13/09/2019
Planas quiso hacer una valoración positiva de este acuerdo, que ha cosechado rechazo por parte de algunos sectores productores que temen verse perjudicados, y remarcó su importancia estratégica para la UE en un contexto de tensiones en el comercio internacional. Para el ministro, se trata de un acuerdo moderno y equilibrado, desde el punto de vista político, económico y comercial, gracias al cual España y la UE logran el acceso a un mercado de 263,7 millones de personas, de las que casi 55 millones hablan español. España, recordó, es el cuarto exportador agroalimentario de la UE y el octavo mundial, por tanto, es un país con claros intereses “ofensivos” en los mercados internacionales, entre ellos, los países que conforman Mercosur. Por ello, subrayó, se puede conseguir que cuando entre en vigor “lo que hoy parece un reto, sea una oportunidad”.
Para su puesta en marcha definitiva, el acuerdo con Mercosur debe ser aprobado aún por el Parlamento Europeo y por los Estados miembros de la UE, en un proceso que se puede prolongar durante un período de más de dos años. Según el producto de que se trate, se establecen períodos de transición comprendidos entre 5 y 15 años, hasta la plena aplicación de la reducción o eliminación de aranceles.
Además de los aspectos puramente comerciales, se incluyen condicionalidades de tipo medioambiental y social que, según señaló el ministro, facilitarán que, en este caso, los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) tengan un motivo adicional para cumplir compromisos como los adquiridos en el marco del Acuerdo de París sobre el clima o en el marco de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo. Asimismo, incidió, los productos de Mercosur deberán cumplir los mismos estándares que los productos comunitarios cuando entren en el espacio de la Unión Europea.
Sectores
Durante su comparecencia, el ministro repasó las ventajas que a su juicio puede suponer el acuerdo para varios sectores agroalimentarios, como el aceite de oliva, el vino, los productos lácteos o algunas frutas y hortalizas.
Respecto al aceite de oliva, Planas recordó que España es el primer exportador mundial, de manera que ve el acuerdo como una oportunidad para que el sector incremente sus exportaciones a países como Brasil, en los que el consumo de este producto es todavía muy reducido. También considera que pueden aumentar sus exportaciones productos lácteos como los quesos de calidad diferenciada, o el vino envasado y las bebidas espirituosas.
En cuanto a los sectores entre los que más preocupan las repercusiones del acuerdo, Planas hizo referencia, en primer lugar, al vacuno de carne. A este respecto, insistió en que, si bien el tratado puede suponer una amenaza para los países europeos más exportadores, en el caso de España hay ventajas que se deben aprovechar, sobre todo las derivadas de la sostenibilidad de las producciones nacionales y la calidad de nuestras carnes, poniendo como ejemplo las posibilidades que ofrecen las razas autóctonas y la posibilidad de crecimiento del consumo en el canal de restauración informando al consumidor del origen de los productos.
En relación con los cítricos, el ministro recordó que España es líder mundial en la exportación de cítricos frescos y, por tanto, tiene intereses ofensivos en los mercados internacionales. A este respecto, señaló que las producciones de Mercosur se producen en contra estación con respecto a las españolas, lo que permite que ya, en este momento, España exporte a Mercosur, y el acuerdo debe permitir aumentar estas exportaciones durante los meses en los que no hay producción en los países del bloque sudamericano. Aun así, recomendó al sector que no permanezca estático ante un panorama internacional en cambio, y que aproveche para reforzar sus fortalezas mediante la calidad, la diferenciación, y la concentración de la oferta y de la comercialización.