Tijeras y atadoras eléctricas

10/12/2019

Por Heliodoro Catalán Mogorrón, ingeniero agrónomo y profesor visitante en la UFSM

En el siguiente artículo se realiza una descripción detallada con sensaciones del autor, especificaciones y precios de dos máquinas que, si bien son pequeñas, su tiempo de manejo a lo largo del año en algunos sectores (viticultura y fruticultura), es muy elevado. De ahí que el autor haga un análisis en cuanto a las cualidades de corte, comodidad y autonomía, de los modelos de tijeras y atadoras más populares en el mercado. La realidad es que se trata de un artículo esencial para aquellos que están pensando en adquirir una tijera o atadora eléctrica.


Muchas horas: fácil amortización

Sorprende comprobar las horas que un viticultor se pasa con sus “tijeras de podar” en la mano. Seguramente el número supere a las horas sentado en su tractor. Sin embargo, hablamos de una herramienta de 1.000 euros frente a los 40.000 euros del tractor. Sí, quizá las cifras sorprendan a alguien ajeno al sector de la viticultura en particular o fruticultura en general.

Las tijeras de podar son de esas “máquinas pequeñas” que pasan, fácilmente, en las manos de un viticultor dos meses de invierno. Algo menos pero también un número muy elevado son las horas que las atadoras pasan con los viticultores. Por poner una cifra, 500 horas al año podría ser el dato: sobre 60 días laborables.

Así que convergen en la mente del viticultor el uso: 500 horas y el coste 1.000 euros. Así que la amortización no es complicada. Poniendo una vida útil de la tijera de cinco temporadas (por supuesto será mayor, pero para tener un periodo de amortización habitual) significaría solo 0,4 euros/h de utilización. La realidad es que toda persona que prueba una tijera eléctrica difícilmente querrá volver a podar con tijeras manuales, sobre todo si la poda se hace en emparrado. Hay bastantes ventajas respecto al uso de la tijera eléctrica: ergonomía, esfuerzo, rapidez, etc. Ventajas que vienen asociadas a la utilización de una sola mano y que, sobre todo, en la conducción en espaldera, significan que, al tener una mano libre, puedes tirar de los zarcillos para desprender el sarmiento del alambre, coger el sarmiento mientras lo cortas y dejarlo en mitad de la calle para su posterior recogida o triturado. El esfuerzo al cortar es nulo y eso previene muchas lesiones a podadores profesionales que se pasan tres y cuatro meses al año podando.

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