'Los sistemas alimentarios serán sostenibles o no serán'

05/07/2021

Por Manel González, periodista

Representantes de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria española coinciden en señalar la necesidad, por un lado, de contar con mayores incentivos públicos y, por el otro, de seguir fomentando el desarrollo de nuevas tecnologías y su aplicación en el campo y el mar con el objetivo de asegurar la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios en la triple vertiente económica, social y medioambiental.


El foro elegido para dar voz al escogido elenco de expertos del sector agroalimentario español fue el diálogo nacional sobre ‘Sistemas alimentarios sostenibles: necesidad y oportunidad’, organizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) como antesala de la Cumbre 2021 sobre los Sistemas Alimentarios, convocada para el próximo otoño por el secretario general de la ONU, António Guterres, como parte de la Década de Acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. En la Cumbre, actores clave del universo agro buscarán generar acciones significativas y avances medibles hacia la Agenda 2030, sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de reformar nuestros sistemas alimentarios y desarrollar líneas maestras que puedan seguir los gobiernos para cumplir dichos ODS.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, abrió una jornada en la que miembros de prácticamente todos los grupos de interés de la agroalimentación española compartieron sus experiencias y profundizaron en los desafíos que afectan a los sistemas alimentarios.

Agricultores mejor retribuidos

Uno de los más glosados y que contó con una total adhesión fue el relativo a la importancia de los incentivos públicos para la viabilidad del sector. En medio de las negociaciones sobre la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) –durante la celebración de este diálogo todavía no había acuerdo entre los gobiernos de la UE y el Parlamento Europeo-, la directora general de Producciones y Mercados Agrarios del MAPA, Esperanza Orellana, reiteró que “la agricultura europea requiere más que nunca de incentivos públicos”. “Debemos retribuir a los agricultores”, señaló, “no solo para que nos suministren alimentos, sino porque nos prestan bienes y servicios ambientales”. Orellana defendió, por ello, la PAC como un “instrumento fundamental” en el que se equilibran los objetivos medioambientales con los económicos, respecto a la competitividad y los ingresos justos, y también con los sociales, como el relevo generacional o la igualdad de género.

“La nueva PAC introduce un cambio profundo en la manera en la que deben diseñarse los instrumentos. Se convierte además en una política orientada a resultados concretos y medibles. Tiene una mayor ambición ambiental, pero también busca un sector más resiliente, inteligente y diversificado”.

Orellana desglosó las características de esta “arquitectura verde” de la próxima PAC, basada en la nueva condicionalidad reforzada, “más exigente” que la actual, y los ecoesquemas, “pagos verdes voluntarios para los agricultores que permiten retribuir a aquellas explotaciones que asumen compromisos ambientales que van más allá de la condicionalidad reforzada”. Entre las prácticas que darán derecho a percibir estas ayudas se encuentran la agroecología, la agricultura de carbono o la agricultura de precisión.

Otra de las fuentes de financiación a disposición de los agricultores y ganaderos europeos es el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia recientemente presentado por el Gobierno español y que “traza la hoja de ruta para la modernización de la economía española, la recuperación del crecimiento económico y la creación de empleo” tras el duro golpe sufrido por la pandemia de Covid. El Plan se estructura en diez políticas palanca, teniendo la primera de ellas, ‘agenda urbana y rural’, un componente agrícola sobre transformación ambiental y digital del sector agroalimentario dotado con un presupuesto de 1.051 millones de euros.

Tomás García Azcárate, subdirector del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IEGD-CSIC) e investigador asociado del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (Ceigram) de la Universidad Politécnica de Madrid, afirma que “las políticas públicas deben impulsar la adhesión de los agricultores a la necesaria transición ecológica”. “Por otro lado”, prosigue, “no hay sostenibilidad sin rentabilidad. Los incentivos públicos deben contribuir a consolidar una cadena alimentaria creadora de valor y a un justo reparto de este valor entre sus actores”.

Además, para García Azcárate, esas ayudas “deben apoyar preferentemente a la agricultura familiar de dimensión humana, la que contribuye más a la vida de los pueblos y del medio rural”, además de promover nuevas iniciativas “que acerquen al campo la ciudad”, como la agroecología, los circuitos cortos, las ventas directas, los mercados campesinos, los productos de temporada, etc.

El investigador del IEGD-CSIC introduce en el debate el concepto de justicia social y concluye que sin ella “no habrá transición ecológica exitosa”.

También aportaron su punto de vista en este bloque sobre los incentivos públicos Ramón Armengol, presidente de la Confederación de Cooperativas Agroalimentarias de la Unión Europea (Cogeca), que aseguró que “el cooperativismo europeo da respuesta a los retos que plantea la triple vertiente de la sostenibilidad” y se mostró partidario de que se prioricen las ayudas a este colectivo y de que la PAC anteponga “el hacer, no el ser”, y la responsable de Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente de la Asociación Española de Distribuidores de Autoservicio y Supermercados (Asedas), María Martínez-Herrera, que destacó los vectores de la salud y el medio ambiente como esenciales para la distribución española en la actualidad. “Necesitamos fortalecer el mercado único de la Unión Europea con más claridad y simplicidad”, señaló, así como también “un enfoque más armonizado y basado en la ciencia”.

Innovación y digitalización, pilares de sostenibilidad

El otro gran punto de encuentro de los expertos agroalimentarios participantes en este diálogo nacional fue la necesidad de impulsar la tecnología y su aplicación en todo el proceso agroalimentario, claves en el mantenimiento de unos sistemas alimentarios sostenibles.

La agricultura europea ha experimentado un considerable desarrollo tecnológico en las últimas décadas, pero todos los agentes coinciden en que este campo, sobre todo en nuestro país, todavía tiene por delante un enorme recorrido.

“La tecnología y la innovación han permitido que los sistemas alimentarios que tenemos en España hayan evolucionado, y en un futuro van a ser esenciales para su sostenibilidad”, afirma Manuel Laínez, de Lainez Biotrends. “Hemos sido eficientes en el aspecto económico de la producción y esa eficiencia la hemos conseguido fundamentalmente con tecnología: mejora genética vegetal y animal, utilización eficiente de recursos (fertilizantes, piensos, agua), etc.”. Los datos están ahí en cuanto a eficiencia productiva. Laínez cita a la FAO: en el ámbito ganadero, las emisiones de gases de efecto invernadero por kilo de producto final han ido bajando considerablemente desde los años noventa. Lo mismo ocurre en el ámbito agrícola con la producción de cereales, hortalizas, etc., y en el uso del agua en la agricultura. “En los próximos ocho o diez años, la tecnología nos va a permitir reducir entre un 20% y un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero”, concluye.

El director general de Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA), Héctor Barbarin, se muestra más tajante al entender que “la tecnología necesaria para dar respuesta a esos retos todavía no está desarrollada”. “Es imprescindible apostar por tener un ecosistema foodtech muy potente a nivel internacional”, sostiene.

Según Barbarin, los fondos de inversión y las grandes compañías están “poniendo la mirada” cada vez más sobre esta oportunidad, pero “todavía estamos en un nivel insuficiente”. En este sentido, “en Europa estamos menos desarrollados que otras zonas del mundo, como Estados Unidos o Asia, y en España, con respecto a Europa, todavía estamos en un nivel más bajo”. Operan en nuestro país, señala el director general de CNTA, unas 400 startups tecnológicas que trabajan para el sector agroalimentario, pero la inversión en las mismas palidece en comparación con la de otros países. ¿Ámbitos en los que trabajar? Barbarin cita los de las nuevas fuentes de proteínas, sensorización e inteligencia artificial aplicada a control de parámetros de calidad y seguridad alimentaria, fertilización de precisión tecnologías ómicas y alimentación personalizada.

En representación de la agricultura almeriense, Alfonso Rubí (Foro España de la Solidaridad y del Progreso) atribuye al “esfuerzo innovador y un desarrollo tecnológico permanente” el conocido como ‘milagro de Almería’, o la conversión en los últimos 50 años de 30.000 hectáreas de suelos improductivos en un “vergel de producción agrícola”. Menciona dos ejemplos plenamente implantados en el sistema de la región: el control del uso del agua mediante digitalización de los sistemas de riego por goteo y la digitalización de la trazabilidad de las producciones.

El vicepresidente de Copa-Cogeca y presidente de la Alianza para una Agricultura Sostenible (Alas), Pedro Gallardo, defiende que tanto la agricultura como la ganadería son “parte de la solución” en esta búsqueda del fortalecimiento de la sostenibilidad, que no podría alcanzarse “si alguna de sus tres patas cojea”.

Gallardo destaca la importancia del sector en la lucha contra el cambio climático –“el único que descontamina”- y pide un marco regulatorio estable y unas estrategias verdes en las que la agricultura y la ganadería estén “en el centro del debate” y cuyos principios se rijan por criterios científicos.

La cadena alimentaria española, preparada

La fortaleza de la cadena alimentaria española para enfrentarse a todos estos retos está fuera de toda duda. Sin ir más lejos, frente al hundimiento del PIB español un 11% durante la pandemia, en 2020 la rama agroganadera creció un 4,7%, el doble que las actividades financieras y cuatro veces más que la educación y la sanidad.

David Pereira, doctor ingeniero agrónomo y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid, considera que el sector también está haciendo bien las cosas en el terreno de la sostenibilidad. En el ámbito productivo, relaciona la eficiencia en la cuestión de las emisiones con la predilección por el sistema productivo extensivo. “Esto favorece a un tipo de agricultor que es particularmente interesante porque suelen ser jóvenes, hay más presencia de mujeres y usan más tecnología. Son un motor de cambio importante para todo el sector y muchos de ellos operan en una parte del territorio que padece un fuerte desequilibrio, como es la España vaciada”, analiza.

Como retos a abordar en el ámbito de la transformación y la distribución, Pereira nombra el abastecimiento, la reducción de GEI emitidos en el transporte de alimentos y el descenso de la utilización de plásticos y recursos minerales en el embalaje y envasado de productos. En cuanto a las fortalezas, observa que se trata de un “sector tremendamente dinámico atento a las innovaciones” debido a su carácter exportador y también destaca el papel que juegan los ‘mercas’.

Para el profesor de la ETSIAAB-UPM, sin embargo, el motor más importante de cambio somos los consumidores, que enfrentamos retos vinculados a las desigualdades. Por ello, insta a “hacer un esfuerzo por reforzar la calidad de la alimentación y poner el acento en las capas vulnerables”.

Precisamente en representación de los consumidores participó en este diálogo nacional Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que identifica el precio, la falta de información y la disponibilidad como los principales frenos de los españoles a la hora de tomar decisiones de alimentación sostenible. “Hoy por hoy, la información sobre el impacto o el origen de un producto es el elemento más importante para que los consumidores puedan hacer elecciones sostenibles”, señala García.

Por su parte, la directora de Competitividad y Sostenibilidad de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Paloma Sánchez Pello, señaló que este eslabón de la cadena “se ha venido esforzando y se esfuerza, de manera proactiva, en hacer de nuestro sistema alimentario uno que sea cada día más fuerte y equitativo, más saludable tanto con las personas como con el planeta y más resiliente en su conjunto”, y animó a ser más contundentes en la transmisión del mensaje de que “en España tenemos un sistema alimentario que funciona”. Como ejemplos de medidas sostenibles que está tomando la industria alimentaria desde hace años, Sánchez Pello citó la reducción de emisiones, la eficiencia energética, un mayor uso de energías procedentes de fuentes renovables, contribuyendo a la descarbornización paulatina de la economía hasta 2050, mejores técnicas en sus procesos productivos, una correcta gestión de los residuos, la valorización de subproductos y la circularidad de los envases, entre otras.

El mar también estuvo representado en esta antesala de la Cumbre 2021 sobre los Sistemas Alimentarios. El presidente de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac), Julio Morón, afirma que la pesca también “es parte de la solución”, ya que aporta una proteína “perfecta, saludable”, da lugar a una baja huella de carbono, ofrece equilibrio entre la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos naturales y la seguridad alimentaria y defiende los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Compromiso institucional

En su intervención en este diálogo nacional, tras la bienvenida del coordinador para España de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de Naciones Unidas, Samuel Juárez, y del embajador en Misión Especial para la Seguridad Alimentaria Mundial, Gabriel Ferrero de Loma-Osorio, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, reiteró el carácter estratégico en España del sector agroalimentario en el plano económico pero también en el territorial.

Además, avanzó que se están creando canales de información y comunicación con todos los agentes con el objetivo de recopilar ideas y propuestas que ayuden a impulsar la transformación de los sistemas alimentarios.

En línea con las tesis compartidas por el resto de expertos, el ministro recalcó que el progreso técnico y la innovación juegan un papel fundamental en este proceso de sostenibilidad, así como la necesidad de que todos los productores, especialmente los pequeños agricultores y las explotaciones familiares, puedan beneficiarse de esos avances tecnológicos.

Planas tuvo también palabras de respaldo para el Pacto Verde de la Unión Europea y su enfoque hacia la sostenibilidad de la agricultura, en especial a través de la estrategia ‘De la granja a la mesa’. “Un paso muy valiente”, señaló, a través del cual Europa se sitúa a la vanguardia internacional en la senda de la transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles, a lo que también contribuirán la Política Agraria Común (PAC) y los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.

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