Encuentran una técnica analítica para calificar el aceite de oliva virgen extra y evitar fraudes

Que un aceite de oliva virgen logre la calificación de "extra" depende actualmente de que supere una evaluación sensorial basada en un panel de cata. Hasta ahora, la falta de una técnica analítica para confirmar los resultados de ese análisis organoléptico ha generado importantes problemas al sector productivo, a veces amenazado por la sospecha de posibles fraudes en el etiquetado. Para evitarlo, el equipo de investigación FQM-215 del ceiA3, que dirige el catedrático de Química Analítica de la UCO Miguel Valcárcel Cases ha diseñado un modelo de evaluación basado en la técnica de Espectrometría de Movilidad Iónica (EMI).

En dos años de estudio, los investigadores del ceiA3 han probado que, mientras no existen datos científicos que avalen la fiabilidad de otras técnicas analíticas para confirmar de forma inequívoca el etiquetado de una muestra de aceite de oliva, la EMI supone una forma eficaz de garantizar que el aceite analizado cumple con los requisitos exigidos para ser considerado y comercializado como "virgen extra".

Esta técnica se presenta como un posible sistema de cribado (screening), y podría ser usada con facilidad por el sector oleico, ya que permite realizar de forma rápida y fácil el análisis de muestras de aceite con el fin de conocer su categoría. Observando los porcentajes obtenidos, tanto de clasificación (97 %) como de predicción (87 %), el equipo de Valcárcel asegura en varios artículos científicos que "la EMI podría ser una técnica con buenas aptitudes para el estudio de la calidad de muestras de aceite de oliva y evitar las actuales pérdidas económicas y fraudes que una mala clasificación genera en el sector oleico". En este sentido, aclaran que "debido a la complejidad que desde un punto de vista de su composición química presentan las distintas muestras de aceite de oliva, todavía se debe invertir tiempo y esfuerzo en seguir investigando el potencial de esta técnica para poder afinar su poder clasificatorio y predictivo con casi un 100 % de seguridad, de modo que su uso sea viable en los laboratorios agroalimentarios de rutina".

En cualquier caso, lo que sí ha quedado demostrado es la rapidez de esta técnica, que en sólo 15 minutos puede calificar un aceite. Además, EMI no exige pretratamiento de las muestras, lo que acelera el procedimiento, en contraposición al método oficial que requiere de numerosos análisis además del sensorial, implicando largos tiempos de análisis para confirmar la calidad de un aceite de oliva.

Los resultados publicados por los investigadores del ceiA3 han despertado el interés de otros grupos de investigación especializados y de cooperativas productoras y comercializadora de aceite.

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