20/02/2023
Esto se refleja, por ejemplo, en el cuaderno agrario, el documento en el que cada profesional agrario debe anotar todas las operaciones que realiza en su explotación, y que “en breve” será obligatoriamente digital.
El sector agrario español no se caracteriza precisamente por contar con una mayoría de profesionales agrarios con buenos conocimientos en tecnologías digitales. Es cierto que, como decíamos en este mismo espacio hace unos meses, los jóvenes que se incorporan al sector están más preparados que la media nacional, pero es inquietante constatar que somos un sector de edad muy avanzada: 4 de cada 10 profesionales agrarios que reciben la PAC en España tiene más de 65 años.
La facilidad de manejo de las tecnologías digitales es inversamente proporcional a la edad y, aunque esto no es algo exclusivo del sector, para muchos, la digitalización del cuaderno agrario (y otras cuestiones tecnológicas) se puede convertir en un problema a la hora de cumplir con la legislación. Quizás por ello ya son varias las administraciones públicas que están ayudando a sus agricultores a cumplimentarlo, servicio público lo llaman.
¿Qué pasará en años venideros? Pues es posible que esta función también la puedan desarrollar las organizaciones agrarias, los bancos, las cooperativas como servicio a sus socios o profesionales independientes como ocurre con la gestión de la PAC, pero me surge una reflexión al respecto, una reflexión quizás de fondo.
No deberíamos perder la perspectiva de lo que somos: productores de alimentos y gestores de negocios que se ubican principalmente en el medio rural. Esto parece evidente, pero si lo tenemos claro, nos deberíamos dar cuenta de que el corazón de todo reside en la gestión de nuestros negocios y no en quién gestiona los medios mediante los que la llevamos a cabo.
Somos profesionales en manejar cultivos y en gestionar nuestras explotaciones para poder vivir de nuestro trabajo, algo que nunca deberíamos “externalizar” o poner en manos de otros.
En cambio, la tecnología para llevar esto adelante ha cambiado a lo largo de miles de años y seguirá cambiando. Sí, la digitalización nos hará más eficientes (aunque también más dependientes), pero no debemos olvidar nunca que el propietario del terreno y del conocimiento de nuestros negocios somos nosotros. Tampoco debemos olvidar que quienes venden digitalización no son nuestros jefes sino nuestros proveedores, y que a quien deberíamos observar con atención y tratar con mimo es al consumidor, que es al final quien nos da de comer.
¿Y si la digitalización es obligatoria “por ley”, como el caso del cuaderno digital agrario? Pues organicémonos como sector, busquemos soluciones en conjunto para cumplir esas necesidades. Elijamos proveedores solventes que hagan eso que no sabemos hacer por nosotros mismos. ¿No lo hacemos ya cuando llevamos el tractor al taller?
No debemos tener miedo ni ignorar la digitalización porque podríamos estar fuera de la legalidad o perder rentabilidad, pero tampoco debemos dejar que “el futuro” nos mire por encima del hombro.
Somos los dueños de nuestros negocios, no podemos saber de todo, pero una de nuestras obligaciones es saber dónde buscar los proveedores de medios de producción más adecuados... y la digitalización es eso, un medio, no un fin.