19/09/2016
Los técnicos y agricultores que manejan explotaciones agrarias, cuyos cultivos están expuestos a la acción nociva de plagas y enfermedades, precisan de mecanismos para detectar y monitorizar la llegada, instalación y evolución de éstas, con el fin de poder determinar con argumentos razonables, la necesidad o no de actuar para prevenir o controlar tales problemas, evitando daños económicos al cultivo. Recurrir de forma sistemática a los tratamientos “por si acaso” o “bajo calendario”, demuestra una baja o nula cualificación técnica y perjudica seriamente la economía del cultivo, asumiendo además una clara y potente acción negativa sobre la fauna auxiliar y la potencial presencia de residuos en cosecha quedando, además, alejada de las actuales exigencias legales en esta materia.
¿Detectar? ¿Seguir?
La primera cuestión con la que se enfrenta el técnico o el agricultor en una explotación respecto a los problemas fitopatológicos es conocer cuáles son los problemas que le afectan o le pueden afectar de manera inmediata y probable. Es decir, debe detectar cuáles son los problemas reales que tiene y los riesgos inmediatos que pueden afectarle. Recurrir a datos históricos de la zona, a datos de otros agricultores vecinos que tengan el mismo cultivo, puede ser suficiente para tener claro qué problemas son los que pueden afectar su cultivo. Los problemas pueden estar ya presentes en la zona o región, o bien proceder de otras áreas o países, constituyendo problemas de cuarentena que suelen estar sometidas a una legislación específica para su detección, prevención y control.
Detectado el problema, es necesario establecer un protocolo o modelo de seguimiento, monitoreo o control, que nos permita una vez confirmada la presencia, seguir, medir o valorar la intensidad del ataque o del daño y decidir en base a umbrales económicos establecidos (en su caso), actuaciones o intervenciones destinadas a prevenir, controlar, reducir los daños y la presencia de la plaga o enfermedad. Aunque para algunos problemas fúngicos, las actuaciones preventivas sistemáticas son las más recomendables, también es preciso disponer de datos y observaciones que ratifiquen el éxito de tales actuaciones o los fallos, permitiendo así la adopción oportuna de otras medidas complementarias que eviten conflictos en el momento de la cosecha.
Disponer de datos objetivos y fiables, obtenidos en la propia explotación, permite su contrastación con los umbrales establecidos para la plaga y el cultivo en cuestión (si así está determinado), antes de adoptar una decisión sobre el problema. Conviene tener en cuenta que en bastantes cultivos y muchos problemas fitosanitarios, no hay fijados umbrales para la intervención, o no siempre los que hay valen para ello, o no son aplicables por razones de economía o de índole técnica. Este déficit hace que sea aún más importante la objetividad y eficacia de los datos obtenidos en el monitoreo dentro de nuestra explotación, ya que al cabo de dos o más ciclos de cultivo, podremos fijar para nuestras condiciones y nuestros intereses, cuales son los umbrales que debemos de considerar adecuados. Acciones y herramientas para detectar un problema. Aunque conozcamos cuales son los problemas fitopatológicos potenciales de nuestro cultivo y dispongamos de la información y conocimientos técnicos suficientes sobre ellos, su comportamiento, síntomas, daños, etc., es imprescindible disponer de datos objetivos que acrediten cuales están realmente presentes en la parcela o tienen riesgo o condiciones reales para aparecer, a fin de establecer los mecanismos de seguimiento adecuados. Variadas son las alternativas que hay a disposición del técnico para conseguir esa información.