21/07/2020
Un dato debería servir para explicar este efecto: dos de cada tres botellas de las bodegas españolas se distribuyen a través de nuestra hostelería, cerrada durante todo el confinamiento.
Para ser estrictos, es justo decir que durante esos meses se produjo un repunte del consumo en hogares, pero las cifras nunca llegaron a alcanzar datos que permitieran pensar en una compensación suficiente de lo perdido ni en volumen ni en ingresos por parte de las bodegas.
Y aún no ha pasado todo. El efecto de la COVID-19 en el consumo de nuestros vinos sigue activo, ya que a este daño ya pasado hay que sumar la reducción de consumo que se está produciendo este verano con la pérdida de turistas que dejan de llegar a nuestro país, o los aranceles de la administración Trump, aún vigentes.
Por ello, el pasado mes de junio el MAPA aprobó un paquete de medidas extraordinarias de apoyo al sector, cuyo plazo se acaba de cerrar y que finalmente tendrán un montante total de 91,6 millones de euros.
Esta cifra será repartida, casi a partes iguales, entre los vinos con denominaciones de calidad (45,2 millones de euros) y los denominados comúnmente como "vinos de mesa" (46,4 millones de euros). En cuanto a los pagos, se espera que se hagan efectivos antes del próximo 15 de octubre.
La primera de las medidas es la destilación de crisis, una acción que llevarán a cabo 17 destilerías y 415 bodegas españolas que procesarán para uso industrial 2 millones de hectolitros de vino. Esta medida contará con un presupuesto de 65,4 millones de euros y el sistema establecido compensará los gastos de transporte a la destilería para distancias superiores a 150 kilómetros con objeto de facilitar que las bodegas de todo el territorio nacional puedan acogerse a esta medida, y no únicamente las que tengan destilerías en su territorio.
En este caso se ha permitido el acceso a casi dos terceras partes de los volúmenes solicitados para esta ayuda.
La segunda medida es la del almacenamiento privado, que será llevada a cabo por 374 bodegas y tendrá un presupuesto de 16,2 millones de euros para la retirada de 2,25 millones de hectolitros.
La tercera medida será la cosecha en verde, a la que se acogerán 1.670 viticultores y la superficie total será de 4.300 hectáreas, por la que tendrán una ayuda total de 10 millones de euros. En almacenamiento privado y cosecha en verde podrán atenderse algo menos de la mitad de los volúmenes y superficies para las que se solicitó la ayuda.
El efecto de la COVID-19 no habrá ayuda que lo cubra (y más en los tiempos que corren), pero si queremos ver el vaso de vino un poco lleno, al menos parece que se prevé una cosecha nacional por debajo de los 40 millones de hectolitros.
Que al menos no llueva sobre mojado es importante.