14/03/2017
Por: Diego Villacorta, periodista agroalimentario
La escasez de recursos hídricos ya no es solo una realidad palpable en áreas con alto déficit de agua como el arco mediterráneo, sino que cada vez se extiende más a regiones situadas en el interior peninsular.
El balance del año hídrico que arrancó el pasado mes de octubre deja hasta 53 l/m2 menos de la media habitual. Y la tendencia es a la baja. Por ello, ante los males, toca buscar soluciones. Uno de ellos pasa por darle un nuevo uso, y oportunidad, a las mal llamadas aguas residuales depuradas.
Un 18% menos. Es la cifra que hasta el mes de enero tenía computada la Estación Estatal de Meteorología sobre la cantidad de agua que ha caído en todo el país.
Según el último informe del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), más del 70% de las aguas regeneradas que han pasado todo el proceso previo en las denominadas EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales) y ERA (Estaciones Regeneradoras de Aguas) han ido dirigidas al uso agrícola.
El resto se han repartido con fines ambientales como recarga de acuíferos, riego de bosques o mantenimiento de humedales; otra parte importante va directa al área recreativa como los campos de golf o estanques, y un pequeño porcentaje se utiliza como método de riego de jardines privados, públicos o baldeo de calles. El agua reutilizable para industrias es aún testimonial en España.
Lo habitual suele rondar los 287 l/m2, pero en el último trimestre la media de precipitaciones ha bajado hasta los 234. En enero del año pasado, dicha media estaba en los 250. Y otro dato más: en 2015 las precipitaciones fueron un 75% más bajas respecto a las registradas en años anteriores.
Con todo este baile de números, la línea que dibuja el horizonte hídrico en el país es clara: llueve menos y los periodos de sequía cada vez son más amplios. El agua, un bien tan escaso y limitado como necesario, intenta aguantar el tipo mientras gobiernos, industrias y trabajadores buscan nuevas vías por las que canalizar esta incierta situación.
Máxime en zonas áridas y semiáridas donde los datos que arrojan año a año los pluviómetros no son halagüeños y obligan a tomar decisiones. Una de las más eficaces, por los efectos que ha demostrado en aquellos lugares donde se ha implantado, es la reutilización de las aguas ya usadas previamente, llamadas residuales, para el regadío; esto es, aquellas que van destinadas desde hogares o actividades industriales a las depuradoras para que, una vez tratadas, no desemboquen en ríos o mares sin más opción, sino que puedan tener una nueva oportunidad como método de riego para los cultivos de las zonas aledañas.
Sin embargo, la cifra total disponible en el país supera los 500 hm3/año, convirtiendo a España en el lugar que más agua de este tipo produce, seguido por Israel (300 hm3/año) y lejos de otros como Italia o Turquía que apenas llegan a los 50 hm3 anuales.
El concepto del agua regenerada, un arma eficaz a la hora de ahorrar costes y disminuir el impacto ambiental, a través del aporte indirecto en fosfatos y nitrógeno