El MAPA plantea una PAC más social, sostenible y de futuro

27/07/2022

Por Manel González, periodista

La suerte está echada; la cuenta atrás, cerca de culminar. El 1 de enero de 2023 entrará en vigor la nueva Política Agrícola Común 2023-2027. La Comisión Europea tiene en su haber el Plan Estratégico español (PEPAC), elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación junto con las comunidades autónomas y las fuerzas vivas de este sector y de otros, y se espera que le dé su visto bueno definitivo tras el verano. Para el MAPA, el texto presentado refuerza y ahonda en el triple compromiso económico, medioambiental y social con el objetivo transversal de “modernizar el sector agrario a través del conocimiento, la innovación y la digitalización de las zonas rurales”.


“La propuesta española destaca por su equilibrio entre las respuestas a las necesidades de los diferentes ámbitos económico, ambiental y social”, remarcaba el ministro de Agricultura, Luis Planas, en el consejo consultivo de Agricultura y Pesca del pasado 11 de julio. El Gobierno español confía en que este sea el paso previo a la consecución de una agricultura inteligente y competitiva que permita al sector agrario “generar valor de manera sostenible en el tiempo”.

Para ello, la PAC 2021-2027 contará con un presupuesto para nuestro país de 47.724 millones de euros, una cifra que se mantiene estable para España a pesar de la reducción del presupuesto comunitario por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Satisfacción contenida: podría ser mejor, pero también peor. De ese montante, 13.730 millones corresponden a este periodo transitorio (2021-2022) para ayudas directas, ayudas de desarrollo rural y medidas de mercado; 35.549 millones, para las medidas contenidas en el PEPAC 2023-2027; y los 1.445 millones restantes, para otras medidas fuera del PEPAC 2023-2027, como el Programa de opciones específicas por la lejanía y la insularidad (POSEI) canario, los programas de distribución de productos lácteos, frutas y hortalizas en centros escolares o los programas nacionales de información y promoción relativos a productos agrícola en el mercado interior y en terceros países.

Medidas del PEPAC

Las ayudas contempladas en la PAC 2023-2027 se pueden dividir en tres grandes bloques: ayudas directas, medidas de desarrollo rural y programas sectoriales.

El primero de los bloques hace referencia a las ayudas directas de la PAC y cuenta con un presupuesto, para nuestro país, de 4.828 millones de euros al año. Tal y como describen desde el propio Ministerio, las ayudas directas “son un elemento esencial de apoyo a la renta de los agricultores y las agricultoras” y “funcionan como una red de seguridad para sus ingresos”, que de media son un 30% menores que los de los profesionales de otros sectores económicos. Gracias a ellas, se puede remunerar a los trabajadores del campo por aspectos que no remuneran los mercados pero que son vitales para la sociedad: el abastecimiento de alimentos, el respeto medioambiental y climático y el progreso del medio rural. Además, dotan de resiliencia al sector agrario, proporcionando una estabilidad a los ingresos de las explotaciones que contrarresta la inestabilidad de los mercados o de la propia meteorología.

Para recibir estas ayudas directas, son condiciones indispensables que el profesional cumpla con la definición de agricultor activo; que acometa unas normas y buenas prácticas en materia de medio ambiente, seguridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y bienestar de los animales (en caso contrario, los pagos disminuyen o desaparecen) -lo que se ha denominado condicionalidad reforzada-; y que cumpla la legislación laboral para la percepción de las ayudas -condicionalidad social-.

Algunas de estas ayudas a la renta son la ayuda básica a la renta para la sostenibilidad (2.462 millones/año), el pago redistributivo (483 millones/año), el pago a jóvenes (96,5 millones/año), los eco-regímenes (1.110 millones/año) y las ayudas asociadas a la producción (676 millones/año).

El segundo bloque de ayudas PAC corresponde a los programas sectoriales y tiene un presupuesto de 582 millones de euros al año. Incluye los dirigidos a frutas y hortalizas, vino y apicultura. Se trata de programas que tienen en cuenta las necesidades de cada sector y que pueden abarcar aspectos muy diversos, como la promoción de productos, la innovación, la lucha contra plagas, la reducción del impacto ambiental o climático, etc.

Las medidas de desarrollo rural conforman el tercer bloque. Para ellas están disponibles 1.762 millones de euros al año (1.080 millones corresponden al Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural -FEADER-). Contribuyen a un desarrollo territorial “equilibrado” mediante la creación de empleo y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades rurales. El 47,8% de este presupuesto está destinado a medidas de carácter ambiental.

¿Qué destaca en el PEPAC 2023-2027?

Hay una serie de novedades en el Plan Estratégico remitido por el Ministerio a la Comisión Europea que consideramos interesante analizar.

Desde el MAPA consideran que el PEPAC contiene las “intervenciones necesarias para alcanzar los objetivos de la PAC y la ambición del Pacto Verde Europeo basadas en un análisis minucioso del sector agrario y el medio rural en su conjunto”. Su finalidad es “el desarrollo sostenible de la agricultura, la alimentación y las zonas rurales para garantizar la seguridad alimentaria de la sociedad a través de un sector competitivo y un medio rural vivo”.

En ese sentido, para el organismo, dichas novedades introducen a la nueva PAC en una nueva dimensión con tres características: tendrá más en cuenta a la “clase media” agraria; se generará equilibrio entre la sostenibilidad económica y la sostenibilidad ambiental; y será una PAC de futuro.

Una PAC para la “clase media”

Uno de los principales objetivos para el Ministerio de Agricultura a la hora de pergeñar este PEPAC era proporcionar las herramientas necesarias que ayuden a mejorar la rentabilidad de pequeñas y medianas explotaciones, las mismas que aportan una serie de valores diferenciales a nuestra sociedad, pero para las que la supervivencia nunca ha sido tarea sencilla.

Una de esas herramientas es la oportunidad que se brinda al relevo generacional y a la incorporación de mujeres. Dentro del nuevo enfoque estratégico del relevo generacional que incluye el Plan está la nueva definición de jóvenes agricultores y agricultoras, que “favorece la simplificación y reducción de burocracia”, señalan desde el MAPA. El presupuesto destinado a incentivos de incorporación de savia nueva en el campo será de 230 millones de euros al año. En la asignación de derechos de pago de la reserva nacional se priorizará a los y las jóvenes recién instalados en la actividad agraria.

En cuanto a la situación de las mujeres, la próxima PAC será la primera que incorpore enfoque de género con el objetivo de combatir la desigualdad imperante con respecto a sus homólogos masculinos en el campo (brecha de género, menor tasa de empleo de mujeres, etc.).

Medidas concretas: el pago complementario a la ayuda básica a la renta para jóvenes de hasta 40 años, dirigido a personas que se incorporan por primera vez y de manera reciente como jefe o jefa de explotación y que cumplan con criterios mínimos de capacitación agraria. El importe es el valor medio regional de los derechos de pago hasta un máximo de 100 hectáreas (si la beneficiaria es mujer, aumenta un 15%), y la duración de la ayuda es de 5 años.

Otro de las medidas orientadas a impulsar pequeñas y medianas explotaciones se concreta en el pago redistributivo a las mismas. Se trata de un pago complementario a la ayuda básica a la renta para la sostenibilidad (ABRS) y se concede a las primeras hectáreas de todas las explotaciones.

“Este pago se ha diseñado para favorecer a las explotaciones medianas profesionales utilizando un doble umbral para cada una de las 20 regiones agrarias”, explican desde el MAPA. Así, en las primeras hectáreas de la explotación, y hasta el primer umbral (X hectáreas), el pago redistributivo será del 20% del valor medio regional. A partir de ese primer umbral (X hectáreas), y hasta un segundo umbral (Y hectáreas), el pago redistributivo será del 40% del valor medio regional. Serán pues las explotaciones medianas las más favorecidas por esta medida.

Otros términos a los que nos deberemos acostumbrar son los de la limitación de pagos o capping y degresividad. Los importes de la ayuda básica a la renta para la sostenibilidad se limitarán por persona beneficiaria y año en la próxima PAC. Se acometerá una reducción progresiva de los importes que superen los 60.000 euros: del 25% entre 60.000 y 75.000 euros; del 50% entre 75.000 y 90.000 euros; y del 85% entre 90.000 y 100.000 euros. Esta última cifra marca la limitación del importe a recibir. Para el cálculo de la limitación de ayudas o de la reducción progresiva de las mismas, los perceptores pueden descontar del valor de su ABRS sus costes laborales. Ninguna explotación cobrará más de 200.000 euros de ayuda básica a la renta. Esta medida busca un reequilibrio de fuerzas evitando que el dinero vaya a grandes explotaciones que no requieran un apoyo tan importante como las pequeñas y medianas.

La mencionada ayuda básica a la renta (ABRS) tiene el objetivo de “incrementar la remuneración de las explotaciones agrarias y contribuir a su resiliencia”. Finalmente, el 61% del presupuesto español se destinará a los pagos directos para ayudas directas a la renta mediante la ayuda básica a la renta para la sostenibilidad (51%) y el pago redistributivo (10%).

La nueva PAC profundizará en la llamada convergencia interna: “el valor individual de los derechos de pago de la ABRS convergirá hacia las medias regionales de las nuevas 20 regiones. Esta transición requiere que, mientras no se alcance la plena convergencia, la ABRS deba concederse a través de derechos individuales”. En la hoja de ruta del PEPAC se indica que, en 2026, el valor de todo derecho deberá haber alcanzado, al menos, el 85% del valor medio regional, y en 2029 se llegará a la plena convergencia.

Equilibrio entre la sostenibilidad económica y la sostenibilidad ambiental

Aferrados a una máxima: la sostenibilidad económica depende de la sostenibilidad ambiental y viceversa. Europa quiere una PAC más verde y, por eso, habrá más requerimientos ambientales. Sin embargo, el respeto por el medio ambiente no es nuevo para nuestros agricultores y ganaderos. Muchas de estas estrategias ya se cumplen desde hace años. El objetivo es afianzar lo ya trabajado. Y, por supuesto, esas estrategias más sostenibles deben ser asumibles desde la rentabilidad de las explotaciones, indican desde el MAPA. Si una explotación no es viable económicamente, no habrá explotación.

Dos conceptos a tener en cuenta: condicionalidad reforzada y eco-regímenes.

La condicionalidad reforzada hace referencia a un nivel mínimo de compromiso medioambiental y climático de carácter obligatorio que debe cumplir un beneficiario de las ayudas directas de la PAC y de los pagos por superficie de desarrollo rural. El adjetivo ‘reforzada’ tiene que ver con el incremento de la ambición medioambiental y climática de la condicionalidad que ya se veía aplicando.

Cuenta con once requisitos legales de gestión (RLG) y diez buenas condiciones agrícolas y medioambientales (BCAM). En ambas categorías se incluyen aspectos de la condicionalidad existente actualmente y se añaden aspectos novedosos -como las directivas sobre política de aguas y uso sostenible de plaguicidas, en los RLG; y la protección de humedales y turberas y la fertilización sostenible, en las BCAM- y normas anteriormente incluidas en el pago verde o greening (en algunos casos, con mayor exigencia) -como las BCAM relativas al mantenimiento de los pastos permanentes, la cobertura mínima de suelo en los periodos más sensibles, el porcentaje mínimo de la superficie agrícola dedicada a superficies o elementos no productivos y la prohibición de convertir o arar los partos permanentes declarados sensibles en espacios Natura 2000.

Los eco-regímenes, por su parte, tienen la finalidad de remunerar a las explotaciones que lleven a cabo prácticas, ya sea agrícolas, ya sea ganaderas, beneficiosas para el medio ambiente mediante compromisos anuales voluntarios. En este caso, el nivel de exigencia debe ser mayor que el de las prácticas relativas a la condicionalidad.

El PEPAC propone siete prácticas concretas agrupadas en dos grupos de eco-regímenes: las relativas a agricultura baja en carbono, como el pastoreo extensivo; la agricultura de conservación: siembra directa (con gestión sostenible de insumos de regadío); las cubiertas vegetales espontáneas o sembradas en cultivos leñosos; y la práctica de cubiertas vegetales inertes en cultivos leñosos; y las asociadas a la agroecología, como la siega sostenible y el establecimiento de islas de biodiversidad en las superficies de pastos; las rotaciones en tierras de cultivo con especies mejorantes (con gestión sostenible de insumos en regadíos); y los espacios de biodiversidad en tierras de cultivo y cultivos permanentes (con gestión sostenible de insumos en regadíos): superficies no productivas y elementos del paisaje. “Medidas, en definitiva”, señala el ministro Planas, “enfocadas a mejorar la calidad de nuestros suelos, al reducir la erosión, mejorar la captura de carbono y contribuir a preservar la biodiversidad”.

Una PAC de futuro

Esta tercera característica de la PAC que viene es transversal a las dos anteriores. Desde el MAPA están convencidos de que la reforma ayudará a que siga habiendo productores en 2030 y más allá; de que el nuevo modelo traerá al campo cambios profundos, pero graduales, diseñados para que las pequeñas y medianas explotaciones agrarias profesionales, base de nuestro modelo social, puedan afrontar las nuevas circunstancias en las que tendrán que ejercer la actividad a lo largo de la próxima década.

Para alcanzar estos propósitos, es vital modernizar el medio rural. El Plan pretende fomentar y poner en común el conocimiento, la innovación y la digitalización en las zonas agrícolas y rurales promoviendo su adopción por el sector agrario. Esto se quiere conseguir por medio de la mejora del acceso a la investigación, la innovación, el intercambio de conocimientos y la formación. Llevar la competitividad y la sostenibilidad a un escalón superior y adaptar las demandas del consumidor, objetivos principales.

Así, el Plan contempla herramientas como los servicios de asesoramiento a las explotaciones, que ofrecerán información tecnológica y científica actualizada sobre aspectos económicos, medioambientales y sociales; las redes PAC, una a nivel de la UE y otra a nivel nacional, que se erigirán en foros de encuentro para el intercambio de conocimientos y su implementación práctica; y medidas de desarrollo rural, centradas tanto en la transferencia de conocimientos y actividades de formación e información, como en cooperación. En este punto destaca la implementación de la Asociación Europea para la Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícolas. Se contemplan inversiones para la modernización de explotaciones agrarias y para la transformación, comercialización y desarrollo de productos agrarios.

El Ministerio apunta que en 2023 se producirá un “refuerzo” de estas herramientas (por ejemplo, el presupuesto para asesoramiento y formación crecerá un 70%).

Además, la nueva PAC incluye el paquete de ayudas asociadas, que se conceden por el mantenimiento de un determinado tipo de cultivo o de ganado, casi siempre dirigidas a sectores vulnerables social o económicamente. Como novedades, habrá ayudas asociadas para el olivar con dificultades específicas y alto valor medioambiental y para la producción tradicional de uva pasa. Su objetivo es claro: favorecer que sean sostenibles y viables.

Continúan también las intervenciones sectoriales para las frutas y hortalizas, el sector de vino y el apícola.

Desde la Administración española confían en que el Plan Estratégico de la PAC siente las bases “para que el sector siga siendo un sector económico estratégico” en la próxima década.

‘Lo que pasa en el campo no se queda en el campo’. Por Marta Fernández

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, presentó a principios de julio la nueva campaña de comunicación puesta en marcha por su departamento para dar a conocer a la ciudadanía la nueva PAC.

La acción lleva por título ‘Lo que pasa en el campo no se queda en el campo’, un lema que invita a reflexionar, porque, como explicó durante la presentación, la PAC no es algo exclusivamente rural ni ajeno al conjunto de la sociedad, sino que es la columna vertebral de la UE sobre la que se sustentan pilares tan importantes como innovación, igualdad, desarrollo rural, sostenibilidad y futuro, entre otros. En este sentido, Planas remarcó que la PAC es una política de apoyo al conjunto de los ciudadanos.

Asimismo, también señaló que esta campaña es oportuna y necesaria. Oportuna por el momento en el que se presenta, dijo, puesto que España ha presentado a Bruselas el Plan Estratégico Nacional –tras incorporar las recomendaciones al texto enviado en el mes de marzo- bajo el que ese aplicará en nuestro país la PAC 2023-2027.

Y necesaria porque es importante que el conjunto de la sociedad conozca qué es la Política Agrícola Común y sea consciente de la realidad del sector, puesto que, según el Eurobarómetro, un 38% de la población española no ha oído hablar nunca de la PAC.

La campaña se está desarrollando a través de medios digitales, televisión, radio, prensa y publicidad exterior. Se estima que se pueden alcanzar los 700 millones de impactos.

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