Feragua advierte de que las dotaciones previstas para la cuenca atlántica son deficitarias

La Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía, Feragua, ha denunciado que las dotaciones previstas en la planificación hidrológica de las cuencas del Guadalete y Barbate son completamente deficitarias y podrían arruinar algunos de los cultivos más competitivos de la zona. Concretamente, los regantes subrayan que las dotaciones propuestas por la administración hidráulica andaluza en la cuenca atlántica son, de media, un 21% inferiores a las contempladas en la Agenda del Regadío H-2015, documento elaborado también por la propia administración andaluza, en este caso por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.

Este déficit es especialmente acusado en algunos cultivos que se desarrollan en la provincia de Cádiz, como el girasol, que recibe un 46% menos de dotación a la estimada por la Agenda de Regadíos. Un cultivo tan competitivo como los frutales sufre un recorte del 40% y los olivares un 37%, mientras que cereales de invierno, invernaderos, frutas subtropicales, arroz y algodón sufren una disminución comprendida entre un 24% y un 36%. "Estas cifras tan negativas suponen para los regantes gaditanos todo un obstáculo a la hora de ser competitivos en un mercado tan exigente como el de hoy", ha apuntado el secretario general de Feragua, Pedro Parias. (Se adjunta Cuadro comparativo de las dotaciones del Plan Hidrológico del Atlántico elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y de la Agenda de Regadíos H-2015 elaborado por la Consejería de Agricultura y Pesca).

Feragua ha denunciado estas dotaciones deficitarias durante la presentación en unas jornadas de su Guía "Buenas Prácticas para un regadío sostenible", elaborada por expertos de la Universidad de Córdoba. Se trata de la primera guía andaluza elaborada para regantes, pensando específicamente en los cultivos mayoritarios en nuestra Comunidad. Su objetivo es ofrecer pautas y criterios para desarrollar una agricultura que no dañe el entorno, que sea eficiente en el uso de los recursos, al tiempo que competitiva y de calidad. Con el fin de resumir las recomendaciones principales de la guía y difundirlas entre el regadío gaditano, Feragua ha editado un folleto que resume estas recomendaciones en cuatro capítulos principales: la prevención de la contaminación difusa, el ahorro de agua, la mejora de la biodiversidad y la eficiencia en el consumo de recursos energéticos.

En materia de prevención de la contaminación difusa, la Guía presentada ofrece recomendaciones como utilizar los abono de liberación lenta existentes, cuyo efecto es más duradero, no elegir el fertilizante sin tener el cuenta el tipo de cultivo o las condiciones climáticas del lugar, evitar su uso en suelos inundados o helados o en épocas de lluvia, emplear abonos sólidos mediante enterramiento en terrenos con pendientes, dejar un margen de seguridad sin abonar de 10 m para los cursos de agua o zonas de acumulación de aguas, y de 35-50 m para las fuentes de agua que sirvan para el consumo humano. Asimismo, insta a enterrar los residuos de las cosechas para mejorar las características del suelo, utilizar equipos de distribución de fertilizantes y fitosanitarios que regulen eficazmente su dispersión, disponer de instalaciones en las que únicamente se guarden este tipo de productos, realizar un laboreo poco profundo para mantener la estructura y conservar la fertilidad del suelo, o alternar cultivos distintos en una misma parcela para evitar que el suelo quede desnudo durante un periodo de tiempo largo.

Para la mejora y protección de la biodiversidad, la Guía contempla precauciones como evitar el daño a los llamados "elementos estructurales" (lindes, terrazas de retención, estanques y abrevaderos naturales, etc.), dejar pasos para el libre tránsito de la fauna en los cerramientos de parcela, mantener la cubierta vegetal y los setos con especies autóctonas para prevenir los fenómenos de erosión.

Para el ahorro de agua, la Guía recoge recomendaciones como mantener un buen estado del sistema de distribución del agua en parcela que reduzca las perdidas en la distribución, aplicar una dosis adecuada a la demanda hídrica de los cultivos, y hacer una buena planificación del riego y la fertilización y un manejo correcto de las instalaciones de riego apoyada en los servicios de asesoramiento al regante.

Finalmente, la Guía señala que la mejora de la eficiencia energética pasa por el seguimiento de pautas de actuación como el mantenimiento adecuado de los equipos de bombeo, la instalación de batería de condensadores, la evaluación periódica de la presión y caudal proporcionada por la bomba, la instalación de arrancadores electrónicos, y variadores de frecuencia que favorecen un arranque y parada suave, la incorporación de sistemas de ahorro que reducen el consumo eléctrico, la realización de una adecuada contratación de la tarifa eléctrica, o la adaptación de la demanda a los periodos de menor coste tarifario.

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