Las nuevas semillas dan vida a la agricultura del siglo XXI

05/02/2021

Por Antonio Martínez, periodista agroalimentario

La historia de la agricultura es, en buena medida, la de la “domesticación” de las plantas. Milenios para lograr variedades cada vez más productivas y adaptadas a las condiciones del medio. Y aunque pueda parecer sorprendente, hoy en día, esa labor es más importante que nunca. Estamos en un mundo que tiene que alimentar a un número creciente de habitantes y cuyo medioambiente se enfrenta a cambios potencialmente catastróficos. Eso, sin olvidar a un consumidor que exige alimentos más sanos, seguros y, claro, baratos. Y, por supuesto, variedades que sean rentables para el productor. Una ecuación difícil de resolver.


“Recuerdo lo que me decía un antiguo profesor ya jubilado,” explica María Luisa Badenes, coordinadora del Centro de Citricultura y Producción Vegetal del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), “en una explotación agraria empiezas por el material vegetal, con las variedades que vas a plantar. Si cometes un error en ese primer paso, ya puedes abonar bien, ya puedes ser el mejor, el que tenga la mejor agua, que no lo podrás solucionar. El material vegetal es el primer escalón”.

Badenes lleva años dedicada a expandir los límites de las variedades vegetales. Una visión que comparte Antonio Jiménez, presidente de la Asociación Profesional de Empresas Productoras de Semillas Selectas (APROSE). “Es sobradamente reconocido que la genética es la que más aporta a la rentabilidad de las explotaciones. Dentro de esos genes, dentro de la semilla, no solo aportamos la información de una planta
que va a nacer, aportamos adaptación ambiental, tolerancia a enfermedades, aportamos una serie de calidades específicas en función de los usos que le vaya a dar la industria. La semilla aporta un grandísimo valor y seguimos invirtiendo”.

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