En el sector existe el convencimiento de que la economía español se cimenta sobre un sistema agroalimentario prestigiado y potente que, sin embargo, retribuye mal al origen de su riqueza y variedad: las explotaciones agrícolas y ganaderas. Esta certeza ha salido también otra vez más por boca del titular del ramo, en nombre del Gobierno.
En el transcurso de su intervención en la comisión de Agricultura en el Senado, Miguel Arias Cañete, ha manifestado que "solo mejorando la rentabilidad de las explotaciones será posible atraer a la agricultura y a la ganadería, a gente joven que siga produciendo productos de calidad, tan apreciados en el mercado nacional e internacional; que den vida a nuestros pueblos y conserven y mejoren los recursos naturales y los paisajes que tanto aprecian los habitantes de nuestras ciudades y quienes nos visitan". Está en juego que la alimentación española mantenga su prestigio en Europa y en el mundo.
"Esas tareas hay que retribuirlas en su justa medida si queremos tener un territorio humanizado y una dieta tan saludable como la que por fortuna disfrutamos en España y es tan demandada desde el exterior", ha añadido.
España cuenta con dos grandes instrumentos para lograr este objetivo, según Arias Cañete. A saber la Política Agraria Común (PAC), en plenas negociaciones para su reforma, y las iniciativas propias que mejoren el sistema. "Contamos con medios para ello, tanto los que nos proporciona la Política Agrícola Común, reglamentarios y materiales, como los que queremos diseñar, por propia iniciativa, para hacer que las explotaciones agrarias, en tanto que eslabón más débil de la cadena alimentaria, puedan mejorar su rentabilidad. Y haremos uso de cuantos instrumentos o herramientas estén a nuestro alcance para lograr este fin".
Sobre la dependencia del campo de las subvenciones de la Administración, el ministro ha reiterado que no se trata sólo de que las explotaciones mejoren su situación por la vía de las ayudas a su normal funcionamiento, sino también que tomen conciencia clara de que, mientras otros eslabones de la cadena aumentan su tamaño, y con él el poder de negociación de lo que venden o compran, las explotaciones agrarias tienen que hacer lo propio.
En relación con el descenso de los niveles de renta agraria, Cañete ha explicado que este mal no es potestativo de España, sino que es un fenómeno que que viene produciéndose con la misma intensidad en los sistemas agroalimentarios de todos los estados miembros de la Unión, "aunque con diferencias acusadas, según la capacidad de organización de sector productor, en cada país".
Finalmente, el titular de Agricultura ha recordado que nos encontramos ante un sistema que, "globalmente considerado, da respuesta a lo que de él se espera, y así lo lleva haciendo en los últimos 50 años, a satisfacción". Sin embargo, ha señalado que el sistema presenta ineficiencias claras que ponen el riesgo la sostenibilidad del mismo. Así, ha hablado de la disminución de la renta agraria como uno de los elementos a corregir a través de la ley de la cadena alimentaria.