM; Agrícola de José Juan Francisco, S. L. y Agroborja, S. L.

En lo que se refiere a los Premios Gran Selección, son un galardón que supone el máximo reconocimiento de Castilla-La Mancha a los productos de la región, premiando la calidad y saber hacer de los profesionales que nos hacen disfrutar de una variedad de texturas, aromas y sabores que despiertan grandes sensaciones.

Estos premios comenzaron su andadura en el año 1990, habiéndose celebrado este año 2018 su 29 edición, con el acto de entrega de los mencionados premios el día 25 de junio, en el Teatro Municipal de Tomelloso.

Con estos premios se reconocen actualmente a 12 productos como el vino, queso, aceite de oliva virgen extra, miel, azafrán de La Mancha, jamón serrano, berenjena de Almagro, Melón de La Mancha, Ajo Morado de Las Pedroñeras, cordero, carne de caza y Pan de Cruz de Ciudad Real.

En el caso particular del melón, los Premios Gran Selección conceden un reconocimiento al mejor Melón de la Mancha, que en la edición 2018 fue concedido a Santiago Apóstol de Tomelloso, S. C. de CLM, debido a que era el único operador certificado bajo la IGP.

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