09/09/2022
Por cada euro aportado de manera directa por la viticultura, se estima que se genera un euro adicional de manera indirecta e inducida, indican desde la Interprofesional. A ello hay que sumar el resto de actividades que componen el sector vitivinícola (elaboración del vino, distribución, comercialización y otras actividades suministradoras).
Asimismo, la plantación y el cuidado de la vid, así como las actividades relacionadas con la vendimia, emplean anualmente, a tiempo completo, a unas 27.100 personas de manera directa, y contribuyen al mantenimiento de más de 20.550 empleos gracias a su efecto sobre otros sectores económicos.
Teniendo en cuenta, además, el número de personas vinculadas con la viticultura de forma temporal, parcial o como actividad complementaria, el número de viticultores asciende, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a 561.875.
La naturaleza agrícola de la viticultura, indica Susana García, directora de OIVE, “la convierte en una actividad clave para el futuro de las zonas rurales, donde es un gran activo para fijar población”. De hecho, añade, “para algunos municipios de reducido tamaño esta actividad resulta determinante para su supervivencia y lucha contra la despoblación”.
Por otra parte, la actividad de elaboración del vino también mantiene una fuerte vinculación al territorio, toda vez que las bodegas se localizan en zonas próximas a los viñedos, generando empleo y riqueza.